Por Guillermo Rodríguez Hidalgo Gato
Uno de los lanzadores que mejor impresión ha mostrado en la actual Serie Nacional de Béisbol es el matancero Roy Hernández. Después de cuatro años alejados de las contiendas cubanas el espigado serpentinero oriundo de la ciudad de Matanzas es el líder en efectividad con un excelente 1.85, ha permitido solo cuatro extrabases, sin que nadie le saque la bola del parque.
En la campaña 52 por decisión personal salió de la nómina de los Cocodrilos, conjunto que estaba bajo le égida de Víctor Mesa. A partir de ese entonces, siendo estudiante de la carrera de Lengua Inglesa en la universidad de Matanzas Camilo Cienfuegos y a sabiendas de que con el equipo de su provincia no podía jugar, decidió probarse en otras ligas. «Estuve en Nicaragua, en España, donde por cierto quedé campeón con los Astros de Valencia, primer título de esa selección en la historia de esos torneos», expresó el lanzador de 26 años.
Roy atribuye su rendimiento al entrenador Jesús Salgado, quien mucho antes de iniciar la serie realizó un gran trabajo con él, especialmente en lo concerniente a fortalecer los planos inferiores, debilidad que por su estatura de más de 1.90 m ha sido su aspecto débil.
El hecho de que su papá Rolando Hernández Surbiaurt fuera uno de los pitcher destacados de los equipos Henequeneros lo llevó a mantener la tradición familiar en el difícil arte de lanzar. En su última salida aunque lanzó hasta el octavo episodio donde no permitió carreras limpias y solo le conectaron dos hit, ambos de Michel Enríquez, terminó sin decisión en otra salida de calidad.
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