POR JORGE EBRO
Esta no es de las noticias que pasa de largo, escondida en la última de las páginas o en lo más bajo y recóndito de los portales de internet, sino que se convierte en una especie de parteaguas, especialmente en un país donde las noticias reales no se publican o cuando más, se manipulan.
Que al menos dos medios online hayan decidido rebotar -porque no fue dada a conocer en tiempo real- la firma del contrato de Yulieski Gurriel con los Astros por $47.5 millones pudiera tener muchas lecturas en la tierra de los rumores, pero yo prefiero concentrarme en otro aspecto.
Me parece excelente que la prensa cubana se haga eco de un hecho que realmente engrandece el deporte del país. Gurriel le ha dado mucho a su país, a su gente en cualquier parte del planeta, y merece que se le reconozca, que se le siga, ahora en el momento de su firma y mañana y pasado mañana, cuando vista el uniforme de Houston. En lo bueno y en lo malo.
Si la noticia hoy ha levantado cejas por lo insólito de su publicación, ojalá que en lo adelante sea la norma, no solo para Gurriel, sino para todos los deportistas cubanos afincados fuera de la isla, los peloteros, los boxeadores, los de MMA, los de voleibol.
Por algún lado de la nota se habla de que Gurriel «desertó», pues bien, que desaparezcan esta clase de verbos para él y para todos. Que se destierre el adjetivo de traidor. Que lo anormal sea visto como la norma. Que la apertura, si realmente la hay, llegue a la mayoría.
Que todos puedan reunirse pronto con sus padres y hermanos, esposas e hijos, algo que ayudó mucho a Gurriel en su proceso hacia las Grandes Ligas y que, seguramente, ayudará a todos esos que han debido dejar atrás a lo mejor de sus afectos en espera de una reunión que no siempre se produce. Jugar acompañado es mucho mejor que hacerlo solo.
Y ya que estamos puestos a pedir, que se elimine la horrible y que yo sepa nunca anunciada -aunque debe de andar por ahí, en alguna gaveta polvorienta- regulación de que un «desertor» no puede regresar a su tierra hasta que no cumpla ocho años de castigo. Todos deportista habría de poseer el derecho de retornar cuando le venga en gana, sin pedir permiso a nadie, como todo ser humano, y de hacer con el dinero ganado con su talento lo que le venga en gana. Cero listas negras.
Sigamos pidiendo, que en marzo veamos un equipo nacional cubano con todos sus mejores nacionales en el Clásico Mundial de Béisbol, con Gurriel, Abreu, Céspedes, Moncada -quien por cierto se marchó legalmente como Alexei Bell-, Hechavarría, Puig, Despaigne. Lo que más vale y brilla sin que medien otras consideraciones, ni políticas ni geográficas.
1 comentario
De acuerdo no mas divicion si todos somos cubanos pase lo que pase con exitoo y sin el