Por Boris Luis Cabrera
Cuando conoces a Julita Osendi, tienes la sensación que es una amiga de toda la vida, me recuerda algún personaje de las novelas de García Márquez o de Alejo Carpentier, donde lo culto y lo popular se mezclan violentando la línea que los separa. Contrario a lo que muchos perciben, es una mujer de carácter, solo así pudo abrirse paso, a golpe de talento y en ocasiones literalmente con el bate en la mano, en un mundo dominado por hombres que la miraban con recelos.
Julia tiene sangre azul, no por costumbres aristocráticas, ni mucho menos por linajes heredados, es el amor incondicional a sus Industriales el que la tiñe completa hasta los huesos. A pesar de su profesionalidad y de su ética bien probada, siempre dejaba un rastro azul a su paso, inevitablemente, por toda la arcilla de los terrenos de béisbol.
Me recibió en su casa, y bajo la mirada cómplice de glorias deportivas y bellos nietos que cuelgan en las paredes, desató tormentas con su verbo inquieto para nuestra revista Play-Off.
El deporte cubano cayó en crisis, se fueron perdiendo con el tiempo las supremacías en varios deportes colectivos e individuales por diferentes motivos, Julita Osendi se perdió también de los medios. ¿Cuál es la razón real de esto? ¿Cansancio, inconformidad o vergüenza periodística? ¿Es cierto que en Cuba cuando te retiras te “multiplican por cero”?
«Voy a empezar por lo último, yo creo que no es en Cuba, creo que eso es un fenómeno mundial que cuando una persona se jubila, salvo contadas excepciones, “la multiplican por cero”, yo diría que eso es un proceso generacional lógico. Pero ¿qué pasa en Cuba? Te digo que en cualquier país una periodista como yo se jubila con un status de vida muy elevado, ya sea en Afganistán, en República Dominicana, en Iraq, en Estados Unidos o en Rusia, una periodista como yo vale en cualquier parte del mundo, sé que soy autosuficiente, es una de mis características como persona, porque he sabido ser toda la vida suficiente de mi misma. Mi padre fue médico, asturiano de origen, que vino en un barco que se hundió llegando a la bahía de la Habana, y me decía: “No te de pena decir que tú eres autosuficiente si eres capaz de hacer lo que dices”, así que por ende, lo soy.
»Una periodista como yo debe recibir, obligatoriamente, otra atención. En este país, sucede no solo conmigo, sino con gente muy superior a mí. Se pueden ver, por ejemplo, a los médicos que salvan vidas sin carros para moverse, encaramados en una guagua, eso nos falta. Eddy Martin, que era mi padrino decía que los masones si eran verdaderamente solidarios porque si se preocupaban por los suyos. El problema es en Cuba».
¿Quién eres después que te jubilas?
«Me jubilé porque llegué a los 60 años y uno tiene que respetarse a sí misma, un narrador que tenga la cabeza clara puede estar trabajando hasta los 80 años, pero un periodista, y como yo era, no puede. Cuando quise jubilarme no hubo un ser humano, exceptuando a mi hermano Rodolfo García, que me dijera quédate. Él fue el que me dijo: “No te jubiles Julita, ven a trabajar con dos muletas, te van a multiplicar por cero”. Claro, yo nunca pensé que la multiplicación por cero fuera humillarte, faltarte el respeto, darte una estocada al corazón, como me hicieron, nunca pensé que la multiplicación por cero era eso».
Hablando de estocadas al corazón, no te invitan al juego de exhibición de los Tampa Bay en el estadio Latinoamericano. ¿Es posible que 50 000 personas reunidas allí ese día se merecían ese privilegio por encima de ti?
«Claro que no, ese privilegio se lo merecían muy poca gente por encima de mí, conozco a compañeros míos que mendigaron para estar ahí ese día, no te menciono nombres por ética, no me invitaron y ya. ¡Qué voy a mendigar yo! No sé quién invita, pero sí sé que ahí mucha gente no se podía olvidar de mí, no quiero decirte nombres, pero no podían. La dirección de la TVC, la redacción deportiva y la Comisión Nacional de Béisbol no se podían olvidar de mí. ¿Tú sabes cuánto me ha costado abrirme este camino siendo mujer? Yo que tenía que entrar a veces hasta el baño, con todos esos peloteros duchándose, después del partido, para hacer mi trabajo, algo inusual por completo. ¿Tú crees que merezca ese olvido, yo que hice tantos y tantos documentales, tantas y tantas crónicas, que estuve ahí en tantos y tantos momentos de nuestra historia deportiva? Por ejemplo, después de su accidente, dudaban que Ana Fidelia pudiera correr de nuevo, pocos confiaban en ella, y yo ahí con mis crónicas, empujando, pidiendo un voto de confianza, y después ganó sus medallas de oro mundiales y su plata olímpica, ¿Cómo se van a olvidar de mí?»
Julita, tú que entrevistaste a tantas glorias deportivas en su momento de máximo esplendor, a personas que lo dieron todo por su país, que casi conviviste con ellos y fuiste testigo de sus hazañas en primera fila, al ver ahora a muchos de ellos viviendo en el olvido y abandonados por los dirigentes deportivos, ¿qué piensas? ¿Crees que el ser humano como tal es el culpable de esto por su propia naturaleza o es nuestro sistema social el que crea héroes desechables?
«Una persona que ya no está entre nosotros me dijo una vez: “El sistema socialista como sistema social es el mejor del mundo pero como sistema económico…¡¡¡BUENO!!!”. Si tú no tienes una base donde sustentar la ayuda a esas glorias, si no tienes como sustentar a tu movimiento deportivo actual, tienes que hacer un sistema donde esas glorias deportivas tengan un incentivo de vida. En mi caso, por ejemplo, y dime si tú concibes eso, me jubilé en el mes de mayo y en agosto hicieron una actividad en el INDER para las mujeres y a mí no me invitaron, por supuesto que fui y formé tremendo lio en la FMC, porque fue esa organización la que promovió la actividad. Me dolió el pensar como siempre fue Vilma conmigo. A mí ella jamás me hubiese olvidado».
Es casi una moda entre los aficionados al béisbol criticar a Higinio Vélez o a cualquier otro dirigente que tenga que ver con este deporte, ¿realmente ellos son los culpables de la crisis del béisbol en nuestro país o solo son chivos expiatorios?
«Por un problema de ética, no soy capaz de hablar de Higinio, ni de Aragón, ni de ninguno de ellos, pero a mí me parece que solo son intermediarios de lo que le mandan a hacer. Cuando escucho tildar de traidores a los peloteros cubanos jugando en el extranjero que no lo hagan por Cubadeportes, me desconcierto y creo que los que lo dicen, simplemente repiten el concepto.
» Me hablas de Higinio, siempre lo he respetado, primero como mánager y ahora como directivo, él siempre siguió las directrices, él siempre ha sido así, no evoluciona con el nuevo status mundial del deporte, porque sencillamente, los que lo dirigen no quieren admitir grandes cambios, aunque los ha habido, sin dudas que los ha habido.
» Esa cantidad de peloteros contratados en Canadá, en Japón, es un significativo paso de avance. Higinio no es culpable de nada, hasta un niño puede analizar eso».
¿Crees que alguna otra persona en ese cargo puede cambiar las cosas o los cambios solo vendrán desde más arriba?
«Por supuesto que los cambios tienen que venir de la alta jefatura del país. En estos momentos, yo veo a dos seres en Cuba que pueden cambiar el estado actual de la pelota cubana: el Dr. Tony Castro y Víctor Mesa, y por supuesto tiene que acabarse el bloqueo de los Estados Unidos. Sabes que el bloqueo impide cualquier movimiento de peloteros cubanos hacia nuestro béisbol, pero también esta nuestro bloqueo. Aquí hay muchas restricciones que las hacemos nosotros mismos. Por ejemplo, lo que le han hecho a Michel Enríquez es para “ahorcar a malanga”, por el amor de Dios, dejen respirar a la gente, ningún pelotero puede ir a la tienda y llevarse lo que quiera, hay que pagarlo, ¿y de dónde saca el dinero? ¿tienen que robar? ¿tienen que vender sus uniformes?»
¿Se puede separar la política del deporte en un país como Cuba, bajo las condiciones en que estamos viviendo y en el entorno en que nos encontramos?
«Jamás y nunca, ni en 60, ni en 100, ni en 200 años. El estado es político, el deporte es política, la cultura es política, pero no aquí, en el mundo. Lo que no entiendo es cómo en más de cinco décadas la política hacia el deporte cambia muy poco y hacia la cultura, por ejemplo, si ha cambiado hace años. Ahora los que se quedaron hace años en otros países, bailarines, cantantes, artistas, etc. son recibidos con aplausos y todo, yo estoy de acuerdo con eso, por supuesto, si quieren volver aquí y pagar sus impuestos, como se paga en todo el mundo, felicidades, pero por qué negarles a los deportistas la posibilidad de representar a su bandera, amén de las entradas de divisas que podrían aportar si los que se buscan sus contratos pagaran los impuestos al estado y ¡¡¡todos contentos!!! Reitero que con el bloqueo los peloteros que juegan en la MLB no pueden hacerlo, pero al menos nosotros podríamos eliminar nuestro bloqueo, ¿o no? Yo conozco muchos casos, décadas atrás la espadista Taimí Chappé, y tras ella muchos más, que han querido jugar por Cuba y se lo niegan.
Para mí es un bochorno, en pleno siglo 21 y seguimos en las mismas. ¿Dónde está el concepto de Revolución? ¿Dónde está lo de cambiar todo lo que debe ser cambiado? Hay que razonar, hay que adaptarse a las nuevas condiciones del mundo».
¿Qué está pasando con el periodismo deportivo cubano de estos tiempos? ¿Cuáles son las razones de su pérdida de credibilidad en los aficionados? ¿Es la censura la culpable que muchos vayan a saciar su sed de noticias en medios alternativos no oficialistas?
«Bueno, yo me reservo el derecho a no contestarte esa pregunta, hablar de mis colegas jamás, son intocables para mí, sean de la provincia que sean y del periódico que sean, eso es sagrado para mí. Siempre va a haber profesionales brillantes y otros no tanto. No es ético opinar de los míos. Ahora, eso sí, hay muchas muchachas que son muy buenas también, mira a Yisel Filiu, mi ahijada. Sin dudas les abrí un sendero».
«Solo te voy a decir una cosa, no es lo mismo hablar ya jubilada, que perteneciendo a un centro de trabajo. En cualquier parte del mundo, no solo en Cuba, en cualquier redacción, en cualquier editorial, en cualquier emisora de radio o televisión del mundo, el que paga manda, y se rige por la política informativa del que manda»
¿Por qué crees que es pecado hablar de los peloteros cubanos que juegan en las Grandes Ligas por la televisión nacional? ¿Quién censura esto? ¿Cómo se siente un verdadero periodista cuando es limitado de esta manera?
«Yo muchas veces he igualado combate con hombres con bates en la mano, literalmente, y varias veces, no las puedo contar con los dedos de la mano, a batazo limpio, a uno le rompí la clavícula, el radio y el cubito.
»Yo hice un documental en el año 2003 que se llamó El equipo de la patria, comprendía tres eventos: Los panamericanos de Quisqueya, el Mundial en La Habana y el Preolímpico de Panamá. El héroe del juego semifinal frente a Brasil del Mundial de La Habana fue Kendry Morales con un jonrón, y Julita no pudo ponerlo en su documental. Embarajé todo lo que pude, pero no podía ponerlo. Años después, llegó a Ciego de Ávila, había hecho un recuento de los mundiales y no me doy cuenta y menciono las figuras cimeras a la ofensiva de ese mundial y no menciono a Kendry, allí había un tipo, culto, de la UNEAC diciendo que yo era una farsante, que yo era esto y aquello, que yo no había tenido el valor de mencionarlo, y fui a buscarlo con un bate en la mano, pero no salió. ¡Me saca de quicio la gente que habla sin saber, como cuando fui a mi último mundial de atletismo en muletas! No podía ir nadie en mi lugar, era mi último mundial, no le costé un centavo al ICRT, pues era una invitación de la IAAF y mandé 16 reportes con la ayuda de Telesur… ¡Y como me dijeron cosas, a una mujer que lo ha dado todo por su televisión, por su deporte!
» Siempre tuve lo de no poner el batazo de Kendry por dentro, pero Dios me dio la oportunidad, y ahora haciendo Historias deportivas, programa de CVI, por fin pude poner el jonrón como uno de los sucesos más espectaculares acaecidos en el Latinoamericano.
»¿Por qué? Ahora la televisión ha abierto un poco, aún hay algunos nombres que no se mencionan como Céspedes o el Yuly. Yo fui la primera persona, en la televisión cubana, que puso, como directora, un partido de las Grandes Ligas, en el programa Béisbol internacional, editado, sin anuncios, pero lo puse, por supuesto porque fui debidamente autorizada. Allí pasé muchos trabajos con eso, me fui cargando y me fui cargando, la presión por los elementos, hasta que dije: ¿Qué han hecho ellos? ¿A quién mataron? Estoy segura que a más del 95 por ciento de los cubanos que están afuera los llaman para ponerse el traje de las cuatro letras y vienen sin pedir un kilo a representar su bandera. No como hizo Orlando Ortega en Rio, cuando rechazó su bandera cubana y solicitó la española. Yo estaba allí ese día en televisión española, en Madrid, y ninguno de mis colegas le agradeció el gesto, todo lo contrario.
» Yo si soy cubana y eso no hay quien me lo toque, mi cubanía por arriba de todo, la cubanía no está reñida, hay que buscar una solución económica para los nuestros. ¿Por qué si al vecino de al frente se le está cayendo la casa yo tengo que vivir como él? No, yo quiero vivir mejor ¿Por qué tú quieres impedir que yo tenga mejorías si tú no me lo das, si tú no me lo puedes dar?».
Ahora que has vivido todos estos años, que sabes de grandes alegrías y de pesares profundos, que conoces de injusticias y reconocimientos, ¿qué haría diferente aquella muchachita inquieta, estudiante de periodismo si regresáramos en el tiempo?
«Me hubiera esforzado más porque los muchachos fueran universitarios, me muero con esa. Hubiera preferido no ser Julita Osendi, pero que ellos fueran lo que tenían que ser, no son delincuentes ni maleantes, uno es camarógrafo y editor del Canal Habana, otro es chef de cocina y el otro chofer, pero yo los quería universitarios, quería que el doctor Osendi se repitiera, ya que no pude darle ese gusto a mi padre. Profesionalmente no cambiaría nada, al principio quería narrar, pero después me di cuenta que lo que yo hacía era mejor».
Sin embargo, los que te conocen bien, saben de las extraordinarias condiciones que tenías para el atletismo cuando eras joven, ¿por qué motivos no desarrollaste ese talento?
«El motivo fundamental es que yo soy “muy clarita”, rubia e hija de españoles, dicen que no tenemos fuerza rápida, que no somos explosivos en la arrancada y a mí lo que me gustaban eran las distancias cortas, no el fondo, ahí si me querían. Además, que mi padre no quería que yo fuera atleta y cooperó con los entrenadores. Yo le ganaba a todas las que me ponían al lado, yo era la que cerraba los relevos, pero a la hora de la verdad me decían: “Tú no”. Eso le pasó también a Jorge Luis Aguilera, bronce olímpico en Barcelona 92, pero él perseveró y triunfó. Me llevo conmigo eso, no haber sido corredora.
» Recuerdo que el día que decidí no correr más les dije que yo iba a ser de la familia del atletismo, porque ese deporte nació conmigo, y efectivamente, hoy soy de la familia del atletismo, esos sí que no me olvidan, ni el atletismo ni el baloncesto a mí me olvidan, la gente del béisbol es caso aparte».
No podemos terminar sin hablar de tus queridos Industriales, ¿es una buena opción Víctor Mesa para ellos?
«Es la mejor, la única y la necesaria, todo lo bueno que se me puede ocurrir. Víctor Mesa y yo tenemos una empatía espiritual significativa a lo largo de los años, si yo estuviera dentro del cuerpo de Víctor, a lo mejor no le tiraba tierra a los árbitros, pero haría algo por el estilo, y si Víctor estuviera dentro de mí, fuera tan buen periodista como yo, estoy convencida de eso. Ahora puede ganar, puede no ganar, no creo que él pueda levantar tan rápido a ese equipo, ese nombre pesa, pesa para hundirte y pesa para levantarte, ojo con eso.
»Ese equipo estaba sin ánimos ninguno, claro, ya tienen transporte, ya tienen merienda, ya se hizo una lista de las necesidades de cada atleta, ya se sabe cuántos hijos tiene cada quien, si los hijos tienen libreta o lápices para la escuela, en fin, él llegó y habló con quién tenía que hablar y solicitó el apoyo necesario».
La gente se pregunta eso, ¿por qué Víctor si puede y los otros no?
«Bueno, Víctor es un tipo que se ha ganado el derecho de tocar puertas, se lo ha ganado porque está aquí, porque tiene criterio propio y se lo ha ganado porque para mí, es el hombre que más pelota sabe en Cuba, yo respeto mucho a Urquiola, a Rey Vicente Anglada, al mismo Roger que ha ganado tantas veces, pero Víctor es otra cosa, algunos dicen que lo que hace con la cabeza lo acaba con los pies, pero con la edad irá cogiendo experiencia. Ojalá yo pudiera ir al Latino para gritar por mis Industriales, pero dije que al Latino no entraba más y no entro, no le paso ni por al lado, más nunca regreso al Latinoamericano, a mí me humillaron y a mí nadie me puede humillar. Es verdad que el estadio no tiene la culpa, pero los que me olvidaron, los que me humillaron, sí la tienen, y yo soy inolvidable, recuerden mi autosuficiencia».
(Tomado de Playoff Magazine)