Autor: Aliet Arzola Lima
MATANZAS.— Hace algunos años, exactamente en los compases finales de la célebre 50 Serie Nacional (o Serie de Oro), Pinar del Río instauró una moda en el béisbol cubano. Tras ganar cada partido, los miembros del Tsunami o los Lobos, como se le conocía a aquella versión de los vueltabajeros, se viraban la gorra y celebraban en el centro del diamante.
Y justo así, con las viseras hacía atrás, la novena pinareña subió a lo más alto del podio. Dicho estilo no quedó ahí, porque tres años más tarde repitieron y extendieron la práctica a los terrenos foráneos, al coronarse también monarcas de la Serie del Caribe en San Juan, Puerto Rico, en el 2015.
Por lo visto, la moda no ha pasado, pues este sábado, con miles de almas gastando todas sus energías gritándoles en contra, los Vegueros vencieron (9-7) a Matanzas en sus predios para igualar 3-3 la semifinal, y cuando cayó el out 27 festejaron de nuevo alrededor del box, cómo no, con las gorras hacia atrás.
Se dice rápido, pero no son muchos los equipos que tras dos derrotas en su terreno logran apagar el rugido de miles de fanáticos e imponerse en valla ajena, más cuando su margen de error ha desaparecido por completo. Esa capacidad de recuperación está reservada para las grandes novenas, al estilo de Pinar del Río, siempre enérgica y sin bajar los brazos.
No por gusto Víctor Mesa aseguró el pasado jueves que no había nada decidido, y que su misión era convencer en el Victoria de Girón para enterrar de una buena vez las aspiraciones vueltabajeras. Muy claro estaba el mentor yumurino, porque Pinar salió mordiendo, y amparados en el impulso de Lázaro Ramírez, Yosvany Alarcón y William Saavedra anotaron dos veces en el mismo capítulo de apertura.
“Conversamos en el hotel que era hoy o nunca, no había mañana. Ahora en el séptimo partido tenemos que salir con todo, ya llegamos hasta aquí y no nos vamos a dejar ganar”, expresó a Granma Saavedra, quien no fue puesto out en toda la noche.
Los presagios de un festín pinareño se disiparon un poco en el segundo acto, cuando Yurisbel Gracial, a quien le han fallado los nervios en más de una ocasión, despachó una soberbia línea por el bosque derecho que se perdió en la multitud, trueno válido para empatar el choque al encontrar a Jefferson Delgado en circulación.
“Hemos visto que no puede, le dimos un voto de confianza en turnos de responsabilidad, pero no respondió. Ya para el sexto juego lo bajaremos al octavo, sin tanta carga a ver qué da”.
Esas fueron las palabras de Víctor Mesa sobre Yurisbel Gracial tras concluir el quinto desafío de la semifinal, pero desde el jueves hasta este sábado pasaron 48 horas, y eso es mucho tiempo generando la mente del manager yumurino.
Gracial volvió a anclar como quinto madero, y demostró a las miles de almas presentes que no fue una decisión equivocada, pues remolcó tres de las siete carreras de su escuadra
No obstante, todo cayó en saco roto, porque sin cerrar el tercio inicial los Vegueros estaban delante otra vez en la pizarra, ventaja que ya no perdieron en el resto de la velada. Boleto del relevista Yoanni Yera (el abridor Jonder Martínez solo sacó un out) a Yosvany Alarcón, sencillo de Saavedra y elevado de sacrificio de Lázaro Emilio Blanco, abrieron las puertas del plato al máscara tunero, quien aprovechó su extraordinaria potencia en el corrido de las bases.
Alarcón le imprimió una fuerza inusitada a Pinar del Río, siguió todos los pitcheos, precisó a los lanzadores para que le entraran por la zona, luchó cada turno y corrió las bases excediendo los límites de velocidad, lo cual en ocasiones no le funcionó al ser puesto out buscando convertir en doble un sencillo al izquierdo.
“Mi arma fuerte es la ofensiva, incluyendo la velocidad, siempre salgo a buscar una base más y tratar de que mis acciones tengan un impacto positivo en el resultado de mi equipo”, precisó el receptor y tercer madero de los más occidentales.
Pero si hablamos de bujía en el plantel vueltabajero, me quedó con la inspiración que representó el regreso de Lázaro Ramírez al tope de la alineación. El hombre proa, sin dudas en el mejor año de su carrera, encarnó como un auténtico demonio con tres anotadas y par de extrabases.
“Estoy muy contento por mi actuación, me lesioné en Pinar pero ya me sentí muy bien hoy, sin molestias y cómodo frente a cualquier lanzador. Jugué en el sub-23 contra zurdos y derechos, eso me ayudó mucho en la temporada y a esta altura tengo más confianza para enfrentar a cualquier lanzador, aunque debo seguir trabajando”, aseguró a nuestro diario Ramírez, quien se ha embasado diez veces en estos play off y en seis de ellas ha pasado por la registradora.
Además del gasto ofensivo, Pinar se sustentó en el buen trabajo monticular de Vladimir Baños y Liván Moinelo, este último maniatando por completo a la artillería matancera antes de su repunte en el noveno contra Frank Luis Medina.
Baños caminó la mitad del encuentro y supo sacar outs en los momentos de mayor presión. Cuando se complicó en exceso y ya brotaban muestras de cansancio, Moinelo acudió en su rescate, con la misión de sacarse la espina de su anterior aparición.
El zurdo soltó humo con algunas de sus rectas, mejoró el control y la localización de sus pitcheos, y con un escón de ponches a su entrada dejó bien claro que la historia no se iba a parecer en nada, ni siquiera un poco, a la práctica de bateo del pasado miércoles en el San Luis. En total, el joven relevista retiró a siete de los ocho rivales que enfrentó, con seis estrucados.
En el epílogo, Medina no se presentó tan hermético como en su anterior salida y fue castigado con tres anotaciones que revitalizaron al Girón, aunque no alcanzó el gasto para evitar el siempre dramático séptimo partido.
“Vamos a jugar pelota, no hay nada ganado. Hoy fallaron nuestros lanzadores, hombres con experiencia en muchas Series Nacionales que cometieron errores mil veces mencionados, cosas que les decimos una y otra vez sobre cómo deben lanzar, pero no las asimilan”, afirmó Víctor Mesa en conferencia de prensa tras el partido, en la cual no se presentó el mentor pinareño Jorge Ricardo Gallardo.
Más allá de las fallas mencionadas por Víctor, a mi juicio se equivocó al sacar al relevista Adrián Sosa en el fatídico quinto episodio, pues este había ponchado a Yosvany Alarcón y en sentido general, es uno de los relevistas puntales del plantel.
Todavía temprano en el juego, y con el marcador pegado (4-2), no había necesidad de extraer a Sosa para colocar al zurdo Ramón Licor en aras de trabajar a Lázaro Emilio Blanco, también bateador de la llamada mano equivocada.
El manager de los Cocodrilos anunció al derecho Freddy Asiel Álvarez como su abridor para el crucial desafío, mientras por la novena pinareña debe actuar el también derecho Yosvani Torres, aunque cuentan también con las opciones de Yaifredo Domínguez y Wilber Pérez. Lo cierto es que las cosas no están tan claras ahora como cuando arribamos a Matanzas, porque los pinareños han ganado, y son cada vez más peligrosos.
ANOTACIÓN POR ENTRADAS
V. DE GIRÓN C H E
PRI. 201 051 000 9 11 0
MTZ 020 011 003 7 12 1
G: Vladimir Baños (1-1). P: Yoanni Yera (0-1). Jrs: Yurisbel Gracial y Ariel Martínez.