La nueva aplanadora santiaguera, dirigida por Antonio Pacheco, dominó sin discusión el béisbol cubano entre 2005 y 2008. En ella sobresalían jugadores como Rolando Meriño, Norge Luis Vera, Ormari Romero, Héctor Olivera (hijo), Luis Miguel Nava y Ronnier Mustelier. Precisamente este último fue protagonista de un hecho curioso relacionado con las Grandes Ligas.
Tras salir de Cuba fue firmado por los Yankees de Nueva York en el 2011. Con los máximos ganadores de Series Mundiales estuvo tres contiendas en Ligas Menores y lo hizo eficazmente. En 2012, sumando Doble A y Triple A, disputó 114 duelos, con 27 dobles, 15 bambinazos, 69 remolcadas y línea ofensiva de .314/.372/.488. A inicios del 2013 llegó a competir por un puesto en el roster tras la lesión de Curtis Granderson aunque no logró hacer la nómina. El hecho de coincidir en tiempo con estrellas como Derek Jeter, Alex Rodríguez, Robinson Canó, entre otros, limitó sus posibilidades de ascender a la MLB.
Llegó entonces su primer periplo por el béisbol mexicano y en noviembre del 2015 los Bravos de Atlanta lo firmaron con un pacto de liga menor. Estuvo casi todo el 2016 en Triple A donde no dejó lugar a las dudas, estampando average de 291 en 117 compromisos, con 50 empujadas. El premio, al menos eso parecía, vino al ser promovido para el roster principal de los Bravos el 3 de julio, previo a un duelo frente a los Marlins.
Sin embargo el santiaguero no tuvo tiempo de acción en el terreno y al otro día retornó a las Menores para más nunca regresar, quedando así a la orilla de ver realizado un sueño que mereció concretar. Su carrera continuó entonces con buenos números, fundamentalmente en México, aunque quedó el sabor amargo de merecer más de lo que el destino le ofreció.