En cualquier país con un mínimo de institucionalidad, la elección del manager nacional es un asunto que se resuelve entre federaciones, técnicos y expertos del juego. Pero en Cuba, ya sabemos, las decisiones no las toma quien sabe, sino quien manda. Y en esta historia reciente, la del nuevo director del equipo Cuba, no hubo excepción. Fue Miguel Díaz-Canel, sí, el presidente de la República —ese mismo que no sabe cuánto cuesta una libra de arroz ni cuántas veces se ha ido la luz en su barrio— quien decidió que el manager del equipo nacional sería Germán Mesa.
No la Federación Cubana de Béisbol. No el INDER. No los técnicos. No los peloteros. Fue el jefe de un Estado con una crisis estructural y una economía en ruinas quien tomó el tiempo, entre apagones, escasez de combustible y una migración sin freno, para sentarse en el Consejo de Estado y escoger un director de béisbol. Si esto no es realismo mágico, que venga Gabo y lo vea.
Vamos a los hechos. La Federación Cubana de Béisbol —que, dicho sea de paso, no es independiente, ni autónoma, ni funcional— tenía una propuesta clara: Noelvis González. Un técnico serio, con experiencia reciente en ligas internacionales, respetado por jugadores y conocedor del béisbol moderno. Esa misma propuesta fue respaldada por Osvaldo Vento, presidente del INDER, el máximo rector del deporte cubano. O sea, por una vez coincidían dos estructuras del Estado en algo lógico.
Pero en Cuba la lógica es subversiva.
¿Quién escogió a Germán Mesa?
Según fuentes muy cercanas al proceso, se celebró una reunión en el Consejo de Estado en la que estuvieron presentes Vento, Juan Reinaldo Pérez Pardo (presidente de la FCB), el primer ministro Manuel Marrero y el propio Díaz-Canel, entre otros dirigentes de menor rango. Y allí, en ese pequeño cónclave de poder, con la Isla en ruinas y la gente haciendo colas para un poco de pollo, se discutió… el manager del equipo Cuba.
¿Y por qué no Noelvis? Simple: no es del Partido, vive fuera del país y —peor aún— no lo pueden controlar. En la Cuba del 2025, más que saber de béisbol, hay que saber agachar la cabeza. Para entrar al banco del equipo nacional hay que entrar primero por el aro ideológico. De nada sirven tus títulos, tus resultados o tu visión del juego si no estás dispuesto a decir “Patria o Muerte” en una reunión.
Marrero, cuentan, tampoco era muy partidario de Germán Mesa, pero al final cedió. Porque cuando el presidente habla, el resto asiente. Fue el mismo Díaz-Canel quien impuso su voluntad y ordenó que Germán fuese el escogido. Y así fue. No hubo más análisis, no hubo votación, no hubo consulta técnica. Fue un dedazo en toda regla. Un dedazo presidencial.
¿Y la Federación? Bien, gracias. Sirvió de decorado. Hizo el papel de siempre: obedecer.
Esta historia, que en cualquier parte parecería una sátira de mal gusto, confirma lo que en abril de 2019 dijo la administración Trump al cancelar el acuerdo MLB-FCB: que la Federación Cubana de Béisbol no es más que una extensión del aparato gubernamental. No actúa por cuenta propia, no decide, no representa al béisbol cubano: representa al poder. Y punto.
Con este nombramiento, el régimen no solo vuelve a demostrar su desprecio por la profesionalidad y la meritocracia, sino que deja claro que el deporte sigue siendo un brazo más del control ideológico. Germán Mesa podrá tener habilidades con el guante y experiencia en Series Nacionales, pero en términos de conducción moderna, liderazgo efectivo y aceptación dentro del grupo de jugadores profesionales, es una figura profundamente rechazada.
Pero ya sabemos que eso no importa.
En Cuba, no se escoge al que sabe. Se escoge al que conviene.
Y así vamos al Clásico Mundial 2026: con un equipo sin estrellas, con un manager sin respaldo y con una federación sin poder. La fórmula perfecta para otro papelazo internacional. Pero qué más da si, al final, el objetivo del sistema no es ganar en el terreno, sino mantener el control fuera de él.
Total, lo que pasa en el dogout es lo de menos. Lo que importa es que el manager sea “revolucionario”.
Y ahí sí que Germán cumple con creces.

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6 comentarios
«Los Reyes de la Mitomania Deporitva»,deberian titularos
Uds no escriben articulos,uds escriben comedias-satiricas,»de veras que les preocupa nuestra pelota?Jajajaja,,No me hagan reir.
Ya justificaste «los grants» del mes,puedes sentirte satisfecho,a linchar al manager cubano del clasico.Piuedes quitarte la careta de «fanatico precouapdo por la saud de la pelora cubana,sabemos por donde coge y hacia donde va’ tu tumbao.
Con articulos como estos,cualquiera que no conozca «la mala idea» que anida en los corazones de «los pagineros-escribidores»,de aqui,que tratan de generar polemicas por una razon y hasta por lo contrario,podrian hasta verlos como «defensores del deporte cubano».pero NO si a uds lo que les jode es que Cuba participe y si lo hace con un equipo mixto de aqui y de alla’,le da la rabieta y en simultaneo,comienzan a linchar a los pelotreros que si dan el Si Por su pueblo,porque esa es la diferencia entre uds y personas como yo,que aunque emigramos y vivimos fuera,no nos sentimos obligados ni obligadas,a escupir o difamar,a nuestros deportistas,vivan donde vivan.
De que se quejan uds,si uds lo que desean es que Cuba,ni este’ presente.Que lo compre el que no los conozca.
Me maravilla el esfuerzo que hacen uds por parecer,tener una «opinion preocupada y responsable» por nuestro equipo de baseball,porque para empezar,SABOTEAR es la mision de uds,cada vez que hay un clasico.No es ni nuevo ni original.Uds va a formar lios,por la mas minima razon……Los conocemos de atras!