Por Oscar Sánchez Serra
Desde que el pasado viernes los seis mentores de los equipos que continuarán a partir del próximo día 26 su carrera rumbo al título de la 58 Serie Nacional tomaran sus refuerzos, la selección de estos se ha vuelto la comidilla del mundo beisbolero.
Hay muchas opiniones en torno a los cinco peloteros que vestirán las nuevas franelas y no son pocos los criterios que juzgan a los directores de haber escogido mal o bien. A nuestro modo de ver, todos se fortalecieron y ahora queda ver cómo son empleados, pues la clave del éxito no está en el momento de obtenerlos, sino en el de usarlos. Es decir, en el rol que le den a la defensa, a la ofensiva o en el área de pitcheo, y en ajustarlos a la nueva dinámica grupal.
Siempre hay alguna sorpresa, pero por lo general los mentores fueron fieles a cubrir sus falencias, y es lógico que así sea, de ahí la mayor demanda de lanzadores una vez más y que algunos jugadores de elevados indicadores de rendimiento hayan quedado fuera. Al final fueron escogidos 16 monticulistas y 14 peloteros de posición en las cinco rondas, mientras que en la adicional la cuenta no daba para más 3 y 3.
Para los Tigres avileños, el dúo Lázaro Blanco-Miguel Lahera blinda su cuerpo de lanzadores. Mientras que la entrada de Edilse Silva le aporta fuerza del lado del cajón zurdo y la posibilidad de alternar en la inicial o en los jardines. Ese es un trío que ya ha sido felino y acoge a otros dos: el yumurino Jefferson Delgado, de discreta campaña, y a Orlando Lavandera, de Mayabeque, jugador que sin escandalizar es seguro defensor y cumplidor en el ataque. Él debe garantizar la pradera central.
Pese a no tener suerte en el bombo, Holguín se llevó una pareja de pitchers zurdos, Ulfrido García-Yoanni Yera, que lo ampara ante alineaciones abultadas en bateadores de esa mano. Necesitaba un madero de las mismas características y, aunque no le llegó la posibilidad de Silva o Guillermo Avilés, se logró uno, el matancero Ariel Sánchez, que reparte líneas hacia cualquier banda del terreno. La voluntad del coequipero de Sánchez, Yasiel Santoya, puede tributarles a las aspiraciones de los Cachorros y habría que ver cómo viene Yousimar Cousín, después de una manga de apertura bien gris con su Camagüey.
Solo dos lanzadores pidió Villa Clara, y no sorprende, pues fue el pitcheo el que los llevó a esta segunda vuelta. Jonder Martínez fue uno de los elegidos, el mismo hombre que hace cinco años se vistió de héroe con estos Azucareros, y Misael Villa, a quien consideramos el talento zurdo de más perspectiva en nuestra pelota, resultó el otro. Tomaron a Carlos Benítez y César Prieto, dos de los diez mejores a la ofensiva en el campeonato, y a uno que si se despierta ahora es letal en estos tipos de compromisos, William Saavedra.
A algunos pudiera parecerles que Pablo Civil se volvió loco al tomar dos torpederos para Las Tunas, pero lo cierto es que hizo enloquecer a los que querían a uno de ellos y todavía sería peor cuando toque enfrentar a los Leñadores, pues la entrada de Alexander Ayala y Jorge Enrique Alomá redondean una ofensiva que le mete miedo al mismísimo susto. Tres serpentineros, no de mucho abolengo, pero en el caso de Dayán Martínez, de enorme futuro y ya con algunos méritos en el presente, completaron sus solicitudes.
Si alguien tiene que haber salido satisfecho de lo adquirido es el debutante, al igual que Eduardo Paret en estos trajines, Rey Vicente Anglada, timonel azul. Necesitaba pitchers y capturó tres de calidad y de sello pinareño: Erlis Casanova, Vladimir Baños y el líder de promedio de carreras limpias por juego, Frank Luis Medina. Además, un torpedero era otra exigencia y alcanzó a Rangel Ramos, nombre poco escuchado, pero de seguras manos y no es out fácil.
También ganó al líder jonronero Pedro M. León, pero hay que ver su suerte, pues terminó lesionado en el Juego de las Estrellas.
Yariel Rodríguez, Alberto Bisset y José A. García, desde el montículo, le dan a Sancti Spíritus un rostro diferente, mientras Guillermo Avilés y Dayán García le ponen dinamita a la ofensiva, aun cuando el primero no haya tenido hasta ahora el rendimiento que de él se espera.
¿Alguien pudiera juzgar de mal o regular esas selecciones? Yo no lo haría. Recordemos que hay experiencias de campañas anteriores en las cuales refuerzos de lujo fueron peor remedio que la enfermedad, incluso, algunos no terminaron en las plantillas que esperaban vigorizarse con ellos.