Escrito por Mario Martín Martín
Y ustedes dirán, amigos lectores: ¡Y dale con la importancia de los lanzadores en el béisbol!, pero es que los hechos en los últimos días me obligan a volver sobre el tema. Disculpen entonces si soy recurrente.
¿Por qué será que a José Ángel García solo le batean 200 en un campeonato donde la media ofensiva es de 286?
Un sencillo dato me animó a escribir estas líneas: en la selección de los refuerzos fueron 30 los peloteros escogidos, pero 16 resultaron lanzadores. Y que conste, creo que algunos conjuntos, incluso, debieron elegir más serpentineros.
Un equipo puede ser mediocre al campo y a la ofensiva, pero si tiene un buen cuerpo de tiradores nunca será “mango bajito” para sus rivales. Es por eso que asombra que en las provincias no se trabaje con más fuerza en esta área de juego desde las filas escolares.
No comprendo cómo los entrenadores más avezados del área de pitcheo no están a tiempo completo en las categorías Sub 15 y Sub 18. Ahora que se habla de “salvar” el nivel de nuestra pelota no estaría mal comenzar por ahí.
Pero, ¿vieron el Juego de las Estrellas? Solo siete imparables entre ambos conjuntos y desde luego esto obedeció a que trabajaron los mejores lanzadores. Se hizo más verdadera la frase de que cuando hay pitcheo… ¡no hay bateadores! Claro, no quiero tampoco ser absoluto.
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Cuando el batear se convierte en algo fácil, queda en tela de juicio la esencia de este deporte, porque, precisamente, hacer un swing y pegarle bien a una pelota que se aproxima a gran velocidad, es una de las acciones más difíciles de realizar en cualquier deporte.
Pero no voy a profundizar mucho más en el tema por el momento. Esperaré a que finalice este segmento de la LVI Serie Nacional de Béisbol en Cuba para luego compararlo con la fase inicial. Luego les cuento