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Por Jorge Ebro
Después de una primera edición que dejó señales mixtas, la Serie de las Américas volverá este otoño al parque de los Marlins en La Pequeña Habana con algunos cambios que pretenden apuntalar su supervivencia.
Aunque todavía restan detalles por pulir y algunas confirmaciones, una fuente del equipo reveló que la segunda versión del evento tendría lugar en el penúltimo fin de semana de noviembre con la presencia de dos conjuntos de República Dominicana y dos de Puerto Rico.
En principio se han hecho gestiones para que repitan los Tigres del Licey y las Aguilas Cibaeñas, campeonas defensoras del 2015; mientras que los Cangrejeros de Santurce y los Criollos de Caguas vendrían desde la Isla del Encanto.
«Se hicieron gestiones para que vinieran nuevamente dos conjuntos de Venezuela, pero al final no se pudo lograr», apuntó la fuente. «Sin duda, la situación compleja de ese país y otros factores influyeron en esa decisión».
Los Cardenales de Lara y los Navegantes del Magallanes representaron a la tierra de Simón Bolívar en esa ocasión, y con presencia de peloteros cubanos, pero no se descarta que en un futuro -de sobrevivir la serie- pudieran reincorporse
Igualmente, permanece como idea lejana la posibilidad que algunos clubes cubanos pudieran participar.
Todo apunta a que el calendario también sufriría modificaciones y en vez de cinco juegos solo se efectuarían tres, con dos primeros choques entre conjuntos del mismo país, más uno decisivo en una final cruzada entre boricuas y quisqueyanos.
Los organizadores del evento calcularon entre 22,000 y 25,000 la cantidad de aficionados -en su mayoría dominicanos- que acudieron al parque de los Marlins en el 2015, cifras que deben superarse ahora con una mejor promoción y organización.
¿Hasta dónde puede crecer? El gran sueño es que se convierta en la antesala de una Serie del Caribe con todas la de la ley, que borre las sombras de un par de intentos anteriores en 1990 en el Orange Bowl y 1991 en el Bobby Maduro que terminaron siendo fracasos económicos.
Cuando los equipos de las ligas invernales asuman que esta cita es parte intrínseca del calendario, cuando se logre que todos los juegos valgan para los circuitos domésticos y se incrementen los premios y las glorias, la Serie de las Américas adquirirá una estatura de respeto.
Entonces Miami tendrá todo el derecho a llamarse Capital del Béisbol del Caribe.