El lanzador Rogelio Quesada sufrió su segundo despido del año en ligas independientes el pasado 22 de julio. Esta vez llegó en la Liga Atlántica (ALPB, por sus siglas en inglés), donde se encontraba activo con el elenco Hagerstown Flying Boxcars.
Dicho escuadra lo firmó el 24 de junio, por lo que su estancia allí ni siquiera llegó a completar un mes de permanencia. Con ese conjunto laboró en ocho partidos, siete de ellos como relevista, con balance adverso de 0-2.
En 11.1 entradas le fabricaron nada menos que 16 anotaciones (15 de ellas limpias), para un altísimo PCL de 11.91. En materia de control tampoco lució fino, con más boletos (10) que los ponches propinados (9), lo que repercutió en un poco favorable WHIP de 2.74.
Rogelio Quesada quedó lejos de lo esperado en la Liga Atlántica
Los bateadores rivales lo acribillaron, soportando average de .389, OBP de .484 y slugging de .593. En cada una de sus apariciones le pegaron al menos un imparable y solo en dos de ellas se marchó sin tolerar carreras.
Un desempeño totalmente insalvable por donde quiera que se valore. Su última salida con la institución aconteció el 20 de julio, como relevista ante el York Revolution, ocasión en la que le hicieron una carrera en un capítulo sobre el box.
Para el antillano este despido se une al recibido en el mes de mayo por parte del plantel Fargo-Moorhead Redhawks, con quienes intervenía en otra liga independiente, la Asociación Americana. Allí apenas trabajó en tres ocasiones, curiosamente con marca positiva de 2-0 pero otra desfavorable efectividad de 9.00.
De tal manera que el año 2025 ha sido marcadamente difícil para el mayabequense, quien a sus 32 años seguramente reciba nuevas oportunidades en otros circuitos de menor categoría. Las mismas deberán ser aprovechadas al máximo si aspira a relanzar su carrera dentro del béisbol profesional.






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