Por: Boris Luis Cabrera Acosta
Mientras la polémica serie especial de beisbol se encuentra en sus postrimerías, a estadio vacío y con muy escasa información de los medios, la incertidumbre sigue apoderándose de los aficionados a este deporte. Las estadísticas que arrojan esta novedosa preparación basada en la combinación de entrenamiento fuerte con juegos los fines de semana, son alarmantes, sin embargo, los técnicos y especialistas encargados al frente de dicho proyecto, siguen optimistas y de alguna manera han pedido a críticos y periodistas que le den el beneficio de la duda, y que valoren el experimento, una vez terminada la competencia en el marco de los juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, Colombia, objetivo principal de la preparación.
La inquietud de gran parte de los aficionados y técnicos que observan de lejos, viene dada por el deterioro de la salud mental y la fatiga extrema que pueden estar presentando varios de los jugadores, muchos de ellos después de haber hecho un largo periplo por las provincias del país dentro de la pasada serie nacional y luego por tierras foráneas, con la camiseta del equipo Cuba, apenas sin recobrar el aliento.
El área de los lanzadores es la más afectada, el descontrol generalizado y la poca efectividad de la inmensa mayoría de los serpentineros se muestran en números rojos.
Equipos como Orientales está permitiendo, después de 18 partidos, 6.71 carreras limpias por juego de nueve entradas y sus rivales están promediando para la exagerada cifra de 321 con el madero en la mano, mientras los de Centrales, con un partido más jugado, regalan casi 5 bases por bolas por juego (4.98). En general, los promedios colectivos de carreras limpias (5.45), de bases por bolas por juego (4.41), y de average de contrarios (306), parecen estar demasiado altos para la calidad real de nuestros lanzadores.
Algunos equipos como Puerto Rico y República Dominicana, pudieran presentarse en la justa con elencos competitivos, y el país anfitrión, Colombia, se está preparando para brindar un buen espectáculo. Esperemos que la comisión nacional de beisbol ande por los caminos correctos, y que nuestros miedos se conviertan en humo cuando den la orden de play ball en los terrenos. Los aficionados no aceptarían otra medalla con un color diferente al dorado. Nos vemos en el estadio.