Autor: Ventura de Jesús
MATANZAS.–Los Cocodrilos están ubicados en el último puesto de la tabla de posiciones. Pocos hubieran pensado que, luego de un realce beisbolero que se extendió durante siete campañas, siempre en el podio, los peloteros matanceros exhibirían un inicio tan incierto en la 58 Serie Nacional de béisbol.
A la altura del juego número 14 solo han alcanzado tres victorias, un resultado alejado de los pronósticos y distante de lo que sus parciales esperan.
Los Rojos no ganan siquiera en su cuartel general, donde eran casi invencibles, sobre todo en la fase clasificatoria. Las estadísticas indican pobres desempeños en los tres principales aspectos del juego: fildeo deficiente, pobre actuación de los lanzadores y escasa producción de carreras. Un slump colectivo.
Lo más preocupante no es haber arrancado con el pie izquierdo.
Alarmante es la ausencia de bríos y que todavía no haya un indicio que haga notar el deseo de salir del bache.
En el terreno los ahijados de Víctor Figueroa se muestran poco aguerridos, como achicados ante los contrarios de turno, que hasta la fecha han sido curiosamente los equipos menos favorecidos en los vaticinios precompetencia. Además, les ha tocado efectuar todos los partidos bajo la autoridad del sol veraniego. Las torres del estadio Victoria de Girón continúan a oscuras, un inconveniente que ha sobrevivido demasiado en el tiempo.
En el análisis de la situación del conjunto, los críticos más benévolos le echan mano a la circunstancia de que no cuenta en esta etapa con tres hombres claves: Yurisbel Gracial, el lanzador Jonder Martínez, y el receptor titular, Ariel Martínez, contratados en otras ligas. A ello se añade la ausencia por lesión de Aníbal Medina, un pelotero de mucha valía, elementos que se suman para que en el estadio Victoria de Girón puedan contarse, de una sola ojeada, los pocos espectadores.
Aunque no me atrevería a asegurar que la preparación del conjunto fue inapropiada, lo cierto es que en todos estos años el entrenamiento de los Cocodrilos estuvo siempre en manos del propio Figueroa, quien esta vez se vio apartado de esos trajines por hallarse primero en la Serie Especial y más tarde dirigir la selección que participó en el torneo internacional de Haarlem, Holanda.
Cuando ya se ha ido un tercio del campeonato, las posibilidades de clasificar parecen colgadas de un clavo flojo. Es difícil saber si los matanceros tendrán la oportunidad providencial de salir por fin de este mal momento. Para hacer el grado deberán al menos ganar 21 de los 31 juegos que les restan en el calendario, y jugarse la vida en la pelea por los comodines.
En fin, la clasificación es algo difícil, que no admite más pasos en falso, aunque todavía hay remedio. El punto a favor del plantel es lo realizado en las últimas siete temporadas, un prestigio bien ganado y lo cual hace razonable esperar por una remontada.