El equipo de Matanzas se encarga de demostrar este año que el béisbol es impredecible, luego que la mayoría de los especialistas lo daban para ocupar plaza clasificatoria para la segunda vuelta del certamen cubano en su versión número 58.
Es lógico que las demostraciones de los Cocodrilos, medallistas en los últimos siete años, le otorgaran ese favoritismo.
En ese lapso, sin incluir los play offs, el equipo logró al mando de Víctor Mesa 349 victorias y perdió 185 para promedio de 654 y en la pasada Serie con la dirección de Víctor Figueroa, conquistaron 61 triunfos y 29 derrotas, para un total de 410 victorias y 214 fracasos, cociente de 657.
Como el béisbol es un deporte de muchos números, agreguemos que desde la Serie Nacional 51 (2011-2012), hasta la 57 (2017-2018), los Cocodrilos ganaron 58.6 encuentros por temporada, algo difícil de conseguir, además de implantar decenas de marcas individuales y colectivas para la provincia y el país.
De esas últimas mencionemos los 70 juegos ganados y 20 perdidos de la justa número 56, hace dos años, cuando también hicieron la proeza de alcanzar 42 conquistas y cayeron solamente en tres ocasiones en la primera vuelta; el récord para segundas etapas de 33 y 12, en la edición 57 lo convirtióen el único equipo que ha podido obtener 60 victorias o más en dos torneos seguidos de 90 encuentros.
Cuando han transcurrido 30 desafíos del actual certamen el balance de solamente siete triunfos, nos presagia un sello negativo para conjuntos matanceros en este tipo de calendario. En solamente 15 partidos que restan a la primera vuelta, no parece cierta una recuperación de la tropa de Figueroa.
Victorias, derrotas y rachas significativas
La provincia yumurina ha contado con tres equipos en la historia de nuestros campeonatos: Henequeneros, Citricultores y Matanzas.
Los primeros ganaron tres campeonatos y los segundos dos, mientras que los de Matanzas aún tienen la deuda de conseguir un certamen.
Es interesante señalar que en el caso de los del Henequén, tuvieron un salto de un sexto lugar entre doce conjuntos en la VIII Serie Nacional a un primer puesto en la IX, de 1969-1970, con Miguel Ángel Domínguez al frente de la nave. Este fue el primer pergamino de un equipo matancero después del triunfo de la Revolución.
Seguidamente vinieron 17 años de pobres resultados, hasta que en la Serie número 25 logró un cuarto lugar, un primero en la 26, de 1989-90 y que repitió en la competencia número 27, de 1990-91. Ese paso ganador lo retuvo al siguiente año Industriales, y ocuparon el segundo lugar, todo eso bajo la dirección de Gerardo Junco.
Citricultores, de un lugar 12 en la temporada de 1975-76, mejoró once escaños al conquistar el liderazgo en la de 1976-77, con Juan Brégio como manager.
Ya en la Serie número 21, debuta como director Tomás Soto con un segundo lugar que repitió en el venidero evento hasta que en la Serie 23 alcanza el Campeonato Nacional.
En las estadísticas de la Federación Cubana de Béisbol, aparecen los saltos más significativos de un año a otro de los equipos que han sido campeones. Estos son: Sancti Spíritus, que después de su debut en la Serie 17 (1977-78), en el lugar 15, ganó el campeonato número 18; el mencionado caso de Citricultores con Brégio de director; Industriales, del puesto 12 en la 48 Serie Nacional al primero en la 49; Villa Clara, del lugar 11 en la competencia 31 a la cima en la 32 y Santiago de Cuba, también de un onceno puesto en la justa de 1978-79, ganó en la siguiente.
La historia del Matanzas tiene perfiles de derrotas durante 19 años, desde 1993 hasta el torneo número 51, de 2011-12, etapa de Víctor Mesa al frente del conjunto que en seis ocasiones da un salto muy significativo, de un lugar 14 en la justa anterior a un tercero y que pudo mantener Víctor Figueroa, en el último campeonato. Siete años en el podio, aunque el deseo del título, siempre le fue esquivo.
De estas campañas donde los Cocodrilos brillaron, agreguemos que en los primeros 30 juegos de la Serie 56, obtuvieron 28 triunfos y al arribar a los 50 partidos tenían la cifra increíble de 46 triunfos con sólo 4 derrotas, nunca conseguido en Cuba. Digamos que en las Grandes Ligas estadounidenses lo más que se le aproxima son los 45-5, de los Cachorros de Chicago, en 1906 y los 43 éxitos con siete fracasos de Los Ángeles, en la temporada de 2017.
Además en ese último campeonato dirigido por Mesa entre las marcas más destacadas sobresalen que los matanceros ganaron 15 sub series, 12 de ellas por barridas; tejieron una cadena de 19 victorias consecutivas, récords en equipos matanceros, las tres derrotas de la vuelta clasificatoria, fueron para los relevistas, por lo que los abridores no perdieron.
Aunque en el primer año de Matanzas con Víctor Mesa al frente sus jugadores implantaron 16 marcas individuales, lo hecho colectivamente en la Serie número 56 tiene un significado mayor, muy difícil de romper.