Así marcha el cubano Yasmani Tomás con los Diamondbacks de Arizona adaptándose con su talento natural a un nuevo país y en un nuevo campeonato de béisbol. Y está cosechando los frutos de su esfuerzo como atleta y como persona.
El habanero, de 25 años de edad, ha mejorado en gran parte su rendimiento en el 2016 con relación a su temporada de novato. Analicemos sus números.
Tomás suma 387 veces oficiales al bate con promedio de .272, un embasamiento de .313, tiene 99 imparables, ha pegado 21 jonrones, tiene 48 carreras impulsadas, con un total de bases acumuladas por sus batazos de 183, un slugging de .503 y un OPS (embasamiento más slugging de .815).
Tomás conecta un cuadrangular cada 18 turnos, uno de los mejores porcentajes de ambas ligas. Su swing es compacto con un enorme poder al bate. Y parece listo para consolidarse como bateador de Grandes Ligas.
Sus números son mejores que los logrados en el 2015 cuando sólo dio nueve jonrones y remolcó 48 carreras en 406 veces al bate. Si mantiene su paso ofensivo y actuando en lo que resta de agosto y septiembre el cubano pudiera terminar alrededor de los 30 jonrones y 70 impulsadas en algo más de 450 veces al bate. ¡Buenos números en lo que se refiere a poderío!
El propio mánager de Arizona, Chip Hale, dijo lo siguiente sobre el cubano. “Estoy quedando impresionado con la disciplina que Tomás ha adquirido en el plato en el 2016’’.
Su compañero de equipo el inicialista Paul Goldschmidt, declaró: “Creo que es cuestión de experiencia. Tuvo que haber sido difícil llegar de Cuba el año pasado y venir directo a Grandes Ligas para enfrentarse a muchos lanzadores estelares. Ha ido mejorando a diario’’.
El mismo Tomás ha reconocido la diferencia que existe entre el pitcheo que enfrentaba en Cuba al que se tiene que medir en Grandes Ligas.
“Estoy terminando mi swing’’, dijo Tomás. “Antes, lo abreviaba un poco, así que ahora estoy tratando de terminar mis movimientos y noto que con el tipo de swing que tengo puedo darle con más poder a la bola. Esa ha sido la gran diferencia. He aprendido mucho desde mi debut en el 2015, el pitcheo de Grandes Ligas es muy superior al que me enfrentaba en Cuba y tener éxito lleva adaptación’’.
Al igual que todos los jugadores jóvenes, su ascenso en mayor o menor grado depende de su propio sacrificio y disciplina en busca de pulir sus virtudes naturales.
Lo que ha ocurrido con muchos peloteros cubanos que llegan desde la isla es que vienen supervalorados y casi todos los que han sido enviados a Grandes Ligas directamente han chocado con una realidad innegable, que es la siguiente: “Llegar de Cuba con credenciales de bateador, no acredita a ningún pelotero de ese país un puesto garantizado y mucho menos creerse una estrella, pues la Serie Nacional que se juega en la isla en estos momentos no es un termómetro para medir a un jugador en sus aspiraciones de convertirse en estelar en Ligas Mayores’’.
Desde hace varios años dicho campeonato no pasa de tener un nivel Clase A. Sin embargo, esta misma Serie Nacional de las décadas del setenta y parte del ochenta tuvo un gran nivel. La llamada Serie Selectiva podía considerarse a nivel Triple A.
Es bueno recordar que el torneo profesional que se jugaba en Cuba antes de 1961 con cuatro equipos Habana, Almendares, Cienfuegos y Marianao, fue considerado por los propios norteamericanos el legítimo barómetro para medir a los peloteros en su ascenso a Grandes Ligas. Pero en aquella época, Cuba se encontraba insertada dentro del béisbol de Estados Unidos y sus peloteros eran la mayor fuente hacia las respectivas organizaciones de las Ligas Mayores. Pero esa pelota profesional fue abolida y desde entonces Cuba se alejó del desarrollo y la modernidad del mejor béisbol del mundo, y todavía se encuentra inmersa en dicha mediocridad.
Una cosa es llegar de Cuba con mucho talento y otra diferente es creer que sólo con eso se puede triunfar. El talento hay que pulirlo con mucha práctica y aprendizaje. También con mucha disciplina dentro y fuera del terreno de juego.
La inmensa mayoría de los jugadores cubanos que ascienden directamente a Grandes Ligas han tenido problemas para ajustarse al béisbol de Grandes Ligas. El caso de Tomás es parecido. Siendo un legítimo jonronero en la Serie Nacional de su país, sólo pudo conectar nueve cuadrangulares en 406 veces al bate en el 2015.
Por su talento natural y con dedicación en busca de mejorar, Tomás ha ido puliendo detalles importantes a la ofensiva. En estos momentos, es el segundo cubano con más cuadrangulares en la presente temporada (21) sólo superado por Yoenis Céspedes que suma 22. El antillano reúne todo los atributos para convertirse en un excelente jonronero de Grandes Ligas.
Sigamos los pasos del habanero Yasmani Tomás. En especial, a partir de la temporada del 2017.