Por Jorge Ebro
La misma disyuntiva que enfrentan los Marlins con varios de sus peloteros, la contemplan de frente los Atléticos con Yonder Alonso. Con un limitado chance de alcanzar los playoffs, Oakland se pregunta qué hacer con el primera base que en apenas cuatro meses será agente libre.
El cubano llega a Miami este martes con la etiqueta de mayor arma ofensiva del conjunto de la Bahía, después de un invierno en el cual trabajó a marchas forzadas para reestructurar su swing y redescubrir un poder que no se advertía desde sus mejores días de estrella universitaria.
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Alonso, que en el 2016 era el octavo pelotero que menos lanzamientos veía por cada comparecencia a la caja, hizo todo lo posible por superar su disciplina en el plato, achicó su swing y lo hizo más compacto.
«Hacer ajustes contra los mejores lanzadores del mundo es algo difícil, pero hay un par de cosas que puedes controlar y una de ellas es a qué tipo de lanzamientos le sueltas el bate», comentó el habanero a la prensa de Oakland. «Confía en ti mismo, en tu swing y en los lanzamientos a los cuales les puedas conectar».
¿El resultado? No hay otro primera base en la Liga Americana con un OPS más alto que Alonso (1,056), quien va camino de superar absolutamente todas sus marcas personales, algo que ya es evidente con sus 16 cuadrangulares. Nunca antes había pegado más de nueve.
Con la ayuda de los coaches de Oakland, Alonso achicó la zona de strike y su porcentaje de embasado ascendió de .316 a .401. De modo que los Atléticos se preguntan qué hacer con un jugador que llegó para servir de puente a prospectos en las Menores y actualmente va camino de convertirse en una estrella en todo el sentido de la palabra.
¿Cuál Yonder Alonso estará en el futuro para recibir una extensión de contrato, si es que los Atléticos se decantan por la continuidad? Por una parte está el que pegó siete jonrones en el 2016 en 532 turnos. Del otro, este que está a cuatro de los 20 con apenas 197 comparecencias. ¿Quién prevalecerá?
Oakland, con ese apetito tan frugal como los Marlins -y quizá más- debe decidir en las próximas semanas si el esfuerzo de Alonso amerita una extensión de contrato o se le mira como una codiciada pieza de cambio en el siempre inacabable proyecto de reconstrucción de Mr. Moneyball, Billy Beane.
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