POR DAGOBERTO ARESTUCHE FERNÁNDEZ
«Respondí a las exigencias y disciplina del béisbol que se juega en Japón, donde cada detalle en la defensa y ofensiva es bien observado, con los correspondientes señalamientos cuando no se hacen bien las ejecuciones. Es un béisbol distinto, en el que también se aprende, sin menospreciar la calidad del nuestro.»
Así manifestó el receptor Ariel Martínez Marrero, máscara de los Cocodrilos de Matanzas, en entrevista para esta redacción: «Se es profesional en todo momento, porque se exige desde la preparación, de siete de la mañana a cinco de la tarde, de lunes
a lunes. Se entrena cuando no se juega. Es interesante saber que los técnicos admiran a quien continúa practicando una vez concluido el horario de entrenamiento, reconocen a quien lo haga, pues expresa que el pelotero quiere aprender, ascender, y esto significa que en el terreno rendirá más. Lo aprendí de mi preparador, Ogawa, quien no estará en el próximo ciclo.»
Ariel, con 23 años cumplidos en mayo último, dijo que el rigor no lo sorprendió porque se exige y cumple este programa al pie de la letra. Dada su posición de receptor, son muchos requisitos para lograr los objetivos de llegar a ser alguien, aspiración lógica
de cada atleta.
«Te pagan, pero te sacan el dinero en todo momento, desde la formación y aprendizaje hasta en el juego. E, incluso, el apartamento y demás gastos el equipo lo sufraga, pero descontado del salario del contrato. Debes atenderte, cocinarte y enfrentar las
demás necesidades.»
Acerca del idioma manifestó que «no resultó una barrera, al contar con ayuda del traductor, dominar bastante del inglés y aprender del lenguaje local, pues Yurisbel Gracial, Alfredo Despaigne y Liván Moinelo no son parte de mi equipo.»
Al referirse a las justas beisboleras explicó que en las Ligas Mayores se efectúan 140 juegos, y 110 en las menores, y de esta última cantidad él participó en alrededor de 30, más otras 28 en un certamen especial que tiene lugar en la ciudad de Nagoya.
Siguen con mucha disciplina la dieta del atleta en aras de poseer el peso adecuado para que puedas rendir al máximo y no tengas problemas con el estado físico y la salud.
«Cuando en enero de 2018 firmé con el equipo de la ciudad de Nagoya, Dragones de Chunichi, de la Liga Profesional de Japón, sabía lo que ello significaba en responsabilidad personal y del béisbol cubano, pues mi principal objetivo era el de incrementar los conocimientos que luego pudieran servir a mis coterráneos.»
Transcurrido los primeros ocho meses entre la pelota nipona, considerada la segunda en calidad, luego de las Ligas Mayores norteamericanas, acumula nuevas armas para defender su rigorosa posición tras el home.
«Nuevamente partiré hacia Japón para continuar con el Chunichi, y cuando regrese en octubre o noviembre próximos vestiré la camiseta de mis Cocodrilos de Matanzas».
Como la entrevista tuvo lugar en su domicilio, calle 216, entre 137 y 139, en La Playa, tuvimos la posibilidad de intercambiar con la familia y con su padre, Reynaldo, conocedor del béisbol.
Estaba, además, Camila Valladares, su novia y estudiante del primer año en Medicina, mientras que él cursa el tercero en Cultura Física: «Los interrumpí durante mi estancia en Japón, pero terminaré los estudios.»
Así conocimos que durante los juegos que realizó con los niños en el barrio sufrió una fractura en el dedo anular de la mano izquierda, aunque ya está repuesto.
APORTES DEL COMIENZO
Desde que se diera a conocer como pelotero y, en particular, como receptor de la selección de los Cocodrilos de Matanzas, Ariel Martínez Marrero disfruta del aprecio de aficionados y de quienes lo conocen en el barrio, sobre todo, los niños, con quienes
comparte momentos de su tiempo libre.
Desde pequeño era sociable en su natal poblado de Martí, donde naciera el 28 de mayo de 1996, pero dos años después, junto a sus padres y hermano mayor, se traslada hasta la capital provincial. Durante su tránsito por la escuela primaria José Luis Dubrocq inicia la práctica del béisbol.
Estaba en cuarto grado, y lo hacía a la manito, las cuatro esquinas y luego al bate, como se denominan estos sistemas callejeros. Posteriormente en el beisbolito de La Playa comienza a recibir los fundamentos de la disciplina.
En la Eide Luis Augusto Turcios Lima, curso 2008-2009, en la categoría 13-14 años, su equipo obtiene medalla de bronce en los Juegos Escolares Nacionales, «similar resultado que en las filas del 15-16», manifestó.
Así se desarrollan los primeros tiempos del joven atleta que integró la selección que conquistó el título juvenil en el Torneo Panamericano de México. Su potencialidad deportiva atrajo la atención de los técnicos. Posterior a su paso por el torneo sub-23, fue llamado a los Cocodrilos yumurinos, en los que milita en las temporadas de la 54 a
la 57, pues en la presente no estuvo.
Acerca del acuerdo entre el béisbol local y las Grandes Ligas norteamericanas manifestó satisfacción por lo que significan las aspiraciones de los peloteros: «Mi agradecimiento a cuantos se preocupan por mí y feliz año les deseo a matanceros y cubanos en general.»