El lunes Martín Prado. El martes Miguel Rojas. El miércoles Adeiny Hechavarría. No ha terminado la semana y los Marlins viven con los dedos cruzados por todos los peloteros que se han ido a la lista de inhabilitados. ¿Qué pudiera suceder de aquí al domingo?
Ni entre los periodistas que cubren al equipo, ni entre los jugadores consultados, nadie recordaba un período tan corto de tiempo en el cual un equipo de Grandes Ligas hubiera perdido por lesiones a la parte izquierda del cuadro y el mejor utility.
«Esto es nuevo para mí, realmente es algo preocupante», comentó el manager Don Mattingly. «Una situación así te pone a pensar y tensa al máximo la profundidad de cualquier equipo».
Por tensar, hasta la imaginación y otras cosas más. Los peces han juegan en estos momentos sin esos tres infielders y sin dos de sus abridores, aunque el dominicano Edinson Vólquez lanzó una sesión de bullpen y espera regresar este sábado.
Si Prado estaría fuera al menos tres semanas y Rojas cuando mínimo dos meses, los Marlins aún no saben que esperar de Hechavarría, quien se lesionó los músculos oblicuos izquierdos en la tercera entrada del choque del martes.
Pero se resignan a estar sin el torpedero cubano entre dos y tres semanas, pues se trata de la misma lesión de principios de temporada, cuando fue colocado en la lista de inhabilitados el 9 de abril y regresó el 20.
«Todavía no tengo toda la información en el caso de Hechavarría, pero creo que es peor que la primera vez», agregó Mattingly. Esas lesiones en los oblicuos suelen ser recurrentes si no se cuidan».
¿Cuál ha sido la respuesta del club? Seleccionar el contrato de Steve Lombardozzi, un journeyman que se encontraba sin trabajo hasta que el 4 de abril los peces le ofrecieron un contrato de Liga Menor.
Lombardozzi, quien ha sobrevivido cinco temporadas con tres equipos diferentes de Grandes Ligas, puede ofrecer sus servicios en segunda y el campocorto, además de ser un bateador ambidextro.
«Estoy muy agradecido con los Marlins por esta oportunidad que me están brindando», comentó el jugador, de 28 años. «Espero contribuir en todo lo que me pidan. Me siento realmente muy feliz».
Habrá que perdonarle la alegría a Lombardozzi, pero el ambiente en Miami va tomando un color depresivo ante la ausencia de explicaciones para tantos problemas de salud. ¿Qué pasará de aquí al domingo?