Por: Javier Gonzalez
Para muchos, Nolan Arenado es un orgulloso atleta norteamericano, que se codea con los mejores exponente del béisbol Mundial y que dejaría la piel en el terreno luchando por los colores de la tierra que lo vio nacer, crecer, y que le ha abierto todos los caminos hasta convertirse en lo que es hoy. Quienes tengan esta noción del tercera base de los Rockies de Colorado, no pueden estar más en lo cierto. Sin embargo, Nolan es más que eso, Nolan es el fruto de una bonita, y a su vez traumática historia de una familia cubana que, como muchas, le tocó emigrar de la tierra que los vio nacer, en busca de mejores oportunidades para ellos y su descendencia. Precisamente Nolan forma parte de esa descendencia.
El ahora mejor tercera base del planeta, nació un 16 de abril de 1991 en Newport Beach, California, producto de la unión del cubano Fernando Arenado y Millie Arenado, una mujer nacida al igual que su hijo, en Estados Unidos, descendiente de boricuas.
Su abuelo paterno, Gerardo Arenado (conocido cariñosamente como Yito), sufrió carcel en Cuba por sus ideas políticas contrarias al gobierno de Fidel Castro, lo cual deterioró la salud de su esposa y abuela de Nolan. El hijo de Gerardo y padre de Nolan, Fernando, emigró hacia España entonces y con grandes esfuerzos, pudo sacar al resto de la familia que aún residía en Guantánamo, la provincia más oriental de la isla.
Nolan, sin embargo, no es ajeno al dolor que ha sufrido su generación, pero afirma que lleva el amor por sus antepasados muy arraigado:
«Nunca olvidaré lo que mi padre hizo por mí al venir a este país, pero al crecer, nunca me avergoncé de ser cubano. Esa en mi sangre «, dijo Arenado, mientras se preparaba para representar a Estados Unidos en el pasado Clásico Mundial, «USA está pasando por momentos locos con los inmigrantes. Hay muchas personas enojadas. A veces, mi padre está triste y decepcionado.»
La curiosidad fue tanta, que tiempo antes, mientras se celebraba un tope deportivo entre las escuadras de Cuba y la franquicia de los Rays de Tampa Bay, Arenado no ocultó sus deseos de jugar en Cuba algún día:
«Es algo que desearía poder hacer. Me encantaría jugar allí. Creo que es importante volver algún día, ver el país. Eso es lo que soy. Es la patria de mi familia.»
«Es algo que voy a hacer. Quiero ver un juego allí. Quiero estar en ese estadio (Estadios Latinoamericano, La Habana). Quiero poder llevar bates, guantes y pelotas para los niños, para compartir con ellos lo que he podido disfrutar »
Y como todo caballero, Arenado cumplió cada una de sus palabras un tiempo después. En noviembre de 2016, Nolan fue de visita a Cuba con su papá, y por fin pudo palpar el ambiente que se respiraba en la tierra de su padre:
«Nosotros [en EEUU] nos molestamos cuando nuestros iPhones no funcionan, o nos obsesionamos con las últimas zapatillas deportivas. Pero esas personas [en Cuba] no tienen nada en comparación con nosotros. Estados Unidos es el país más grande del mundo, pero en Cuba la gente es genial, son personas hermosas y cálidas. Si pongo todo en perspectiva, debo agradecer a Dios por todo lo que tengo”.
Una acción que en particular marcó a Nolan, fue el momento en el que le regaló un balón de fútbol a un niño cubano y lo hizo llorar de la emoción: «Fue una experiencia que me cambio la vida», sentenció.
Muchos fanaticos del béisbol, observan en Nolan una actitud y una entrega, que generalmente no es común en los atletas estadounidenses. Durante el pasado mes de la herencia hispana en los Estados Unidos (15 de septiembre-15 de octubre), en propio pelotero dejó muy claro de dónde venían sus instintos hacia el deporte que ama:
«Fui criado con mi familia viendo béisbol cubano, no hablo español, pero es algo que llevo en la sangre y por seguro influye en mi forma de jugar»
Nolan Arenado acaba de, literalmente, arrasar con todos los premios ofensivos y defensivos en su posición en la temporada que recién concluyó, pero más allá de este año, el portentoso antesalista de los Rockies de Colorado, ha conquistado guantes de oros en cada una de sus primeras cinco temporadas en el mejor béisbol del mundo, convirtiéndose en el primer jugador de la Liga Nacional en lograrlo, además, con su año de 130 carreras empujadas y 87 extrabases, Arenado se convierte en el primer tercera base en la historia del mejor béisbol del mundo con 130 o más carreras empujadas y 80 o más extrabases en tres temporadas consecutivas. La conquista del bate de plata, igualó a Nolan con el legendario Salón de la Fama Mike Schmidt como los únicos antesalistas en el viejo circuito con tres bates de plata de manera consecutiva.
Sin dudas Nolan apenas está calentando, preparándose para una carrera, que perfectamente podría encontrar su meta en Cooperstown, sobre todo tomando en cuanta que apenas tiene 26 años.