POR JORGE EBRO
De la misma manera en que suele decir “están ganando los Marlins”, Miami y sus habitantes se sienten un poco más vencedores al saber que Rafael “Felo” Ramírez está de regreso en la ciudad que tanto le quiere y reverencia.
Fuentes de la familia y los peces confirmaron que el legendario narrador cubano se encuentra en Miami desde el viernes pasado para continuar su rehabilitación en un ambiente más cálido y cercano.
“Felo se recupera lentamente, pero esperamos que siga por este camino ahora que pudo ser trasladado hacia acá”, apuntó Juan Martínez, jefe de mercadeo hispano del equipo. “Seguimos su evolución paso a paso y sabemos que miles de personas le desean el mejor bienestar posible a nuestra querida voz de los Marlins”.
Una persona del círculo familiar confirmó que el orgullo de Bayamo, de 93 años, continúa su mejoría bajo supervisión médica y terapias que le permitan dejar atrás cualquier secuela de un accidente sufrido la noche del 26 de abril al finalizar un choque contra los Filis en Filadelfia.
Ramírez dio un paso en falso al bajarse del ómnibus que trasladaba al equipo hacia el hotel en el área de Delaware, pero de inmediato fue asistido por jugadores y técnicos hasta la llegada de los paramédicos.
El cubano ha sido un ejemplo de resistencia humana en todo lo relacionado con el béisbol al mantenerse firme tras los micrófonos desde los inicios de una dilatada carrera que dio sus primeros pasos en la década del 40 del siglo pasado.
Miembro del Salón de la Fama desde el 2001, el cubano es una figura reverenciada en todo el Caribe, sobre todo en Venezuela y Puerto Rico, y se le considera uno de los mejores de todos los tiempos.
Su narración del hit 3,000 de Roberto Clemente es atesorada en Cooperstown, así como el juego perfecto de Don Larsen y el cuadrangular 715 de Hank Aaron, entre tantos momentos inolvidables que ha coloreado su voz.
Ha estado con los Marlins desde el nacimiento de la franquicia y nada parecía aminorar su marcha, aunque el constante viajar -sobre todo a sitios muy fríos- en una temporada de béisbol ya iba haciendo mella en su organismo y se hacían planes para que no acompañara al club en ciertas giras.
El retiro de Vin Scully al final del 2016, dejó a Ramírez y a Jaime Jarrín -los tres miembros del Salón de la Fama del Béisbol- como los últimos grandes patriarcas entre los comentaristas radiales, aunque el cubano adquiere ribetes de leyenda.
“Yo no me retiro, esa palabra no entra en mi vocabulario”, había comentado Ramírez, durante un reciente homenaje en Miami. “Siempre estaré en mi puesto en la transmisión, narrando los triunfos y los fracasos de los Marlins. De mí no espero otra cosa”.