Miguel Romero nunca subió al montículo en Grandes Ligas, pero sabe lo que es estar a centímetros de lograrlo. Estuvo en el roster de los Atléticos de Oakland, se puso el uniforme, calentó en el bullpen, y esperó. Esa llamada nunca llegó. Años después, el mundo lo descubrió durante el Clásico Mundial de Béisbol, donde fue el mejor lanzador relevista del torneo. Parecía que el impulso sería inevitable. No lo fue.
Hace apenas unos días, el derecho guantanamero conversó con el Nuevo Herald y compartió, con serenidad y madurez, cómo ve su presente y qué espera del futuro. La gran conclusión: por ahora, representar a Cuba no figura en sus planes inmediatos.
Declaraciones de Miguel Romero
¿Qué estás haciendo y cuál es el plan a futuro?
«Hasta ahora todo va bien. Me encuentro en Puerto Rico practicando. El cuerpo, el físico, el brazo… todo está en buena forma. Actualmente estoy trabajando con mi agencia y tenemos varias opciones. Hay interés de un equipo en México, pero también una oportunidad en Asia, que es el mercado al que quiero llegar. Para eso, hay ciertos pasos que debemos seguir».
¿Y el brazo, cómo está?
«Me siento al cien por ciento. Estoy en plena forma deportiva, el brazo está bien, el cuerpo también. Gracias a Dios, todo va en orden».
Estuviste varios días en el roster de Oakland, pero no debutaste. ¿Qué pasó?
«No sabría qué decirte. Son cosas que uno no controla. En ese momento, el equipo estaba en plena lucha por los playoffs, y todos los partidos eran muy cerrados. Simplemente, no se dio la oportunidad».
¿Te dolió estar tan cerca, vestir el uniforme, y no cruzar esa puerta?
«No, no me duele. En su momento me sentí incómodo, claro, porque uno es ser humano. Pero con el tiempo aprendí a entender que las cosas pasan por una razón. No hay que arrepentirse del pasado».
Fuiste el mejor lanzador del Clásico y estuviste en el Todos Estrellas. Pero, paradójicamente, eso te alejó más del equipo de Oakland.
«Como te dije, hay muchos factores que uno, como pelotero, no maneja. Hay cosas que se deciden por debajo de la mesa y que nunca te dicen. Yo, por mi parte, estoy contento con mi carrera. Salí de Guantánamo y he logrado cosas que son imposibles para muchos. Tengo la mente tranquila. Creo que Dios tiene un plan para cada uno, y todo llega en su momento».
Ya se acerca una nueva edición. ¿Tienes pensado volver a representar a Cuba?
«Uno nunca puede decir que no, pero ahora mismo mi mente está en otros planes. Como te expliqué, mi prioridad es llegar al béisbol asiático. Eso requiere coordinación con el agente, encontrar la mejor vía, y moverse lo más rápido posible».
Entonces, ¿estás completamente enfocado en continuar tu carrera profesional?
«Sí, en cómo llegar al circuito asiático. En México he recibido ofertas, pero el problema es que si juego allá, el ‘buyout’ que tendría que pagar un equipo asiático para contratarme sería muy alto, como de $100,000. La temporada en Asia ya empezó, así que estamos considerando ligas como la Atlantic League, donde ese ‘buyout’ es mucho menor, unos $8,000.»
¿Podemos decir entonces que, por ahora, el Clásico no es prioridad?
«Exacto. No está en mis prioridades actuales. Mi prioridad ahora es cómo continuar mi carrera profesional. El futuro no se puede ver, pero estoy trabajando duro para que la vida me lleve hacia el objetivo que deseo. Lo más importante es que estoy saludable, que es fundamental para un lanzador y para cualquier atleta».
¿Qué es más duro: la Liga del Caribe, la Liga Mexicana o las ligas asiáticas?
«De las que he jugado, las Ligas del Caribe son muy fuertes. La competencia es diaria. Tienes que rendir como si cada partido fuera una final. Si no produces, te cortan enseguida. Incluso, a veces te mandan a casa aunque lo estés haciendo bien».
Cuando miras atrás, ¿de qué te sientes más orgulloso?
«De todo. Salí de Guantánamo, y he hecho cosas grandes. Fui el mejor lanzador del Clásico Mundial. Eso no lo han logrado ni muchos peloteros de Grandes Ligas ni jugadores millonarios. Estoy muy contento con mi carrera y tengo la mente tranquila. La vida siempre te da otra oportunidad».
¿Cómo te gustaría que te recordaran el día de tu retiro?
«Me gustaría que me recordaran como lo que fui: un lanzador que dio todo lo que tenía en su carrera. Aunque hubo muchos factores que no dependieron de mí, siempre traté de dar lo mejor como pelotero y como persona. Con el tiempo uno va entendiendo que ese es el verdadero valor».
Romero no se aferra al pasado ni se obsesiona con lo que pudo haber sido. Lo suyo es el presente, y en ese presente hay claridad: continuar lanzando, buscar un sitio en Asia y construir, paso a paso, el cierre digno de una carrera que ya tiene logros que muchos no alcanzan. El Clásico, por ahora, puede esperar.
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