La pelota cubana, históricamente un símbolo de orgullo nacional y semillero de estrellas que brillaron en los diamantes internacionales, está en crisis. No se trata solo de la falta de talentos o de una estructura desgastada, sino de algo mucho más básico y devastador: la imposibilidad de vivir del béisbol. Los peloteros de la Serie Nacional ganan 3,500 pesos cubanos mensuales, una cifra que al cambio informal ronda los 10 dólares. Con eso, no se vive. Ni siquiera se sobrevive.
En Pelota Cubana USA, tuvimos la oportunidad de conversar con Osvaldo Vázquez, receptor de Ciego de Ávila y exintegrante de varios equipos Cuba, quien ha decidido dar un paso que muchos otros jugadores han contemplado en silencio: pedir la baja del béisbol cubano. «Yo solamente estoy pidiendo la baja por el bajo salario de nosotros, que son 3,500 pesos, y eso no me da para mantener a mi familia,» confesó Vázquez. Sus palabras, aunque dichas con calma, llevan el peso de una decisión dolorosa y frustrante.
La decisión de Osvaldo no es aislada. Otro jugador del equipo avileño, Gustavo Brito, expresó públicamente en sus redes sociales que también estaba pidiendo la baja por los miserables salarios. Sus palabras fueron contundentes y reflejan el creciente descontento entre los jugadores de la Serie Nacional.
Mientras algunos peloteros deciden guardar silencio, otros como Brito y Vázquez alzan la voz, señalando la desconexión entre la Federación Cubana de Béisbol y las necesidades reales de quienes mantienen vivo el deporte en la isla.
Osvaldo no confía en las promesas de la Comisión Nacional de Béisbol. A finales de 2024, su presidente, Juan Reinaldo Pérez Pardo, aseguró que los salarios eran un tema a discutir «en el futuro». Para alguien como Osvaldo, que lleva años escuchando las mismas palabras, esto no es más que un eco vacío. «Desde la primera Liga Élite, cuando jugué con Ganaderos, se dijo que se iban a subir los salarios, y eso nunca pasó,» recordó con evidente escepticismo.
Y tiene razones de sobra para desconfiar. Mientras los contratos de los jugadores cubanos en Japón generan millones de dólares, el destino de ese dinero sigue siendo un misterio. ¿Adónde van esos recursos? La Federación Cubana de Béisbol ha declarado que esos ingresos están destinados a mejorar las condiciones del béisbol en la isla, pero la realidad en los estadios pinta un cuadro muy diferente.
Para Osvaldo, el problema no es solo el salario, sino lo que pierde al intentar mantenerse en el deporte que ama: tiempo con su familia. «En la pelota, ahora cobro 3,500 pesos, pero estoy lejos de mi familia. Como licenciado, estaré en mi municipio, ganaré cinco mil y pico de pesos y estaré cerca de ellos,» explicó. Su título en Cultura Física le ofrece una opción más estable y digna. Aunque no sea su pasión, le permitirá vivir mejor y estar junto a los suyos, algo que el béisbol ya no puede ofrecerle.
La tristeza en sus palabras es evidente: «Sin el béisbol, sin la pelota, que es lo único que le gusta a uno, lo que puedo hacer es ayudar en la provincia o en lo que sea relacionado con el béisbol. Al final, como licenciado puedo ganar más, y estaré cerca de ellos.»
El caso de Osvaldo Vázquez y Gustavo Brito
El caso de Osvaldo y Gustavo Brito es el reflejo de lo que vive el cubano de a pie: trabajar por salarios que no alcanzan para cubrir lo mínimo, mientras las promesas de mejora quedan suspendidas en un limbo eterno. Los peloteros, como tantos otros profesionales en Cuba, tienen que tomar decisiones desgarradoras entre su vocación y la necesidad de sobrevivir.
El béisbol, una vez una de las grandes alegrías del pueblo cubano, se ha convertido en un espejo de las carencias y desigualdades que enfrentan quienes intentan mantenerlo vivo. Cada pelotero que abandona los terrenos es una pérdida para el deporte, pero también una acusación silenciosa contra un sistema que parece incapaz de sostener sus propios pilares.
Mientras Osvaldo Vázquez y Gustavo Brito preparan sus nuevas vidas fuera del béisbol, la pregunta sigue en el aire: ¿Hasta cuándo podrán los jugadores y los aficionados sostener un sistema que ya no devuelve nada a cambio?