Sí, en ocasiones los canjes a mitad de campaña funcionan justo para lo que son planeados, y esta Serie Mundial es una muestra de ello. Quizás los Cachorros y los Indios habrían llegado de todas formas hasta esta instancia de no haber adquirido cada uno a uno de los mejores relevistas del béisbol, pero ambas escuadras se transformaron con sus respectivas transacciones.
En algún momento durante los próximos días, Miller y Chapman – quienes fueron compañeros con los Yankees por cuatro meses – se reencontrarán como rivales en una Serie Mundial y seguramente se felicitarán mutuamente por como las cosas se dieron para ambos.
Primero, Miller.
Si ha habido una figura transformativa en esta postemporada, ésta ha sido Andrew Miller. El timonel de los Indios, Terry Francona, ha utilizado al zurdo en tantos roles que muy posiblemente cada equipo de Grandes Ligas salga en busca de un lanzador de sus características este invierno. En otras palabras, todos ellos irán en busca de alguien que pueda cubrir el “rol Andrew Miller”.
Buena suerte con eso. A menos de que puedan encontrar un brazo con el material, actitud y durabilidad de Miller, van a quedar decepcionados.
He aquí la otra parte de ello. Los relevistas raramente se convierten en abridores de categoría en octubre. Miller es la excepción a esa regla. El espigado zurdo tiene la oportunidad de convertirse en un héroe esta postemporada, al mismo nivel que podrían hacerlo Kris Bryant, el puertorriqueño Francisco Lindor, etc.
Los Indios han jugado ocho encuentros esta postemporada y Miller ha lanzado en seis de ellos. Y ha dominado de una forma casi absoluta: 21 ponches en 11.2 innings. “Tiene ese slider que parece una recta y después desaparece completamente”, dijo el manager de los Azulejos, John Gibbons.
Para ponerlo de otra forma: Ha estado imbateable.
Francona señaló cómo funcionarían las cosas cuando trajo a Miller en el quinto inning del primer juego de la postemporada. Lo usaría también en el sexto, séptimo, octavo y noveno a lo largo de los playoffs. Para un cuerpo de lanzadores que perdió a tres abridores por lesiones, Miller y la forma como lo utilizó Francona probablemente les salvaron la temporada.
Fue nombrado el Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato de la Liga Americana después de lanzar en las cuatro victorias de los Indios y ponchar a 14 de los 26 bateadores de los Azulejos que enfrentó. Si Cleveland tiene la ventaja alrededor del quinto inning en la Serie Mundial, Francona empezará a buscar la oportunidad para meter a Miller a lanzar.
Cuando el gerente general de los Indios, Mike Chernoff, estaba discutiendo la adquisición de Miller un día antes de la fecha límite de cambios sin pasar por waivers del 1ro de agosto, Francona ya sabía exactamente cómo encajaría.
“Cuando allá arriba estaban en sus reuniones analizando posibles cambios y hablando sobre Andrew”, dijo Francona, “yo estaba escuchando y hablando un poquito, básicamente sobre cómo encajaría en nuestro bullpen y cómo lo podríamos usar dependiendo de la situación, así como lo estamos haciendo ahorita. Así que la idea estaba ahí antes de que lo adquiriésemos. Pensábamos usarlo de esta forma”.
Seguro, Miller haría mejores a los Indios. Pero Chernoff le entregó a los Yankees un paquete tan bueno de prospectos, entre ellos el jardinero Clint Frazier, que Miller tendría que ser más que un preparador de mesa cualquiera. Lo ha sido. Francona, además, mostró porque algún día tendrá una placa en Cooperstown gracias a la forma como ha usado a Miller, más como un arma que en un rol predeterminado.
Pero de alguna forma, el impacto de Miller ha tenido tanto que ver con la genialidad de Francona como con la disposición del propio lanzador. En sus primeras cuatro presentaciones con los Indios, entró al juego en el sexto, séptimo, octavo y noveno inning, con trabajos que oscilaron entre dos bateadores y dos entradas.
Desde el principio, Miller le dijo a Francona que tener un rol definido no era algo importante para él. En resumen, le dijo: “Utilízame cuando me necesites”.
El bullpen de los Indios tenía efectividad de 3.49, la novena mejor en las mayores, antes de sumar a Miller. Después de eso, sólo desperdiciaron un salvado y dejaron la cuarta mejor efectividad (3.31).
En contraste, Chapman ha tenido un rol más tradicional con los Cachorros. Salvó 16 juegos y jamás entró antes del octavo inning. Y sólo trabajó más de un acto en dos oportunidades.
Pero su impacto en los Cachorros ha sido gigantesco. Cuando el lanzallamas zurdo llegó, los del sur de Chicago atravesaban su único bajón de la temporada: habían perdido 19 de sus últimos 31 juegos. Con Chapman llegó la tranquilidad de saber que el noveno inning estaba resuelto. Desde su llegada, los relevistas de Chicago tuvieron la tercera mejor efectividad (3.20) de todo el béisbol.
Y los Cachorros volvieron a encenderse.
Tuvieron marca de 44-18 con Chapman y ganaron un total de 103 juegos, la mayor cantidad para la franquicia en 106 años. Más allá de los números, el impacto del cubano también fue mental. Porque será agente libre después de terminada la Serie Mundial, su llegada le mandó un mensaje al clubhouse: la gerencia estaba comprometida a darlo todo para ganar este año. Y además trajo un elemento de emoción.
Cuando Champan se quita la chaqueta y empieza a calentar, la afición se emociona. Los jugadores sienten esa electricidad, especialmente la que viene cuando tienes a un tipo que hace explotar el radar al tirar rutinariamente entre 102 y 103 millas por hora.
Los Cachorros eran vistos por la mayoría como el mejor equipo de las Grandes Ligas desde los entrenamientos primaverales. Chapman solidificó esa creencia.
Miller y Chapman podrían ser dos nombres históricos cuando termine la Serie Mundial. Pocos pitchers en la historia del juego han lanzado tan duro como Chapman. Y pocos relevistas han tenido un rol como el que tiene Miller.
Cuando le preguntaron a Chapman el sábado si estaba emocionado de enfrentarse a su ex compañero, respondió afirmativamente. “Estoy listo para hacerlo”, dijo. “Estoy listo para empezar de una vez”.
En realidad, todos estamos listos para ese duelo.
Si ha habido una figura transformativa en esta postemporada, ésta ha sido Andrew Miller. El timonel de los Indios, Terry Francona, ha utilizado al zurdo en tantos roles que muy posiblemente cada equipo de Grandes Ligas salga en busca de un lanzador de sus características este invierno. En otras palabras, todos ellos irán en busca de alguien que pueda cubrir el «rol Andrew Miller».
Buena suerte con eso. A menos de que puedan encontrar un brazo con el material, actitud y durabilidad de Miller, van a quedar decepcionados.
He aquí la otra parte de ello. Los relevistas raramente se convierten en abridores de categoría en octubre. Miller es la excepción a esa regla. El espigado zurdo tiene la oportunidad de convertirse en un héroe esta postemporada, al mismo nivel que podrían hacerlo Kris Bryant, el puertorriqueño Francisco Lindor, etc.
Los Indios han jugado ocho encuentros esta postemporada y Miller ha lanzado en seis de ellos. Y ha dominado de una forma casi absoluta: 21 ponches en 11.2 innings. «Tiene ese slider que parece una recta y después desaparece completamente», dijo el manager de los Azulejos, John Gibbons.
Para ponerlo de otra forma: Ha estado imbateable.
Francona señaló cómo funcionarían las cosas cuando trajo a Miller en el quinto inning del primer juego de la postemporada. Lo usaría también en el sexto, séptimo, octavo y noveno a lo largo de los playoffs. Para un cuerpo de lanzadores que perdió a tres abridores por lesiones, Miller y la forma como lo utilizó Francona probablemente les salvaron la temporada.
Fue nombrado el Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato de la Liga Americana después de lanzar en las cuatro victorias de los Indios y ponchar a 14 de los 26 bateadores de los Azulejos que enfrentó. Si Cleveland tiene la ventaja alrededor del quinto inning en la Serie Mundial, Francona empezará a buscar la oportunidad para meter a Miller a lanzar.
Cuando el gerente general de los Indios, Mike Chernoff, estaba discutiendo la adquisición de Miller un día antes de la fecha límite de cambios sin pasar por waivers del 1ro de agosto, Francona ya sabía exactamente cómo encajaría.
«Cuando allá arriba estaban en sus reuniones analizando posibles cambios y hablando sobre Andrew», dijo Francona, «yo estaba escuchando y hablando un poquito, básicamente sobre cómo encajaría en nuestro bullpen y cómo lo podríamos usar dependiendo de la situación, así como lo estamos haciendo ahorita. Así que la idea estaba ahí antes de que lo adquiriésemos. Pensábamos usarlo de esta forma».
Seguro, Miller haría mejores a los Indios. Pero Chernoff le entregó a los Yankees un paquete tan bueno de prospectos, entre ellos el jardinero Clint Frazier, que Miller tendría que ser más que un preparador de mesa cualquiera. Lo ha sido. Francona, además, mostró porque algún día tendrá una placa en Cooperstown gracias a la forma como ha usado a Miller, más como un arma que en un rol predeterminado.
Pero de alguna forma, el impacto de Miller ha tenido tanto que ver con la genialidad de Francona como con la disposición del propio lanzador. En sus primeras cuatro presentaciones con los Indios, entró al juego en el sexto, séptimo, octavo y noveno inning, con trabajos que oscilaron entre dos bateadores y dos entradas.
Desde el principio, Miller le dijo a Francona que tener un rol definido no era algo importante para él. En resumen, le dijo: «Utilízame cuando me necesites».
El bullpen de los Indios tenía efectividad de 3.49, la novena mejor en las mayores, antes de sumar a Miller. Después de eso, sólo desperdiciaron un salvado y dejaron la cuarta mejor efectividad (3.31).
En contraste, Chapman ha tenido un rol más tradicional con los Cachorros. Salvó 16 juegos y jamás entró antes del octavo inning. Y sólo trabajó más de un acto en dos oportunidades.
Pero su impacto en los Cachorros ha sido gigantesco. Cuando el lanzallamas zurdo llegó, los del sur de Chicago atravesaban su único bajón de la temporada: habían perdido 19 de sus últimos 31 juegos. Con Chapman llegó la tranquilidad de saber que el noveno inning estaba resuelto. Desde su llegada, los relevistas de Chicago tuvieron la tercera mejor efectividad (3.20) de todo el béisbol.
Y los Cachorros volvieron a encenderse.
Tuvieron marca de 44-18 con Chapman y ganaron un total de 103 juegos, la mayor cantidad para la franquicia en 106 años. Más allá de los números, el impacto del cubano también fue mental. Porque será agente libre después de terminada la Serie Mundial, su llegada le mandó un mensaje al clubhouse: la gerencia estaba comprometida a darlo todo para ganar este año. Y además trajo un elemento de emoción.
Cuando Champan se quita la chaqueta y empieza a calentar, la afición se emociona. Los jugadores sienten esa electricidad, especialmente la que viene cuando tienes a un tipo que hace explotar el radar al tirar rutinariamente entre 102 y 103 millas por hora.
Los Cachorros eran vistos por la mayoría como el mejor equipo de las Grandes Ligas desde los entrenamientos primaverales. Chapman solidificó esa creencia.
Miller y Chapman podrían ser dos nombres históricos cuando termine la Serie Mundial. Pocos pitchers en la historia del juego han lanzado tan duro como Chapman. Y pocos relevistas han tenido un rol como el que tiene Miller.
Cuando le preguntaron a Chapman el sábado si estaba emocionado de enfrentarse a su ex compañero, respondió afirmativamente. «Estoy listo para hacerlo», dijo. «Estoy listo para empezar de una vez».
En realidad, todos estamos listos para ese duelo.