(Tomado de Facebook)
Por: Haroldo M. Luis Castro
Habla con aires de diva. Cada palabra suya encierra la naturalidad propia de quien aborrece secretos y censuras. Cómo le gustaría que la recordaran?Julia Osendi Díaz, consciente de haber reinado por méritos propios en la jungla del periodismo, todavía gusta de poner el dedo allí donde la llaga demande dolor para cicatrizar.
En estos años alejada de la televisión afirma haber cambiado. Apenas un simple mecanismo de autoengaño. Aunque ahora se imponga privar a los Industriales de su atención y asuma con aparente desenfado los anacronismos de un entorno deportivo suyo por derecho, basta oírla para intuir cierto dolor maternal. A Julita — la misma de las preguntas punzantes a pie de terreno — la polémica y la prosa apasionada la acompañarán hasta el último de sus días. Eso, ni siquiera ella puede evitarlo.
¿Por qué el periodismo deportivo?
«Yo soy una deportista frustrada. Lo que hice bien en mi vida fue correr. Pero, como era blanquita y chiquita, decían que no era explosiva, aun cuando era velocista, y se me hizo imposible practicar atletismo. Entonces cogí periodismo, siempre con la idea de dedicarme por entero a la información deportiva.
«En la Universidad salí de los primeros expedientes, por no decirte que el primero, y el “regalo” fue ubicarme como profesora de Economía Política y Marxismo en la Universidad de La Habana. Lo asumí porque tenía al niño recién nacido y necesitaba el dinero. Cuando comenzaba a preparar mis clases me llamaron de la Unión de Periodistas de Cuba diciendo que eso había sido un error y me tuvieron un año esperando por la ubicación.
«Me asignaron en la radio, para donde único dije que no quería ir, pero acepté porque me hacía falta trabajar. Empecé en Radio Cadena Habana y estuve dos años. Fue una gran escuela, nunca me lo imaginé. Ya luego por Eddy Martín y Héctor Rodríguez paso a la televisión nacional».
¿Cómo fue la experiencia de desarrollarse en un entorno, por aquel entonces, netamente masculino?
«Nunca tuve problemas con mis compañeros, algún que otro choque con el deportista, el entrenador o el dirigente. Pero poco a poco me fui ganando el respeto».
¿Considera que sufrió algún tipo de discriminación por ser mujer?
«De dos o tres jefes estúpidos, pero no, por lo general no».
¿Qué momentos de su carrera atesora con más cariño?
«Hay unos cuantos. La carrera de Ana Fidelia en Gotemburgo. Para mí fue espectacular porque a ella no querían siquiera llevarla al Mundial después de su accidente. Me enfrasqué entonces en hacerle reportajes, entrevistas y crónicas hasta que la incorporaron a la gira por Europa. El caso es que le dio la sorpresa a todo el mundo y el 23 de agosto de 1985 ganó los 800 metros. Yo corrí y salté con ella en la celebración.
«El triunfo del voleibol en Atlanta 96 y el de Sidney 2000, que Mireya Luis y yo nos enredamos y fuimos cancha abajo dando vueltas. Lamentablemente no hay video o foto de eso. Del béisbol, el primer Clásico Mundial. El triunfo de Vicyohandry Odelín y Pedro Luis Lazo fue algo grandioso para mí; y, claro, todo lo que ocurre en unos juegos olímpicos te emociona».
¿Qué deuda le quedó con el periodismo?
«Si tú supieras, un documental con Eddy Martín, que lo filmé y no lo hice. Uno con Antonio Muñoz, que lo filmé y no lo hice. Y otro, que te vas a quedar frío, con Rosita Fornés, mi ídolo, mi mamá, como la quiero. Si me preguntas, de esos, cuál es el que más me duele, es el de Rosita, porque se le han hecho muchos, pero como el mío, ninguno».
¿Por qué se jubila?
«Mira chico, cuando yo cumplí 55 años subieron la jubilación hasta los 60. Si antes tenía en mente retirarme, imagínate cuando llegué al tiempo requerido. Siempre pensé jubilarme, quitarme de encima la intensidad del trabajo diario y poder trabajar como contrato. Porque yo soy periodista, realizadora, locutora… o sea, que en cualquiera de las tres cosas me podían aceptar. Me ganaba un dinero aparte y me quitaba un poco de presión, que ya no podía con ella. Físicamente sí, pero espiritualmente cada vez se me hacía más difícil.
«Imagínate, a mí me presionaron hasta el final. Hay otros que viven como Carmelina — lo pones así — . Hacen lo que les da la gana. Van y vienen sin problema. Hacen jefatura de redacción, cuando la hacen, y mal, pero yo no tuve esa suerte. Me exigieron hasta el último día».
¿Su retiro no tuvo nada que ver entonces con problemas con el Inder y los medios oficiales, como se comentó?
«Para nada. A mí, incluso, Rodolfo García trató de quitarme la idea. Me retiré porque quise. Nadie, a favor o en contra, me dijo otra cosa. A lo mejor el rumor viene por lo que escribí cuando la visita de Obama y el juego de pelota de los Tampa Bay en el Latinoamericano, pero eso fue mucho tiempo después. Sí debieron invitarme a ese encuentro, al menos para sentarme en el center field.
«Sin embargo, aunque esas nimiedades ni siquiera influyeron en mí decisión de terminar, al Latinoamericano no entro más. Al menos hasta que cambie la Comisión Nacional de Béisbol y a mí se me respete y se me dé el lugar histórico que me gané. Yo no me merezco el olvido, me desecharon. Cosa que nunca me ha hecho la gente del atletismo, y más hoy con Yipsi Moreno, la decisión más inteligente que se ha tomado en años».
¿Cree que si quisiera volver los medios la aceptarían?
«No sé si me aceptarían, pero esta que está aquí no piensa volver ¿Estás loco? Qué va».
¿Se considera un referente del periodismo deportivo femenino?
«No, del periodismo deportivo en general. Soy autosuficiente porque mi padre me enseñó que la persona autosuficiente es aquella capaz de hacer las cosas, y yo realicé con creces todas las tareas. Fui reportera, redactora, jefa de redacción, locutora, editora, camarógrafa, comentarista deportivo y directora. Yo sí soy un referente; y que me digan lo que quieran, no me importa. Soy un referente de la prensa deportiva nacional».
¿Ha avanzado o retrocedido el movimiento deportivo cubano?
«El movimiento deportivo cubano se ha atrasado de manera terrible. Hay muchas cosas. El deportista número uno por lo general no está, eso es lo primero. Segundo, a ese atleta le hubiera costado mucho adaptarse a las nuevas corrientes y a nuestras condiciones. Ahora aquí el profesionalismo manda, en mi época mandaban la bandera, los colores y el escudo.
«La base se ha perdido. Nosotros hicimos un movimiento de activistas del deporte que sobre ellos caía casi todo el peso de los resultados. Después lo cogía un entrenador y lo pulía, eso ahora se ve muy poco. Los entrenadores de la base desaparecen de la base, y los de la superestructura se van del país. Hemos sacado para el exterior equis número de instructores, unos no viran por contrato y otros se quedan porque les pagan mejor que aquí.
«Cuando los enfrentamos en una América Latina que dominábamos a placer, ya nos conocen. saben por donde vamos a atacar, por donde viene el balón o la carrerita y nos combaten con las mismas armas.
«¿Qué más quieres que te diga? Hay que explotar la Comisión Nacional de Béisbol en pleno. Excepto Rodolfo Puentes, quito a todos los demás. Rodolfo ha sido un hombre consecuente, honesto, decente, trabajador. A lo mejor se me van algunos como él. Pero para no tener confusión me los llevo a todos».
¿Qué cree de las políticas para permitir la contratación de nuestros deportistas en certámenes y ligas en el exterior?
«No tienes de otra. Lo que pasa es que la política se equivoca porque no le puedes poner condiciones al deportista. A estas alturas del campeonato tú hiciste un balonmanista, un voleibolista, un corredor y viene cualquiera y te lo contrata. ¡Deja que lo contrate! Ah, ese muchacho te tiene que pagar impuesto a ti. Eso es otra cosa. Pero déjalo que él mismo ponga los términos antes de que se vaya.
«Aquí hay un problema con la Mayor League Baseball, pero, cuando tuvimos el acuerdo, lo primero que se hizo fue una lista de peloteros disponibles para negociar. Eso no es así. Los scouts tienen que venir y decidir. Ese fue un gran error, y el segundo decir que el béisbol es una Organización no Gubernamental.
«Mira, mientras los peloteros cubanos puedan jugar con la selección nacional, que ni nos paguen. Mejor que manden los implementos deportivos. No te estoy hablando ninguna locura. Si cobras en instrumentos nadie te puede decir que es para enriquecer un gobierno».
¿Qué le pasa al béisbol cubano?
«La misma historia. Multiplícalo por el atletismo, el voleibol… es lo mismo. ¿Qué incentivo puede tener un pelotero? Antes la gente de la prensa dormíamos en las casas de visita del Partido, la Agricultura o lo que fuera. Pero los peloteros dormían en los estadios, comían la comida de los trabajadores de los estadios. Época de Rigoberto Rosique, Fermín Laffita, René Arocha, que me lo dijo en una entrevista, época del Duque Hernández, no te creas que tan para allá tampoco.
«Un buen día se dieron cuenta que se empezaban a ir y les pusieron guaguas Youtong y hoteles. Cuando ese cambio se dio, y se les pagó creo que 400 o 500 pesos, hubo alegría. Pero ya eso no basta. Que tú llegues a una mesa sueca y haya ropa vieja en un lado y pescado con espina en el otro. Para un muchacho que necesita más comida o más diversidad, aquello dejó de ser un interés. El pelotero quiere más. El entrenador quiere más. Claro que se tiene que caer el béisbol».
¿No es responsabilidad exclusiva de la Federación Cubana de Béisbol?
«Para nada ¿La Federación en qué falla? En que no se da a respetar. Eso solo lo logró Carlos Rodríguez, que fue campeón infantil, 15–16, juvenil, primera división y segundo lugar en el Clásico Mundial».
¿Qué opinión le merece la separación del periodista Yasel Porto de los medios nacionales por pedir públicamente la renuncia de Higinio Vélez, presidente de la Federación Cubana de Béisbol?
«Una cosa increíble. Si detrás de la decisión hay cosas que tú y yo no conocemos, bueno. Pero por decir que a Higinio Vélez hay que quitarlo, si todo el mundo debería decirlo. Tampoco creo que Higinio sea mala persona. Lo que pasa es que él no decide, las órdenes le llegan de arriba».
¿Por qué los peloteros que juegan en la Grandes Ligas de Estados Unidos son ignorados? ¿Quién lo decide?
«Es una decisión, ¿de quién?, no sé. Yo no pude poner el jonrón de Kendry Morales en el 2003. ¿Qué vamos a hacer? ¿Tú no quieres seguir trabajando aquí? No tienes de otra. El que paga manda, aquí y en cualquier prensa del mundo. Lo de Kendry fue una bronca que no te puedes imaginar. Si es hoy, no sale el documental. Porque ahora veo las cosas de otra forma».
¿Cómo valora el periodismo deportivo cubano actual?
«Sobre eso no quiero opinar. Sí creo que, en el caso específico de la televisión, de Tele Rebelde y del Noticiero Nacional Deportivo se han perdido millones de cosas que periodistas como Carlos Alberto González, Milton Díaz-Canter y esta servidora, lograron. ¿Por qué? Porque no me parece que la información deportiva interese.
«Realmente nunca interesó mucho. Nosotros hicimos que se viera como algo importante. Dejar de hacer un espacio deportivo en el noticiero de las ocho eso en mi tiempo no se daba. Dicen que el otro día no salió un noticiero deportivo por una fiesta autorizada ¡Oye para eso! Si me siento a ver esas cosas en tres días me da un infarto.
«Como han dejado perder los documentales de las series nacionales, de los eventos múltiples. Todo lo que yo luché, las veces que dejé a los niños en la casa para que la historia del deporte no se perdiera».
¿Cómo le gustaría que la recordaran?
«Pues mira macho, por las broncas. Por el deseo de hacer… por los c…»
(Tomado de Medium.com)
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