Profesan ¨los que saben¨ que el pitcheo es el 75% de la victoria de un equipo en el beisbol, si un buen staff de lanzadores las aspiraciones de cualquier equipo están prácticamente condenadas. Los White Sox de arrancar una prometedora campaña han pasado a cargar el lastre de un pitcheo que roza el completo desastre.
Pedro Grifol tendrá que sacar todas las dotes posibles para poder reencaminar a unos Medias Blancas que se ven perdidos y completamente sin rumbo en el Big Show. Si bien antes de comenzar la temporada era algo predecible que el conjunto del lado Sur de Chicago tuviera en el pitcheo su principal talón de Aquiles, nadie imaginó la escala de gravedad que tendría ese talón.
Antes de iniciar la jornada del 3 de mayo en la Gran Carpa, White Sox se ubicaba en el lugar 29 de 30 equipos en cuanto a promedio de limpias, con record colectivo de 5.80, aventajando solamente a Oakland en esta lista. Los serpentiros de Grifol para colmo son los segundos que más batazos de vuelta completa permiten con 49 en 262.1 entradas lanzadas.
A tantas malas sensaciones que se esparcen en el montículo, se suma un bateo que si bien fue lo que salvó en más de una ocasión el pellejo del elenco del South Side, ahora mismo va de capa caída en conjunto con los lanzadores.
El anémico promedio de bateo colectivo de solo .233 se junta a un OPS de lágrimas, pues se manejan con un porcentaje de .670 ocupando el lugar 25 de las 30 franquicias de Grandes Ligas. En fin, que si los bates no responden, menos posibilidades habrá de que alguien levante ese pitcheo.
¿Solución a corto plazo?, la verdad se me ocurren pocas para no decir que ninguna. Por el momento ya la gerencia del equipo comenzó hacer sus movimientos de emergencia buscando agitar la coctelera, para lograr un cambio esperanzador en un proyecto que va pintando tonalidades grises en su línea de tiempo esta temporada.