BOSTON — De los nueve jugadores contemplados para integrar el lineup de los Medias Rojas la próxima campaña, el que más incertidumbre trae consigo es el cubano Rusney Castillo.
Quince meses después de que Castillo firmara un contrato por siete años y US$72.5 millones con Boston, su ofensiva y durabilidad siguen siendo una interrogante. Castillo también debe trabajar más para evitar cometer errores a la hora de correr las bases.
Pero el presidente de operaciones de béisbol de los Medias Rojas, Dave Dombrowski, le tiene fe al jardinero izquierdo.
«Bueno, creo que tiene las cualidades para triunfar, pero tiene que demostrarlo», manifestó Dombrowski. «Por ello es que contamos con [Chris Young]. Tenemos a otros muchachos que pueden jugar ahí. Pero este muchacho necesita demostrar de qué está hecho. Existen factores detrás de eso, porque él llego aquí tras desertar (de la isla). Hace dos años no tuvo una temporada completa. El año pasado se vio mermado por las lesiones».
Mientras fungía como directivo de los Tigres, Dombrowski intentó firmar a Castillo cuando el cubano era un agente libre internacional, sólo para ver cómo los Medias Rojas lo firmaban.
«El muchacho nos agradaba bastante», admitió Dombrowski. «Tratamos de firmarlo con una buena oferta. Pero nos quedamos bien cortos con la propuesta que los Medias Rojas le hicieron. Lo proyectamos como un pelotero que podría cubrir el jardín central parta nosotros. En ese entonces necesitábamos a un jardinero central, entonces pensamos, ‘OK, este es un muchacho a quien podemos pagarle este dinero y eventualmente colocarlo en el jardín central'».
Dombrowski luego añadió, «Pero afortunadamente, los Medias Rojas ganaron la puja por sus servicios».
¿Terminará Castillo siendo la clase de pelotero que los Tigres y Medias Rojas proyectaron originalmente?
«El muchacho trabaja duro», destacó Dombrowski. «Es muy meticuloso. Pero realmente no puedo responder a esa pregunta, porque no lo sé. Está trabajando bien duro este invierno. Ha entrenado duro en la Florida. Pasará tiempo trabajando con [el coach de bateo] Chili Davis. Está haciendo lo que puede para prepararse, y nosotros estamos haciendo lo que podemos. Desea ser un buen pelotero, es determinado, pero sólo el tiempo nos dirá qué pasará con él».
Debido a que los Medias Rojas contaban con un exceso de jardineros en el arranque del 2015, Castillo comenzó la campaña en Triple-A. Su primer llamado al equipo grande el 22 de mayo duró exactamente un mes, ya que el cubano nunca pudo encontrar el ritmo en el plato.
Los Medias Rojas volvieron a llamarlo el 27 de julio, el mismo día en que Shane Victorino fue enviado a los Angelinos. En un trecho de 137 visitas al plato hasta el 13 de septiembre, Castillo tuvo promedio de .321 con cuatro jonrones, 22 carreras empujadas y un promedio de embasarse más slugging de .838 combinado con una excelente defensa.
Pero luego cayó en un profundo bache, y Castillo terminó bateando para .129 en sus últimos 62 turnos, sin cuadrangulares y apenas una carrera producida.
«Me pareció que el muchacho se quedó sin gasolina», externó Dombrowski. «Cuando lo vi por primera vez, estaba jugando un béisbol muy completo. No lo conozco lo suficientemente bien, pero con el simple hecho de verlo jugar, me pareció que la velocidad de su bate disminuyó un poco. Ya no era el mismo jugador».
En el dinámico trío de jardineros de Boston que también incluye a Jackie Bradley Jr. y Mookie Betts, el cubano de 28 años de edad jugará en el jardín izquierdo tras haberse aclimatado frente al Monstruo Verde a finales de la temporada pasada. La frecuencia con la que Castillo juegue dependerá de su desempeño y de la forma en que su cuerpo responda al rigor de una larga campaña.
Si Castillo batalla, Boston tiene a Young, Brock Holt y Travis Shaw como opciones para cubrir ese puesto. «Estoy seguro de que un año más en este país, un invierno de trabajo duro, todas esas cosas le beneficiarán», aseguró Dombrowski. «Y [el manager] John [Farrell] lo conoce, y le dará descanso las veces que sea necesario, para tratar de conservar eso. Pero seguro, la incertidumbre sigue ahí en cuanto a su durabilidad».