Por Jorge Ebro
Quien no ha escuchado hablar de Peter O’Brien puede creer que está delante de un irlandés. Pero todos los que conocen al chico de Hialeah saben que dentro de su alma late una mitad cubana, y cuando abre la boca, entonces no quedan dudas. Entonces hasta se pregunta: ¿el joven nació en La Habana?
Su viaje en el béisbol ha sido largo y complicado, pero por ahora ha llegado a donde quería estar: los Marlins llamaron al cubanoamericano de las Menores como premio por su trabajo para que disfrute del aroma de Grandes Ligas al menos durante septiembre.
“Esto es un sueño para mí: jugar en el estadio de la ciudad donde crecí y me hice pelotero’’, afirmó O’Brien. “Todavía sigo siendo aquel chico de Hialeah que corría tras la pelota. Este es un día que recordaré mientras viva’’.
O’Brien hizo historia en la granja de los Marlins al conectar cuadrangulares en seis juegos consecutivos -siete en 35 turnos- con el Jacksonville de Doble, para igualar la marca de Derrek Lee, quien sacó seis pelotas en seis choques con el Memphis en 1996.
Ese fue otro hito para el joven que llegó vía cambio el 1 de junio a Miami, su sexta franquicia desde que comenzara a jugar pelota profesional y la quinta desde el 2017, de modo que su viaje y su persistencia son dignas de elogio.
“Eso lo traigo de mi familia, de mucha gente que siempre me ayudó a que no me cansara, a que siempre siguiera adelante’’, explicó O’Brien. “Ahora vengo a darlo todo y a demostrarle al equipo que sí puedo ayudar a ganar juegos’’.
¿Pero quién es este enigmático chico?
Nacido en Miami, su madre Mercedes Conde era solista del Ballet Nacional de Cuba y vivió una odisea para abandonar la isla y la institución dirigida por Alicia Alonso para salir rumbo a Costa Rica.
En Miami conocería a Terry O’Brien para formar una familia que traería al mundo a Peter, educado en las mejores tradiciones de los cubanos, rodeado de familiares en Hialeah y de historias sobre la vida en la isla. Ah, y el español como primera lengua. El inglés vendría luego.
Como un cubanito más de la ciudad, O’Brien jugó pelota en los parques del condado, luego asistió al Preuniversitario Braddock y, tras un período en la Universidad Bethune-Cookman, regresó a jugar en la Universidad de Miami.
Después de varios tanteos con el Draft Amateur de Grandes Ligas, O’Brien firmó con los Yankees de Nueva York en el 2012, donde comenzaría un peregrinaje por varios clubes de las Menores -con dos breves estancias en Grandes Ligas-pertenecientes a Arizona, Kansas City, Cincinnati, Texas, Los Angeles y Miami, como si fuera su destino regresar siempre.
Y ahora O’Brien, de 25 años, al menos ha cumplido su sueño de vestir el uniforme de los Marlins.
“Crecí admirando a peloteros como Liván Hernández, Jeff Conine, desde los tiempos en que iba al estadio viejo’’, recalcó O’Brien. “La pelota es un mundo chiquito. Mira cuanto recorrí para llegar hasta aquí. Para mí es un orgullo decir que soy cubanoamericano y que estoy con los Marlins’’.