VENTURA DE JESÚS (GRANMA)
El zurdo Yoanni Yera está entre quienes han sacado la cara por los Cocodrilos en la actual campaña del béisbol nacional. Las escasas buenas actuaciones de los matanceros se deben, en buena medida, al brazo de este serpentinero, hoy uno de los más fuertes en nuestra pelota.
Oriundo del municipio de Martí, cumple la tarea con una eficacia admirable. A su cuenta van cuatro de las primeras seis victorias del equipo y exhibe excelente saldo de ponches (46), con menos de tres boletos por partido.
De mantener ese ritmo, Yera podría agenciarse la cuarta corona en forma consecutiva del casillero de ponches propinados. En la pasada Serie, con saldo de 154 estrucados, impuso una marca para lanzadores de la provincia, que hasta entonces estaba en poder del legendario Gaspar «Curro» Pérez, el Héroe de Quisqueya.
A los 28 años de edad, y con diez temporadas, Yera se ha convertido en uno de los zurdos más efectivos y de los que mayores progresos muestra en el último lustro, observó Jesús Salgado, entrenador de pitcheo de la nave yumurina.
Entre otros aciertos, el técnico mencionó su tremenda fortaleza física, los avances en la concentración en el box y que nunca descuida el entrenamiento. Se prepara con mucha seriedad, porque sabe que es una condición indispensable para conseguir buenos resultados, admitió.
Reconoció la amplitud de sus recursos y el dominio sobre la «recta de dos costuras», con evidente aprovechamiento ante los bateadores rivales. Si con hombres en bases mejora su mecánica a la hora de lanzar, sería todavía más efectivo, pues tiene lo esencial: la técnica y la fuerza física, comentó el técnico luego de significar que se trata de un hombre muy difícil de vencer en la etapa regular.
LA BAJA ESTATURA
En los inicios, Yera corrió la misma suerte de otros tantos atletas cubanos. La baja estatura le pasó factura. «Los técnicos decían que no tenía el prototipo ideal, que era muy bajito, y por eso no me aceptaron en la EIDE», recuerda el lanzador.
En un breve intercambio, justo antes de iniciar el primer juego en la subserie ante Ciego de Ávila, el zurdo matancero dijo hallarse en plena madurez, más seguro de sí mismo y listo para tener otra excelente campaña.
«He ganado en control y aplomo, soy un pitcher que trabaja con alto voltaje, agresivo, a veces parece que estoy molesto, ido del juego, pero no es así, es mi temperamento».
Mide algo más de un metro con 65 centímetros, aunque en el box aparenta tener mayor estatura. Su recta, que sobrepasa en ocasiones las 90 millas, da la impresión de llegar más rápida que la de otros tiradores con similar velocidad. Es lo que los expertos llaman «bola pesada».
«Lo mío es estar siempre por encima de los bateadores, salgo a tirar strike y tratar de sacar el primer out de la entrada. Eso da tranquilidad y me ayuda a utilizar todo el arsenal en lo adelante», considera el monticulista.
Acerca de la decepcionante actuación de los Cocodrilos, comentó que las cosas no han salido bien y algunos no han podido hacer su trabajo como se esperaba, además de sentirse la ausencia de peloteros claves que ahora cumplen compromisos internacionales. Aseguró que no hay problemas internos, el equipo sigue siendo el mismo.
Agradeció la oportunidad de haber participado en el béisbol profesional de Panamá, experiencia de la que sacó buenos dividendos.
Yoanni Yera conserva la esperanza de que los Cocodrilos logren la clasificación a la siguiente fase de la Serie Nacional, algo ya bien difícil, pero no imposible. «Al igual que mis compañeros y el equipo de dirección, voy a hacer todo a mi alcance para ayudar a ese propósito», enfatizó.