Por Boris Luis Cabrera
Un César legítimo ha conquistado territorios en el centro del país y amenaza con emanciparse como los antepasados emperadores romanos del mismo nombre.
Sin grandes condiciones físicas (1.78 metros de altura y 77kg de peso) se ha impuesto esta temporada en el diamante de juego con su juego desenfadado, agresivo y motivador.
El haber consumido algunos turnos al bate en la serie anterior (menos de 20) podría invalidarlo para optar por el galardón al mejor novato del año, algo que ni siquiera la Comisión Nacional de la disciplina tiene bien claro, al no haber directivas que lo estipulen.
Sin embargo, este muchacho oriundo de Cienfuegos, derecho en su vida cotidiana y que batea a la zurda, piensa, al igual que miles de aficionados, que merece esa consideración.
“Creo que deberían tenerme en cuenta como novato en esta temporada, solamente fui unas pocas veces al bate el año pasado y solo ahora es que he podido jugar con regularidad”, reveló a Cubadebate antes de uno de los partidos en el Latinoamericano.
César Prieto, si es considerado como novato, acaba de romper el récord de hits (117) y de carreras anotadas (63) para un principiante en estas lides, marcas que tenía en su poder desde hace 16 años el capitalino Kendrys Morales. Además, amenaza con pulverizar el de promedio de bateo, en poder desde hace 38 años del también integrante de los equipos habaneros, Rolando Verde, con 360.
El ahora refuerzo de Villa Clara en esta segunda etapa anda promediando para 393, producto de sus 117 imparables en 298 turnos en todo el campeonato y se está desempeñando en el short stop con buena movilidad y excelente brazo.
“El campocorto es la posición que más me gusta, este año lo tuve que hacer con mi equipo de Cienfuegos en muchas ocasiones y me siento muy cómodo ahí. Eduardo Paret ha influido mucho en esto, en el poco tiempo que llevo aquí me ha enseñado muchas cosas”, confiesa.
Desde que fue escogido en la tanda de refuerzos por la dirección naranja, este joven de solo 19 años, nacido un 10 de mayo de 1999, se ha integrado al conjunto al punto de convertirse en uno de sus pilares y en uno de sus entes motivadores.
“En cuanto al sistema de entrenamiento no he visto muchas diferencias en Villa Clara con respecto a mi equipo de Cienfuegos, pero en cuanto al juego como tal sí las hay. Aquí se hace un juego más rápido, más dinámico, ya que este equipo no es de mucha ofensiva, y ese tipo de juego a mí me gusta mucho”, explica.
Una de las cosas que ha llamado la atención de aficionados y especialistas, es la ausencia de presiones en su juego diario, su libertad en el campo, y su falta de tensión en momentos claves del partido, algo difícil de encontrar en muchachos tan noveles.
“Lo que hago es entregarme al máximo en cada partido, siempre me preparo bien física y psicológicamente, la idea no es solo salir a jugar béisbol, es de que manera lo jugamos, son cosas distintas. No siento tensión en el campo, muchos me preguntan cómo siendo tan joven puedo jugar así con esa soltura, yo solo salgo a disfrutar lo que me gusta hacer”,añade.
César, a pesar de ser parte de la pirámide deportiva desde bien pequeño, integró por primera vez un seleccionado nacional en la categoría juvenil con el equipo que asistió a la liga Can-AM y luego al campeonato mundial.
Ahora, que se ha consagrado en nuestros campeonatos domésticos, algunos entendidos ponen en duda su participación en el próximo Campeonato sub-23, siendo este un escenario de fogueo para figuras en formación, puesto que el cienfueguero se pinta solo para empeños mayores. Sin embargo, su opinión es bien diferente al respecto:
“Algunos piensan que los peloteros que se consagran en la serie nacional no deberían jugar en el sub 23, que es un campeonato de formación, pero pienso que el pelotero para formarse tiene que jugar pelota, depende entre otras cosas del volumen de partidos que puedas acumular en una temporada. Para mí sería muy bueno seguir jugando ese campeonato”.
Es que César Prieto nació para estar en un terreno de pelota. Admirador desde pequeño de Frederich Cepeda por su disciplina y su entrega, ha sabido beber de esa fuente inagotable de experiencia, talento, y comportamiento en el terreno, para ir logrando poco a poco sus objetivos trazados.
“Mi sueño, como todo pelotero, es integrar el equipo Cuba algún día. También tengo aspiraciones de jugar pelota profesional, siempre y cuando sea por las vías legales, sin abandonar mi país. El béisbol es mi gran pasión y me gustaría a estar siempre jugándolo”, termina diciendo antes de incorporarse al calentamiento previo del partido.