POR JORGE EBRO
En algún momento le iba a tocar a un cubano lanzarle a Cuba. A Yunesky Maya no le queda otro remedio que salir esta noche a intentar ganarle al equipo con el cual vivió grandes momentos cuando vistió el uniforme nacional y en un choque de vida o muerte para su nuevo club: la República Dominicana.
Granma y las Águilas Cibaeñas llegan este martes a un encuentro con ribetes de revancha, luego del triunfo de los quisqueyanos cuando se vieron las caras por primera vez, y la mayor de las Antillas perdió el invicto en la Serie del Caribe de Guadalajara 2018.
En esa ocasión los dominicanos dependieron de los envíos del estadounidense Bryan Evans, dejando a Maya supuestamente para el partido del lunes contra México, pero el manager Lino Rivera pensó dos veces su decisión y decidió darle un día a más a su diestro cubano para que le trabajara a la novena de la tierra que le vio nacer.
«Sé que pude ser emocionante para el, porque ese equipo es el de su país, pero hablaremos con él para que no pierda el enfoque», expresó el manager de las Águilas, que es puertorriqueño. «Aquí estamos representando a la República Dominicana. En algún momento le iba a tocar a un cubano».
Los campeones de la tierra del merengue usaron a Raúl Valdés en el primer choque y a Francisley Bueno en el segundo, mientras que Evans trabajó el tercero. Con la clasificación en la mano, la decisión de Rivera de no apurar a Maya parece ser la correcta…a primera vista.
Por la isla trabajará Lázaro Blanco, el mejor exponente del pitcheo cubano en los últimos tiempos, quien viene con la experiencia de su paso por la liga independiente Can-Am y de varios torneos internacionales.
Antes del choque entre Puerto Rico y Cuba, Rusney Castillo y Dayron Varona expresaron sus sentimientos encontrados por medirse contra su país de origen, algo similar comentó Ronnier Mustelier con la bandera mexicana.
La labor de Maya se antoja más profunda que la de sus compatriotas bateadores: depositar a Dominicana en la final de la Serie del Caribe ante el equipo que mejor ha jugado en este corto torneo.
Elegido en par de ocasiones el mejor lanzador de la LIDOM, Maya posee experiencia de Grandes Ligas, Corea -donde lanzó un juego sin hit ni carrera- y las ligas invernales, un periplo que comenzó al salir de Cuba en septiembre del 2009 y firmar un pacto con los Nacionales de Washington.
Maya fue uno de los pilares del cuerpo de lanzadores de la isla a nivel nacional e internacional desde el 2005, y había integrado las escuadras que tomaron parte en los dos Clásicos Mundiales de Béisbol en el 2006 y el 2009. Durante seis campeonatos cubanos, acumuló balance de 48-29 y 2.51 de efectividad.
Los sacrificios de Maya comenzaron desde que era pequeño, cuando se resignaba a recoger pelotas en el estadio de Pinar del Río sólo para estar cerca de sus ídolos. Casi vivía en el parque y un día lo mismo le recibía pelotas en la goma a José Ariel Contreras que ayudaba en una sesión de prácticas al entonces mánager Alfonso Urquiola.
Ahora, ese chico que recogía pelotas en el Capitán San Luis tiene la misión de hundir a los cubanos y elevar a la República Dominicana. Aunque sea un profesional y haga su trabajo, Maya estará bajo lupa.