Aunque hoy no viva su mejor momento, Guantánamo ha legado muchas luminarias al béisbol cubano. Desde que llegó al Guaso a fines del siglo XIX, la pelota encontró tierra fértil para su desarrollo y no fueron pocos los guantanameros que destacaron en equipos de la antigua provincia de Oriente.
Luego, en las primeras Series Nacional, tampoco era difícil encontrar buenos jugadores de esa región, e incluso con el tiempo algunos llegaron a ser campeones con los uniformes de Orientales, Serranos y hasta del equipo Cuba.
A fines de los noventa los guantanameros clasificaron por primera vez a los play off y desde entonces se han consolidado en el imaginario besibolero como “los Indios del Guaso”, aunque con un paso irregular. Fuera de Cuba, algunos de sus hombres han logrado llegar al más alto escalón rentado.
De los antes y los de ahora, conformamos entonces un All Stars histórico de Guantánamo. Con esta selección continuamos la serie que OnCuba dedica a los mejores peloteros de Cuba de todos los tiempos.
Receptor: Sin ser espectacular el más indicado me parece Roberto Borrero, pues los del Guaso no han sido prolíferos en buenos receptores. Borrero fue de los más estables, con 18 Series en las cuales casi llega a los 1,000 hits, lució promedio ofensivo de .265 y 429 impulsadas. En su contra hay que mencionar los ponches recibidos, pero su defensa de .981 es óptima, más si comparamos la cantidad de bases que le robaron contra los hombres puestos out, 490 por 407.
Primera base: Puede mencionarse el récord de lances sin error de Yoennis Southeran, pero antes tuvo un ídolo a seguir, Agustín Lescaille, quien, además, es el mayor jonronero (212) de todos los tiempos en el extremo oriental (si bien Reinaldo Fernández también mostró su fuerza jugando por Camagüey).
La elasticidad de Lescaille era proverbial, al extremo de que ganó el sobrenombre de “El hombre de goma”; también lo fue su resistencia durante 22 temporadas, válidas para ocupar el cuarto puesto en partidos jugados. Conectó más de 2,000 jits y empujó más de 1,000 carreras, pegó más de 300 dobletes y fue buen robador con más del 60 por ciento de efectividad.
Muchas veces fue refuerzo imprescindible del equipo Serrano en las Series Selectivas y tras analizar su currículo queda la impresión de que fue desestimado injustamente de la selección nacional: terminó primero en participación en doble plays, outs y lances, cuarto en veces al bate y sexto en comparecencias al plato.
Segunda base: Entre los aspirantes podrían estar Aldo Salvent (años 50) y Yoilán Cerce (siglo XXI), pero Andrés Telemaco (década del 60 y principios del 70) fue uno de los más espectaculares infielders a principios de las Series Nacionales. Su rápido pivoteo, en coordinación con el granmense Agustín Arias, hacía las delicias de los fanáticos, lo mismo con Oriente, Orientales o Mineros. También integró la histórica selección al Mundial de República Dominicana 1969.
En 13 campeonatos conectó 465 hits para .260 de promedio. Su defensa de 953 fue discreta, pero hay que atender su rating de época, el mismo que lo ayuda como el clásico chocador al ostentar un buen OBP. Además, fue el primer bateador en Series Nacionales en conectar seis indiscutibles en un juego y exhibió buena efectividad en el robo de bases (72 robadas por 39 outs).
Campo corto: Mi voto es para Dainier Moreira. De trotamundos entre Holguín y Guantánamo, llegó a la selección nacional gracias a una nebulosa permuta hacia el fallido dream teammatancero que formó el manager Víctor Mesa. También reforzó a Ciego de Ávila y Pinar del Río en Series del Caribe.
Con buen bateo de por vida (.314) y aceptable defensa (.962) Moreira supera a otros campocortos del Guaso, como a Jesús Ruiz (años 90), e incluso concretó más doble playsque Telemaco, aunque muchos no fueron con Guantánamo. En nueve Series casi llegó a los 100 dobletes, aunque su slugging es bajo, y solo empujó a 278 corredores.
Tras abandonó una concentración del equipo Cuba, no logró consolidarse como profesional con los Marineros de Seattle y recaló en los Cangrejeros de Santurce, Puerto Rico, con los que bateó para .289, y en doble AA con Lincoln y Cleburne.
Tercera base: En esta posición, Alexis Laborde luce por su productividad a la ofensiva, pero no fue igual con el guante y de acuerdo con el rating de época no puede compararse con un amateur de los años 30 y 40: Luis Suárez, que es entonces mi elegido.
Suárez nació en Alto Songo, en la frontera de las actuales provincias de Santiago de Cuba y Guantánamo, pero su mote de “La Montaña guantanamera” fue la primera bengala de esta actual provincia. Se le considera el pionero de este terruño en llegar a una selección cubana, y también lo hizo, aunque muy fugazmente, en las Grandes Ligas con los Senadores de Washington.
Antes había sido uno de los más potentes bateadores del circuito amateur cubano, con el club Fortuna, desde donde fue seleccionado para el equipo Cuba en las Series Mundiales de 1942 y 1943. En la primera bateó .579 y en la segunda .371, siendo líder en jits, triples e impulsadas.
Luego firmó con los profesionales y se fue a los Estados Unidos en un extenso periplo por las Menores entre 1944 y 1952 –nueve equipos desde clase A hasta D–, paso en el que se incluye la Liga Internacional de la Florida con los Havana Cubans y Tampa.
Right field: Roberquis Videaux (finales de los 90 y principio de los 2000) ha sido uno de los bateadores zurdos de más poder en las Series Nacionales, incluso fue champion bate en 1998 (.393).
A puro batazo se ganó un puesto en el equipo Cuba y no defraudó en el Mundial de de Italia 98 en el que líder en anotadas y jits, con .484 de average, y tampoco en los Centroamericanos de Maracaibo, en los que proemdió .480. Sin embargo, su rendimiento en la selección fue en declive poco a poco al tener malos torneos en los Panamericanos de Winnipeg 99, la Copa Intercontinental Cuba 2002 y el Mundial Taipei 2003.
Con Guantánamo se mantuvo con un puntal al bate e incluso fue líder jonronero del campeonato de 2001 (23). En 15 temporadas conectó .322, con 130 jonrones, 503 de slugging, y un buen 980 defensivo.
Center field: El puesto debe ser, sin dudas, para Giorvis Duvergel (principios del siglo XXI) por su versatilidad como primer bate, su rapidez, desplazamiento y factor de rango a la defensa.
Este zurdo era buen tocador y veloz en el robo de bases –es el mayor robador histórico entre los guantanameros–, aunque debió explotar mucho más cuando llegó al equipo Cuba. También asombran sus 138 jonrones como hombre proa.
Su .327 ofensivo por 16 Series es harto elocuente. Por demás, superó los 1,400 hits, con más bases por bolas que ponches, ideal discriminación para el primero en la tanda.
Debutó en la selección cubana en el Mundial de 2001, luego participó en los Centroamericanos de Cartagena 2006, y la Intercontinental de Taipei ese año, aunque no hizo el grado al Primer Clásico. Un año después fue campeón en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro, plata en el Mundial de Tapei y otra vez plateado en los Olímpicos de Beijing 2008.
Left field: Todos los jardineros de esta selección son bateadores por encima de 300, pero Ariel Benavides (década del 90) parece el indicado para el ala izquierda al ser el segundo jonronero histórico de Guantánamo. De su swingrapidísimo salieron 176 pelotas por encima de las cercas, también 1,210 hits y 208 tubeyes, válidos para average de .313 y slugging de 517 –el mejor histórico en su equipo– en 15 temporadas.
Su promedio defensivo de .956 no es alto para un jardinero, pero quien batea con fortaleza tiene que ser regular, sin que los ponches del típico slugger sean menoscabo. Se gana por carreras y Benavides fletó 652 para el plato.
Tres veces fue internacional por Cuba –dos Mundiales, 98 y 2003, y un Centroamericano, 98–. Además, fue líder en cuadrangulares (25) en 1996, refuerzo de Serranos y Orientales en Selectivas y también participó en Copas Revolución.
Batedor designado: En la búsqueda de un bateador nato para este puesto hay varios sluggers con el inseparable poco tacto que los identifica. Dentro de este grupo está Leonel Bueno, con 117 vuelacercas en 16 años y 460 carreras impulsadas, pero el descartado como antesalista Alexis Laborde (finales de los 90 y principio de los 2000) lo supera en casi todos los aspectos, en casi igual época, en igual cantidad de torneos y al menos hizo un equipo nacional para la copa de Barcelona 97.
Laborde botó 10 pelotas menos que Bueno, pero tuvo más tacto (más de 1,300 hits) y mejor frecuencia de impulsadas -aunque también de ponches, su punto flaco como ya se dijo–, y ponía más bolas en juego. Por eso le doy mi voto.
Utility: No puedo dejar fuera de este All Stars a Aldo Salvent (años 50), a pesar de la presencia en la intermedia de Telemaco. Este profesional en su condición de suplente podía hacerlo en casi todo el infield.
Cuando casi no había jugadores del Guaso en los equipos profesionales y amateurs de Cuba él coqueteó con la selección nacional de los Centroamericanos del 46 y luego como rentado bateó para un discreto. 230 con el Marianao y el Habana. Fue el primer guantanamero en una Serie del Caribe, cuando los Tigres de la “ciudad que progresa” –lema de los de Marianao– se impusieron en el área.
De la lista de aspirantes a integrar este equipo es oportuno mencionar a Oscar Rodríguez y aclarar que Fermín Laffita se hizo santiaguero por desempeño y holguinero por residencia, mientras que Alcides Massó y Reinaldo Fernández siempre actuaron por Camagüey, al igual que Leonardo Goire con Matanzas y otros más que emigraron a otras provincias.
Lanzadores: Incluyo tres nombres de la etapa profesional anterior a 1959: Eddy Abad, Antonio “Chicuelo” García y Wilfredo Salas; a otro que es la conexión de las dos épocas, Alfredo Street; también a un trío de las Series Nacionales compuesto por Osvaldo Duvergel, Alfonso Illivanes y Giorgi Díaz; y a otro trío que aunque pasó por las Series llegó a MLB: Onelkis García, Roenis Elías y Dalier Hinojosa.
Reconozco que otros pudieran rozar esta idílica selección, como Leonides Turcás, Reembert Abella o Emiliano Diament, pero en ella hay tres ligamayoristas y apenas 10 cupos en el bull penideal.
Eddy Abad (fines de los 50) nació en Baracoa, pero se fue a jugar con el Artemisa de la Unión Atlética Amateur. En Estados Unidos pasó por sucursales de los Senadores de Washington, y jugó en Florida, Nueva York y en Pensilvania, todas franquicias de Ligas Menores. Fue reserva del Marianao y en 1959 estuvo en la Liga Mexicana con el Veracruz.
Antonio García “Chicuelo” (primer quinquenio de los 50) nació en el central Ermita. Fue prometedor derecho del Fortuna en la Unión Atlética Amateur de Cuba, luego pasó a la pelota rentada en la Liga Internacional de la Florida con los Pilotos de Lakeland en 1950, con los que ganó 10 y perdió 14. Con Marianao fue principalmente relevista, con pocas decisiones (4 y 3), pero con buen PCL de 2,97. En Venezuela su paso fue fugaz y sin buena suerte con los Leones de Caracas entre 1954 y 1955.
Wilfredo Salas (años 40) jugó en ligas profesionales de Cuba, Estados Unidos, República Dominicana, Venezuela y México. En la Isla fue casi siempre relevista, aunque luego en México se destacó como ponchador con las Águilas de Veracruz. Además de su tránsito por las Ligas Negras con los New York Cubans, en su hoja de servicios hay diez años en Ligas Menores y una Serie del Caribe con el Magallanes venezolano.
Alfredo Street (década del 60) es para muchos símbolo del capitalino team de los Industriales, pero cuando el pichón de Boquerón llegó a La Habana ya su hoja de servicio por Oriente era muy amplia y hoy tal vez no muchos la recuerden. De varias selecciones de Guantánamo pasó a los Mulos de Nicaro, luego a la Liga de Pedro Betancourt, en Matanzas, y al central Cunagua dentro de la Liga Intercentrales Azucareros de Cuba, hasta emigrar a La Habana, donde integró los Telefónicos, antiguo equipo exclusivo para blancos.
Su paso por Industriales le valió su entrada al equipo Cuba en los Panamericanos Chicago 1959, la Serie Mundial Amateur de San José 1961, los Centroamericanos de Kingston 1962 y San Juan 1966 y nuevamente los Panamericanos de Winnipeg 1967.
En ocho Series Nacionales ganó 33 y perdió 26, pero su promedio de limpias terminó en un exquisito 2,01; además le batearon muy poco (.199). Aunque lo anterior fue con los Azules hay que tener en cuenta su origen real para ubicarlo con Guantánamo, donde sí actuó antes de 1959, a diferencia de casos similares como Oscar Gil –con tres inocuas series en Guantánamo, pero con mayor valoración en Holguín, con el cual obtuvo los mejores lauros– o Vicyohandry Odelín (siempre con Camagüey).
Alfonso Ilivanes (mediados de los 70 hasta mediados de los 80) en 1982 ganó 10 para su equipo en la Serie Nacional, lo que le valió incluirse en una preselección que enfrentó a profesionales mexicanos, y luego con Orientales, en la Selectiva, concluyó con 9 y 7, y un promedio de limpias de 2,63. Con esta credencial estuvo en el equipo Cuba que terminó en plata en los Centroamericanos de La Habana.
Sin una novena de gran respaldo –formó parte tanto de Cafetaleros como de Guantánamo–, casi completa las 100 aperturas por espacio de 11 temporadas, en las que ganó 87 y perdió 101. También logró 15 blanqueadas y un promedio de limpias de 3,68. En Selectivas integró las nóminas de Orientales y Serranos.
Osvaldo Duvergel (década del 80 y principio de los 90) fue el más consistente de los pitchers guantanameros en las Series Nacionales, uno de los de más temporadas y que integró los equipos Serranos –al cual ayudó a ser campeón de manera determinante– y Orientales en las Series Selectivas. En todos esos torneos acaparó cuatro veces lideratos en victorias (entre 9 y 13 éxitos), juegos completos y lechadas, en ocasiones en su zona clasificatoria y en otras a escala total del evento local, lo cual le abrió paso a dos Copas Intercontinentales (1989 y 1991) y a unos Juegos Panamericanos (1991) vistiendo el uniforme de Cuba.
En 15 Series Nacionales terminó con balance de 129 y 134, 125 relevos, actuación en 394 juegos, 24 lechadas, 4,29 como promedio de limpias y 899 ponches.
Giorge Díaz (finales de los 80 y principios de los 90) fue el derecho que le ganó la final a Taipei de China en el debut del béisbol olímpico en Barcelona 92. Un año después también fue a la Copa Intercontinental de Italia. Para llegar allí el hombre del municipio Manuel Tames tuvo espectacular temporada, haciendo estragos con su singular ángulo por el lado del brazo a base de sinker y slider.
A pesar de liderar en poches en 1991 y ser el de más victorias en 1990, 1991 y 1993, la calidad de su equipo no le acompañó y tras 10 temporadas en le box concluyó con 70 éxitos y 83 derrotas, aunque con buen promedio de limpias de 3.81 y casi el doble de ponches contra bases por bolas. En 1998 fue el mejor en lechadas y condujo a Guantánamo a su primera post temporada. Como refuerzo de Orientales y Serranos en las Selectivas sus actuaciones tuvieron más respaldo, de hecho fue campeón con estos últimos en el épico torneo de 1992.
Onelkis García (2007 hasta la actualidad) con 12 ganados y 12 derrotas en tres Series Nacionales, y 4,73 de limpias, casi nada avizoraba su futuro derrotero. Luego de emigrar pasó por las Ligas Menores en Rancho Cucamonga, Chatanooga y Alburquerque antes de debutar en las Grandes Ligas con los Dodgers de Los Ángeles, con los que apenas dio un boleto, pero se convirtió en el primer guantanamero nato en actuar en un box de MLB.
Luego volvió a las inferiores con Omaha, Arkansas, Birmingham y en la Liga Mexicana con los Diablos Rojos (concluyó con 10 y 10 en las Menores, con 4,18 de efectividad) antes de retornar al circuito mayorista con los Reales de Kansas City, como relevista con lamentable tendencia wild.
Los Tigres de Licey, en República Dominicana, fueron otra opción (3 y 2, PCL 2,77) , pero definitivamente Onelkis se abre paso en la Liga Japonesa con los Dragones de Chunichi, de la Liga Central, donde promedia por debajo de 3,00 carreras en efectividad, con WHIP de 1,28 y aperturas de calidad.
Roenis Elías (siglo XXI) es el segundo lanzador guantanamero en llegar a las Grandes Ligas, también siniestro. Lo hizo con Seattle y asombró a muchos, al no exhibir con anterioridad números atractivos en Series Nacionales.
En apenas dos años había relevado más de lo que había abierto y su balance de 7 y 10 con pésimo promedio de 7,37 no auguraba éxito como rentado. No obstante, se impuso en Estados Unidos con 17 y 20 con los Marineros, hizo escala con los Medias Rojas de Boston –con muy discreta actuación– y retornó a Seattle, con los que en 2018 exhibe menos de 3,00 carreras limpias por juego.
Dalier Hinojosa también llegó a MLB luego de integrar equipos nacionales. Tiene el record de un no hit no run a Sri Lanka, entre los universitarios, insuficiente medidor, pero que no deja de ser exótico.
Como curiosidad, el derecho nació en Isla de la Juventud, pero estuvo siempre vinculado al extremo oriental de Cuba. Con su equipo Guantánamo en 8 Series Nacionales ganó 42 y perdió 40, con 4,30 de PCL
Después su carrera en las Grandes Ligas fue exitosa, pero fugaz por una lesión en el hombro, con Boston y Filadelfia –en especial en este último equipo–, tras lo cual dejó una excelente huella de 31 ponches en 35 innings, 5 victorias y 2 derrotas, y 1.51 de limpias.
Director: “El Mago” Servio Borges (fines de los 60 hasta el 2000). Aunque se le recuerde más por su debut con Azucareros y por su récord de ganados con el equipo nacional este técnico nació en la porción más oriental de Cuba.
De graduado de Cultura Física pasó a ser el manager campeón con los “dulcísimos” de Las Villas y ese mismo año 1969 no se conformó con ser el director más joven de la selección nacional, sino que alcanzó uno de los triunfos internacionales más espectaculares al derrotar a Estados Unidos en el mundial de República Dominicana. Así inauguró la llamada revolución técnica y arrasó con el equipo Cuba en la mayoría de los eventos internacionales, casi siempre con decisiones arriesgadas, polémicas, pero exitosas de manera providencial. Por algo le apodaron “Mago”.
Borges llegó a ser director de la Comisión Técnica y Presidente de la Federación Cubana de Béisbol. También ganó la oncena serie con Azucareros, al dejar al campo a Mineros, y vino desde el extranjero a reanimar a La Habana con la corona en la Selectiva de 1990.
También es recordado por medallas de plata muy sufridas, como las de la Copa Intercontinental Edmonton 81, los Centroamericanos La Habana 82 y la olimpiada Sidney 2000, pero fue indiscutiblemente uno de los mejores técnicos por casi tres décadas, con ocho Mundiales (1971, 72, 73, 76, 78, 80, 90), tres Panamericanos (1971, 75 y 79, cuatro Centroamericanos (1970, 74, 78 y 90) y una Copa Intercontinental (1979) en su haber.