Por Jorge Ebro
Derrota ante Japón, listo. Victoria frente a China, listo. Triunfo contra Australia y pase a la segunda ronda…Carlos Martí espera llenar la casilla al lado de este objetivo, cuando Cuba salga al terreno para su tercer desafío en el Clásico Mundial de Béisbol.
La arriesgada apuesta del manager antillano puede convertirse en sello de genialidad o venirse abajo como un castillo de naipes en dependencia del resultado de este choque del jueves por la noche que adquiere ribetes dramáticos.
Si el fracaso del día inicial en el Tokyo Dome dejó un sabor amargo en la boca de muchos aficionados, el triunfo de la madrugada del jueves 6-0 sobre China puso las cosas en perspectiva y confirmó lo que siempre predicó Martí. Todos los juegos valen, pero este con Australia vale más que los otros.
Martí, ese hombre que supuestamente no se aparta del libro, volvió a levantar cejas al utilizar a dos de sus mejores abridores de manera consecutiva, pues si se entiende el uso de Vladimir Baños para abrir el choque, ¿cómo se explica la presencia de Vladimir García en calidad de relevista?
Sus razones tendrá el viejo zorro del oriente. Quizá no confía en su pitcheo de segunda línea y no quiso dejar nada a la casualidad, pero resulta difícil de digerir la elección de Noelvis Entenza frente a los nipones, mientras que García, sin duda un hombre con credenciales superiores para esa responsabilidad, haya malgastado preciosos lanzamientos contra los chinos.
¿Acaso no era mejor dejar a García para que respaldara a Lázaro Blanco contra Australia, un choque de mayores proporciones? Martí sabrá lo que hace y al menos por esta vez todo funcionó de acuerdo a su plan.
Pese a los esfuerzos de Grandes Ligas y los recursos gastados, el béisbol de la China continental se muestra demasiado inocente, algo que quedó claro tras la salida del veteranísimo Bruce Chen. Si alguna que otra jugada defensiva fue para aplaudir, el bateo y el pitcheo distan mucho de ser los pilares que todo equipo desea.
Salvo un hit permitido, Baños hizo cuanto le vino en gana durante sus 65 envíos al permitir un solo imparable y recibió un buen respaldo ofensivo que está llamando la atención -los scouts están que salivan por Yoelkis Céspedes- por lo prolífico y, si se quiere, inesperado.
Australia será un animal diferente, con un béisbol que tira líneas de comunicación con las Grandes Ligas y varios peloteros probados en los distintos niveles profesionales, sobre todo en el área del pitcheo. Aquí se verá si la apuesta de Cuba fue una estrategia maestra o un sueño peregrino.
1 comentario
Veremos si sabe lo que hace o realmente no sabe nada de lo que hace