POR JORGE EBRO
El espectáculo era digno de verse, pero en las gradas se echaba de menos al público. Miles más o menos en el parque de La Pequeña Habana, nada ni nadie en el mundo del béisbol podrá dejar de admirar lo logrado por José Fernández en una noche de martes donde sostuvo un duelo de pitcheo meritorio de otra franquicia, merecedor de otros fanáticos.
Los Marlins anunciaron 10,637. Habían menos. Fernández, sin reparar en factores externos, fue a más y guió a su equipo a un necesario triunfo 3-1 sobre Pittsburgh que devuelve la calma y sitúa las cosas en perspectiva en medio de un momento complicado por lesiones y ausencias.
“Siempre trato de ganar para mi equipo, no importa si los momentos son buenos o malos’’, expresó Fernández. “Pero este triunfo no es solo mío. Hay que ver como mis compañeros pelearon por salir adelante’’.
Delante estaba Gerrit Cole, el as de unos Piratas que apenas 24 horas antes habían vapuleado a los lanzadores de casa y pisado la goma en 10 ocasiones, con esa potencia de los equipos grandes.
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A sus espaldas, el cubano contaba con una ofensiva a la cual le tomó 15.1 capítulos facturar un trío de carreras en una séptima entrada, donde se podía cortar el aire por la tensión y el espectro del fracaso.
“Fue un gran duelo de pitcheo, de esos de antes, aunque aprecio más lo que hizo mi lanzador que el contrario’’, apuntó el manager Don Mattingly. “José ha estado mejorando, trabajando en sus envíos, sobre todo el cambio de velocidad. Fue una gran actuación de su parte’’.
Y es que cuando lanza Fernández hasta el aire de Miami huele a victoria, y se esperaba -a pesar del rival- un levante de la mano de un hombre que igualó una marca de franquicia al sumar siete salidas consecutivas con el triunfo de su lado.
Solo otros dos pitchers en la historia de los Marlins, A.J. Burnett en el 2005 y Dontrelle Willis en el 2003 y el 2005, acumularon siete victorias en siete salidas, pero Fernández parece predestinado a derribar todas barreras numéricas del club, como la de ponches en un mes al llegar a 56 en mayo para superar los 51 de agosto del 2008 perteneciente a Ricky Nolasco.
Al igual que Fernández, Cole se mantuvo imbatible hasta la séptima cuando un sencillo de Christian Yelich rompió el empate a cero con un sencillo y un wild pitch abrió las puertas a la segunda anotación antes de que los peces marcaran la tercera con un batazo de Justin Bour.
A.J. Ramos se apuntó su salvado número 16 no sin antes pasar por un susto al llenar las bases, pero pudo minimizar el daño a una sola carrera.
“Pase lo que pase, sea el resultado que sea, siempre voy a apoyar a A.J.’’, recalcó Fernández. “Él me tiene a mí y yo lo tengo a él. Para eso somos hermanos en este equipo’’.