En medio de una crisis económica y social en Cuba, el béisbol, considerado el deporte nacional, se encuentra en una encrucijada que amenaza con cambiar para siempre la dinámica de la Serie Nacional. La dictadura cubana, enfrentando una situación cada vez más insostenible, ha buscado soluciones en alianzas poco convencionales que han generado controversia y descontento entre los seguidores del pasatiempo nacional cubano.
Recientemente, los altos mandos del béisbol y el deporte cubano sostuvieron una reunión con pequeñas y medianas empresas (Mypimes) para discutir la posibilidad de que estas asumieran la responsabilidad de la mal llamada «Liga Elite». En esta reunión, se planteó la idea de ceder los equipos a estas instituciones en un consorcio con el gobierno, pero según fuentes cercanas, el negocio no se vislumbraba como rentable.
La «Liga Elite» ha exacerbado el descontento entre los jugadores, quienes protestan por los bajos salarios, fijados en $3500 pesos cubanos, lo cual ha llevado a un ambiente tenso dentro de los equipos. Un jugador en acción en el torneo expresó su frustración, destacando que los dirigentes parecen estar desconectados de la realidad del día a día de los atletas.
«No hay reunión, guagua o terreno que asome la cabeza donde algún dirigente no se le ponga el dedo y se le digan todas las verdades», declaró el jugador, reflejando la magnitud de la insatisfacción entre los deportistas.
La falta de motivación entre los jugadores se agrava al no haber torneos internacionales en el horizonte. La situación es tan precaria que Juan Reinaldo Pérez Pardo, el comisionado nacional y presidente de la Federación Cubana de Béisbol, anunció en conferencia de prensa que la actitud de los jugadores se tomará en cuenta para la integración de futuros equipos Cuba. Sin embargo, la noticia de que la FCB llamará a jugadores de ligas extranjeras para el próximo Premier 12 ha acentuado el descontento.
«¿Para qué vamos a jugar abajo del sol por 3500 pesos si para el equipo Cuba van a llamar a los de afuera?», cuestionó un jugador de la Liga Elite, encapsulando el sentimiento generalizado entre los atletas.
La difícil situación económica del país se ve agravada por la suspensión de todos los campeonatos nacionales de otras categorías debido a la falta de fondos. Ante este escenario, surge la pregunta inevitable: ¿Qué pasará con la Serie Nacional? ¿Está destinada a desaparecer?
La incertidumbre en el béisbol cubano refleja los desafíos más amplios que enfrenta la isla y plantea interrogantes sobre el futuro de uno de los pilares culturales y deportivos del país. A medida que la Serie Nacional pende de un hilo, la respuesta a estas preguntas podría redefinir la identidad misma del béisbol cubano