Foto (Web Screen Shot)
Por: Yuri Díaz
Se van acercando los playoffs, donde habrá, sin lugar a duda, presencia cubana y recordamos dos verdaderos Titanes en esos partidos de altas tensiones.
Liván y Orlando Hernández, dos orgullos cubanos, ambos lanzadores, brillaron en Cuba y en la gran carpa. Ambos campeones de Serie Mundial en años consecutivos: Liván con los Marlins 1997 y El Duke con Yankees en 1998. Ambos campeones en su año de novato. Ambos MVP’s de serie de campeonato, Livan (97) contra Atlanta con 2-0 y PCL 0.84 y Orlando (99) contra Boston con 2 aperturas de calidad, 15 entradas lanzadas, terminando con 1-0 y PCL 1.80. Ambos dominantes en playoffs: Liván 7-3 con PCL 3.97 de por vida y Orlando 9-3 con PCL 2.55. Parecía para ambos que Octubre era su mes preferido.
Grandes trabajadores temporada tras temporada ayudando a clasificar a sus respectivos equipos. Al final de los 90’s fueron nuestras principales figuras en la MLB. Mantuvieron el béisbol cubano bien en alto para dar paso a nuevas generaciones. Quizás me equivoque pero no creo que existan hermanos pitchers en la historia de nuestro béisbol que hayan logrado un éxito a ese nivel (SN-MLB).
Liván será recordado por ser un caballo de hierro, su consistencia a lo largo de 16 temporadas con récord de 178-177, PCL 4.44 y
3189 entradas lanzadas lo confirman. También por la frase “I love You Miami” que lo inmortalizó en la comunidad latina de la Florida amante al béisbol con el campeonato del 97 dónde fue MVP de la final.
El “Duke” será recordado por su cadena de victorias consecutivas en playoffs con los Yankees (8), sus 4 anillos de serie mundial, único cubano con esa cantidad y por su elegante estilo al lanzar. Sin dudas pertenecen al Salón de la Fama de nuestro béisbol, por ahora no oficialmente, pero sí en el de nuestros corazones. Algún día cambiarán las cosas y las absurdas mentalidades prehistóricas. Entonces podremos admirarlos como se merecen, aquí en su tierra natal, en dónde se iniciaron y que por derecho les pertenece. Nuevas generaciones podrán conocer sus hazañas. Son ya inmortales de nuestra historia beisbolera y haciéndose este sueño realidad, se pagaría una deuda con la historia de dos grandes carreras y no serán nunca más “Hermanos en el exilio”.
Sus números en playoffs son un ejemplo de coraje, valentía y corazón al estilo de los más corajudos cubanos. Jamás serán olvidados.
Esperemos grandes actuaciones en la postemporada de este 2020 de parte de los nuestros para seguir recuperando lo que nos perteneció y que no dudo retornará, ser la principal potencia del Caribe.