Por Joel García León
Tras una semana de descanso beisbolero, este lunes se reinicia la quinta edición del Campeonato Sub-23 de Béisbol, que a estas alturas debiera aspirar a mejores números y rendimientos más estables, pues la idea original no fue que sirviera como torneo de aprendizaje, sino de escalón imprescindible para llegar a la Serie Nacional y darles más juegos a aquellos que no lo tienen en esa lid.
De ahí que no es lógico ver a peloteros con tres o cuatro participaciones en estas, pues demuestra entonces estancamiento.
También abogo por la salida de esa justa de quienes son interés de selecciones nacionales o acumulan suficientes partidos en la temporada cubana de béisbol a pesar de que reúnan la edad. Liván Moinello, Yoelkis Céspedes, Norel González, Yariel Rodríguez, Raico Santos, Yorbert Sánchez, entre otros, con una edición allí es o fue suficiente.
Pero qué va llamando la atención de esta versión. Las buenas noticias están siendo los desempeños de Cienfuegos (9-3) y Granma (10-2), punteros de Occidente y Oriente, respectivamente; en tanto el frío sótano de Villa Clara, subcampeón del 2017, (apenas tres victorias) y Guantánamo levantan polémicas por cuestiones muy diferentes. Los Naranjas tienen talento y andan en mala racha por algunas deudas de su pitcheo y fildeo; los más orientales llevan años sin ver luces en el deporte nacional en ninguna categoría.
Asimismo los errores crecen (299 en 96 desafíos, a más de tres por encuentro), los jonrones desaparecen (60 en total, a menos de uno por juego), y todavía hay casi un 15 % de juegos completos para lanzadores que deberíamos especializar desde este momento para no tener que lamentar luego brazos lesionados o pocos relevistas intermedios.
A eso habría que sumar demasiados pelotazos propinados (209), una relación de casi 10 boletos por cada nueve entradas, 16 balk, un equipo con un promedio de carreras limpias de espanto (10,37, de los del Guaso) y como si fuera poco, seis conjuntos intentan menos de 10 salidas al robo en todo lo que va de certamen. ¿Así realmente desarrollamos peloteros, mejoramos el pensamiento técnico-táctico y corregimos aspectos tan decisivos para triunfar?
Sé que estas palabras llegan cuando apenas empieza a andar el campeonato, los mánagers tienen una presión inmensa por clasificar o superar el puesto de la pasada serie y los partidos vespertinos siguen conspirando con más entrenamiento para corregir defectos. Sin embargo, alerta temprana es siempre bienvenida. La Sub-23 no es para gastar recursos por gastar, sino para recoger frutos a corto plazo si lo sabemos sembrar bien.