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Quisieron las coincidencias de la vida que el 23 de octubre se convirtiera en uno de esos días sagrados para el deporte, pues ese día en diferentes años nacieron el famoso futbolista brasileño Pelé y dos de las más grandes estrellas de las series nacionales de béisbol: Omar Linares Izquierdo y Eduardo Paret Pérez.
Edson Arantes do Nascimento, reconocido en cualquier parte del planeta por Pelé, vino al mundo el 23 de octubre de 1940 para erigirse con el paso del tiempo en el jugador que discute con el argentino Diego Armando Maradona la condición de mejor futbolista de todas las épocas.
En Suecia, 1958, fue uno de los baluartes de la primera coronación de la selección auriverde en campeonatos del orbe. Tenía poco más de 17 años y anidó seis balones en las redes contrarias, dos de ellos en la victoria contra los suecos, 5 a 2, en la disputa del título. Entonces emergió como el jugador que con menos edad ha disfrutado la conquista del trofeo principal en justas mundiales de este tipo.
Luego volvería a reinar con el gran Brasil en Chile, 1962, y Ciudad de México, 1970 y así entró en la historia como el único futbolista con tres cetros planetarios, aunque no pudo aportar mucho en la segunda conquista al lesionarse en los inicios del torneo.
Cuando Pelé celebraba sus 27 años, el 23 de octubre de 1967, nació en San Juan y Martínez, Pinar del Río, un pequeño que aun cuando creció hasta ser uno de los peloteros más extraordinarios que ha tenido el archipiélago cubano, todavía cuando se arrima al medio siglo de vida, le siguen llamando El Niño.
Y el calificativo se lo ganó Omar Linares Izquierdo por las tantas cosas que hizo a temprana edad. No había cumplido los 15 cuando vistió el uniforme cubano en un mundial juvenil. Tenía 15 años, un mes y 25 días cuando arrancó la XXII Serie Nacional, la cual marcó su debut en estas lides.
No había arribado a los 18 cuando se agenció su primera corona de bateo en la temporada de 1984-1985 con 409 de average e integró la selección nacional a la Copa Intercontinental de 1985.
Como miembro del equipo Cuba intervino en todos los certámenes internacionales de más jerarquía, con excepción del clásico mundial que surgió cuando el gran Omar ya había colgado los spikes.
Asistió a tres Juegos Olímpicos, proclamándose campeón en 1992 y 1996. En esta última justa se convirtió en el primer jugador en despachar tres cuadrangulares en un desafío.
Formó parte del conjunto criollo que ganó los mundiales de 1986, 1988, 1990, 1994, 1998, 2001; las Copas Intercontinentales de 1985, 1987, 1989, 1993, 1995; los Juegos Panamericanos de 1987, 1991, 1995 y 1999 y los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1986, 1990, 1993 y 1998.
En la Copa Intercontinental efectuada en Puerto Rico, en 1989, disparó tres bambinazos en un choque para igualar la hazaña de Pedro José (Cheíto) Rodríguez frente a Panamá en la versión de 1979.
Fue exaltado al Salón de la Fama del Béisbol Cubano en la refundación de este, en el 2014.
Cuando Omar Linares era apenas un chico de 5 años, el 23 de octubre de 1972 nació en Santa Clara, Eduardo Paret Pérez, quien le discute a Germán Mesa Fresneda la condición de mejor torpedero de las series nacionales de pelota.
Participante al igual que Linares en tres Juegos Olímpicos, en los que se vistió de oro en 1996 y 2004, Paret es el único jugador que ha sido distinguido como el más valioso en un campeonato mundial de mayores (2005) y en una cita del orbe juvenil (1990).
Medallista dorado en cuatro mundiales (1994, 1998, 2001 y 2005) tres Copas Intercontinentales (1995, 2002 y 2006), igual número de Juegos Panamericanos (1995, 2003 y 2007) y dos Juegos Centroamericanos y del Caribe (1993 y 2006), Paret fue uno de los pilares en la trilogía de títulos nacionales logrados por Villa Clara en la década del noventa y en el subcampeonato alcanzado por Cuba en el Primer Clásico Mundial, en 2006, equipo en el cual desempeñó la responsabilidad de capitán.
Hermosa coincidencia la de este 23 de octubre, día en que vinieron al mundo tres deportistas que hicieron vibrar de emoción a miles de aficionados en varios lugares del planeta con un golazo en el caso de Péle, un oportuno estacazo salido de las muñecas de Linares o un electrizante fildeo con la firma de Paret.