Parecía que al elenco antillano le costaría carburar tras los fracasos en la primera ronda contra los nipones y Sudcorea, pero ajustadas victorias sobre Colombia y Australia, unida la esperada barrida ante los débiles checos, les permitió seguir en liza, ya sin la sombra del revés.
Estados Unidos, Panamá y Venezuela nunca pudieron descifrar el poderío antillano, que se creció y terminó el certamen con cuatro éxitos en línea, el último (9-4) frente a los anfitriones en la discusión del cetro, instancia en la cual salió a la luz por enésima vez en la justa la desaforada ofensiva y el buen trabajo monticular.
Temprano racimo de cinco anotaciones en el segundo episodio lanzaron definitivamente a los cubanos, quienes añadieron tres carreras en el cuarto y ya nunca más dudaron de sus reales opciones de retener la corona universal en la categoría, única en la cual nuestro país ostenta la condición de rey.
La enorme ventaja (8-0) antes de completar la primera mitad del encuentro ofreció confianza al abridor antillano, el zurdo Liván Cahaviano, quien en seis episodios toleró solo cinco inatrapables con una carrera sucia en su cuenta. Como ya mencionamos, fue crucial el aporte de la tanda, que despachó 18 cohetes ante cuatro serpentineros nipones que no lograron jamás establecer su dominio en el choque.
El inicialista Loidel Chapellí Jr., hijo del memorable primera base camagüeyano del mismo nombre, resultó el hombre grande del encuentro al producir de 5-5, con dos anotadas, tres remolques y una base robada. Además, el joven disertó a la defensa con par de jugadas excelentes, la última de ellas para sacar el out que puso a Cuba en la cima de la justa.
Tal despliegue fue clave para que Chapellí, muchacho de tremendas condiciones físicas, ganara el premio al Jugador Más Valioso del Mundial. Hablando de galardones, otros tres cubanos entraron en el elenco Todos Estrellas, el torpedero Daniel Alejandro Castillo, el patrullero Hansel Otamendi y el antesalista Malcom Yaniel Núñez.
El portentoso tercera base culminó como líder de los bateadores con astronómico average de 613 (19 en 31), promedio de embasado de 698, par de dobles, seis remolques, siete anotadas, nueve boletos, solo un ponche y siete bases robadas en igual cantidad de intentos. Además, no cometió errores y aportó 13 asistencias.
“Me siento extremadamente orgulloso, los muchachos me dieron el alegrón que tanto esperaba nuestro país. Dedicamos el triunfo al cumpleaños del Comandante Fidel, y con dos campeonatos mundiales, además del título continental, qué más le puedo pedir a la vida”, expresó a funcionarios de la embajada cubana en Japón un emocionado Gerty Febles, mentor del plantel caribeño.