HOUSTON, TX – Muchas críticas sobre Dusty Baker por las decisiones tomadas ayer en la octava entrada de un juego en el que los Astros acariciaron la victoria, y tras un fatídico relevo del dominicano Rafael Montero, los locales Medias Blancas voltearon de manera definitiva el marcador y acabaron imponiéndose por pizarra final de cuatro carreras por dos. Desglosemos esto por partes:
Duelo de abridores latinoamericanos
El veterano Johnny Cueto y el joven Jose Urquidy se batieron en cerrado duelo por espacio de siete entradas, siendo la única mancha el inicio del choque, cuando los anaranjados aprovecharon un buen momento ofensivo de la parte alta de su alineación, combinado con imprecisiones en la defensa patiblanca y lograron anotar sus únicas dos rayitas. Mientras, el abridor mexicano pintaba de ceros a los locales por siete actos corridos.
Desenlace fatal tras polémica movida
Una vez comenzada la octava entrada, Urquidy -que para ese entonces tenía 88 envíos (62 strikes)- salió nuevamente al montículo por los Astros. El mazatleco retiró a los primeros dos rivales con apenas 4 pitcheos, sin embargo el jardinero A. J. Pollock le conecta sencillo, y al llegar a la caja de bateo el DH Andrew Vaughn con la carrera del empate en sus muñecas, el alto mando decide sustituirlo por el experimentado Rafael Montero. Tenía 94 lanzamientos Urquidy en ese momento, y la única responsabilidad del dominicano era sacar un out (por cualquier vía) para entregarle el juego con ventaja al cerrador Ryan Pressly en el noveno inning.
Yoan Moncada en el clutch poniendo delante a los Medias Blancas. ??pic.twitter.com/lslUTLf3wd
— Pelota Cubana (@pelotacubanausa) August 16, 2022
Si Montero (que lo que más ha hecho esta temporada es sacar outs) hubiera cumplido su cometido, no se hubiera creado polémica alguna. Pocos relevistas a lo largo de esta campaña han sido más dominantes que Montero, quien a base de resultados se ganó toda la confianza de Dusty Baker y el resto del alto mando sideral. Pero falló, y lo hizo de una manera tal que no pudo siquiera retirar a uno solo de los cinco oponentes que enfrentó, algo que desencadenó en un racimo decisivo de cuatro anotaciones locales, quienes terminaron haciendo respetar su patio.
Muchos argumentan que Urquidy podía haber terminado el episodio sin necesidad de traer a un relevista puente entre el abridor y el cerrador, pero ojo a estos tres datos:
•En 21 aperturas previas a la jornada de ayer, Urquidy había alcanzado la octava entrada apenas en una ocasión. Ósea, trabajar profundo en los juegos claramente no es su fuerte.
• A pesar de haber sobrepasado el centenar de envíos en cinco aperturas esta campaña, el promedio de lanzamientos por apertura de Urquidy es 91, por lo cual ya estaba pasado de su media habitual.
• Está temporada, cuando los rivales ven por cuarta ocasión a Urquidy (antes de su salida de ayer) le promediaban .400, y ya eso comenzaba a suceder en ese octavo episodio. De hecho Pollock, el primer hombre que enfrentó por cuarta vez, le pegó de hit.
Hay quienes veían en Stanek (y no Montero) el relevo indicado para venir ayer. Stanek es a día de hoy el relevista con mayor LOB (leave on base) en Grandes Ligas: deja congelado sobre las almohadillas al 95.3% de los corredores que hereda o que el mismo embasa. Sin dudas esto es una estadística muy reveladora, pero todos sabemos que en Houston hay un solo preparador y no es Stanek (ni siquiera Neris con todo y su experiencia previa como cerrador). Era el momento preciso para traer un setup, y el de los Astros se llama Rafael Montero. El bullpen naranja, en jerarquía, se desglosa así:
• Ryan Pressly
• Rafael Montero
• Héctor Neris
• Ryne Stanek
• Phil Maton
¿Cual si pudo ser un punto flaco en el manejo? Bueno, el día anterior los Astros llegaron al noveno episodio ganando por diferencia de cinco carreras sobre Oakland, y sin necesidad alguna Montero fue llamado a terminar el juego. El mismo Montero que dos días antes contra los propios Atléticos, su manager confesó que no había podido trabajar (en un juego que si requería de su presencia) porque se encontraba inhabilitado por sobreuso. Entonces, ¿por qué traer a un relevista top agotado en un juego donde no se ocupan sus servicios?
El Montero de ayer no se pareció en nada al de ocasiones previas, de hecho, en la citada penúltima presentación, también se vino abajo y hubo que echar mano de Pressly para completar la barrida ante Oakland. Claramente está fatigado y es lógico: está a punto de sobrepasar su tope personal en entradas lanzadas para una temporada (desde que se convirtió en relevista).
Las primeras declaraciones de Dusty Baker ayer tras el fracaso fueron: “Oh man, esta (derrota) si anótamela a mi”. No se, yo no lo tengo muy claro. Dusty hizo lo que está establecido, por más críticas que haya recibido (incluso la suya propia). Lo que sí es un hecho es que Montero necesita un manejo diferente a partir de ahora, si es que quieren contar con el al 100% en la postemporada.
Después de la debacle de ayer, el bullpen de los Astros continúa siendo el mejor de Grandes Ligas (ERA: 2.89), incluso dándose lujos como el de enviar a Seth Martinez (ERA: 2.48) a las menores para abrir espacios en el roster activo. Un cuerpo técnico que cuente con un relevo de ese calibre perfectamente puede hacer ajustes y disminuirle la carga de trabajo a una de sus mejores piezas.
La gente se preocupa por una derrota que no vale la pena en lo absoluto, cuando lo que realmente debería preocupar es el estado físico de Montero.