Por Jesse Sánchez
BOSTON — Yasiel Puig estuvo bajo la lupa el pasado sábado en el Miller Park, y el cubano no desaprovechó el momento. Era la hora de brillar en Milwaukee.
Puig hizo su característico bat-flip y festejó de lo lindo mientras corría las bases tras su bambinazo de tres carreras en el séptimo inning del Juego 7 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional. Su cuadrangular ayudó a los Dodgers a asegurar una victoria de 5-1 que los envió directo a la Serie Mundial, y de paso le dio a Puig un momento de consagración.
Este no era el Puig bueno. Este era el gran Puig. El hombre espectáculo, el cañonero y el héroe sobre el terreno de juego, todo en uno.
Y mientras es imposible predecir cuál versión de Puig veremos en esta Serie Mundial, lo que sí es cierto es que la más grande personalidad de los Dodgers está de regreso en el mayor escenario y usted no podrá quitarle los ojos de encima.
«Ciertamente hay mucha algarabía con Yasiel. Mucha energía», opinó el dirigente de los Dodgers, Dave Roberts. «Existe algo de imprudencia en él, por lo tanto, mi trabajo, y el de mis instructores, es de aceptarla, pero también controlarla hasta cierto punto. Debe existir un balance, pero siempre y cuando sea positivo todo está bien».
Ha sido fácil documentar la excentricidad de Puig a lo largo de los años.
Los impresionantes bat-flips tras conectar un jonrón -y a veces también tras dobles o sencillos- junto a sus gestos con la lengua de fuera son tan comunes como sus potentes y precisos tiros desde los jardines. Puig siendo Puig significa tener la habilidad única para entusiasmar a una base de aficionados con una hazaña que le cambie el rumbo a un juego y luego frustrarlos con una pifia a la hora de correr las bases o un error infantil en la defensa todo al mismo tiempo.
«Algunas veces, hago mis cosas como lanzar un beso o sacar la lengua y a veces a la gente no le gusta, pero esa es mi manera de jugar», manifestó Puig. «Esa es la manera en que me siento bien y juego mejor. Cada día y en cualquier momento y en cualquier oportunidad, estoy creciendo poco a poco y juego al béisbol como la gente quiere que juegue. Sólo tengo que enfocarme y dar lo mejor de mí».
Las celebraciones tras una victoria de los Dodgers durante la postemporada también han sido, podemos decir, notables. Un Puig bañado en champán siempre es el corazón de la fiesta. Baila y trata de empapar al que se le ponga enfrente, y tras el Juego 7 de la SCLN, sus víctimas incluyeron a un grupo de reporteros desprevenidos sobre quienes terminaron vaciando contenedores con agua bien fría sobre sus cabezas.
Fue un Puig sin camiseta quien garantizó que los Dodgers ganarían la Serie Mundial tras asegurar el título del Oeste de la Liga Nacional en el Juego 163 de la temporada regular, y ahora, el cubano está a cuatro victorias de acertar su pronóstico. El jardinero derecho batea .333 con promedio de embasarse de .429 en 11 encuentros esta postemporada. También exhibe un porcentaje de slugging de .533 y un OPS de .962. El año pasado, el oriundo de Cienfuegos, Cuba, disparó dos cuadrangulares y remolcó cuatro carreras en siete compromisos durante la Serie Mundial en contra de los Astros, pero tuvo más ponches (cinco) que imparables (cuatro) en 27 visitas al plato.
Ese no fue el Puig bueno. El toletero espera tener mejores resultados con el madero esta vez.
«Quiero tomar [la Serie Mundial] como cualquier otro juego y no tratar de hacer más de la cuenta», enfatizó. «Creo que el año pasado en la Serie Mundial, un par de compañeros y yo tratamos de hacer más de la cuenta, y por esa razón los resultados no se dieron como hubiésemos querido. Ahora, trataré de enfrentar a Boston – en mi primera vez jugando en Fenway Park – y dar lo mejor de mí sin excederme. Todo lo que puedo hacer es jugar una buena defensa y dar lo mejor de mí».
Lo mejor de Puig puede ser satisfactorio. Fue felicitado por la mayoría de sus compañeros después de su tablazo de tres carreras en contra de Milwaukee, una muestra de que el impredecible pelotero estelar de los azules es querido en el clubhouse, con todo y sus defectos.
«Es un gran compañero», aseguró el JMV de la SCLN Cody Bellinger.
«Siempre ve por los demas. A veces hace cosas en el terreno que generan controversia, pero entendemos de dónde viene y que esa es su manera de jugar. Si está jugando de esa manera, significa que se está divirtiendo y es entonces cuando muestra su mejor versión. Realmente no tengo nada malo que decir sobre él».