Por Diego Méndez Calero
Dijimos en un comentario anterior, que el objetivo de hacer global la práctica del Béisbol, a partir de llevar al mundo una modalidad callejera, con pelota de goma, golpeada con la mano, sin guantes, sin lanzadores ni receptores y con equipos de cinco jugadores, parecía inalcanzable, y tenemos ese criterio, porque esa variante y otras, existían en Cuba y otros países hace 70 años o mucho más y no se logró que el verdadero deporte, se propagara por todo el orbe.
Añadimos, que otras declaraciones del titular de la Confederación Mundial de Béisbol Softbol (WBSC, por sus siglas en inglés), Ricardo Fraccari, eran cuestionables. Por ejemplo, se sabe que el COI sacó nuestro deporte nacional de su programa, entre otras razones, porque quería la participación de los mejores peloteros y las Grandes Ligas de Estados Unidos no lo permitía y no lo autorizará.
Y ahora regresará para Tokio 2020, porque le interesa a Japón y al COI, pero será muy difícil que lo incluya París en el 2024. También habla de la posibilidad de reducir los juegos a siete entradas. Eso es copiar otra idea del Softbol, que nació del Béisbol, y decimos otra, porque la llamada regla de muerte súbita, que mata los juegos cerrados, comenzando entrada con dos corredores en circulación, también es tomada de la llamada bola blanda.
Por último, anuncia la propuesta de clasificación de la Confederación para Tokio, y es una fórmula que favorece totalmente a Asia en detrimento de América.
En fin, un objetivo quimérico e ideas que pueden dañar al Béisbol.