Dánel Castro juega con Las Tunas en la Serie Nacional del béisbol cubanoJusto a los 40 años, luego de 23 temporadas de consagración total al béisbol; después de sufrir como pocos injusticias de todo tipo y de vencer siempre dentro del terreno padecimientos que para otros habrían sido prohibitivos, el tunero Dánel Castro arribó este lunes a las mil carreras impulsadas en Series Nacionales.
Con su elocuente número 1 en el uniforme, el tercer bate de los Leñadores remolcó dos de las carreras con las que Las Tunas derrotó 9×5 al campeón nacional, Ciego de Ávila. La número 999 llegó a la altura del tercer capítulo, cuando encendió un cohete hacia el jardín izquierdo del parque Julio Antonio Mella que remolcó desde tercera base a Yuniesky Larduet y sirvió para poner encima a su equipo.
Como tantas otras tardes en la Hoguera de los Leñadores, Dánel volvió a ser el referente ofensivo de un equipo que ha variado con los años su fisonomía, pero que sigue teniendo en la “Pantera” de Manatí a un seguro de vida. Por eso, al margen del descafeinado espectáculo que es la Serie Nacional, la afición del “Mella” se mantuvo expectante hasta que en la parte baja del séptimo episodio encontró nuevamente a Larduet en la antesala y, con un largo elevado al bosque central, alcanzó el millar de remolques en el béisbol nacional.
Arribar a una cifra tan importante es uno más de sus muchos logros. En la retina de la fanaticada cubana sigue aquella noche de 1999 en la ciudad de Baltimore, cuando destrozó un mito a fuerza de batazos y produjo de 5-4, con par de triples, cuatro anotadas y dos impulsadas ante el pitcheo de los Orioles; o las dos ocasiones en que decidió con jonrones sendos Juegos de las Estrellas, algo que nadie más ha conseguido. Entre sus grandes momentos podrían contarse, también, el día en la que Las Tunas clasificó por primera vez a una postemporada, de la mano de una generación en la que él ha sido un pilar, y la noche en que, vestido de naranja, ayudó a los villaclareños a poner fin a una sequía de títulos que duró 18 años.
Todo eso, a pesar de haber confesado que en estos 20 años debió luchar contra un molesto esguince, ya crónico, con frecuentes crisis de gastritis o padeciendo una sinusitis que el inclemente sol antillano convierte en “unos dolores de cabeza infernales”.
El arribo de Dánel a las mil carreras impulsadas se produce en un momento en el que Las Tunas necesita más que nunca de su probada capacidad de liderazgo. La sanción por todo un año al receptor Yosvani Alarcón exige un paso al frente, otro más, del pelotero al que no pocos tuneros prefieren ver, bate en mano, cuando llega la hora de la verdad.