POR JORGE EBRO
Después de una primera mitad totalmente desolada, Yoenis Céspedes contempla con esperanza el resto de la contienda. El cubano participó este miércoles en su segundo juego de rehabilitación en las Menores en el Port St. Lucie de Clase A en ruta a su regreso con los Mets de Nueva York.
De 32 años de edad, el jardinero no ve acción con el equipo de Queens desde el 16 de mayo debido a molestias en la parte derecha de la cadera y su ausencia se ha hecho sentir de manera negativa dentro de un conjunto que se ha desempeñado muy por debajo de sus expectativas.
Con Céspedes de uniforme, los Mets mostraron balance de 19-18, pero una vez que “La Potencia’‘ de Granma fue colocado en la lista de inhabilitados el conjunto se desplomó con marca de 39-55 y los aficionados de Nueva York confían en que su regreso establezca algún poco de orden en la ofensiva.
La pregunta, sin embargo, gira en torno a si ese retorno de Céspedes en los próximos días podrá rescatar a los Mets del último lugar en la División Este de la Liga Nacional, por detrás incluso de los Marlins de Miami.
En lo personal, el cubano -que conectaba al momento de lesionarse para .255 con ocho cuadrangulares y 28 impulsadas en 37 encuentros- debe preguntarse cuáles son los motivos que le han llevado a perder tantos juegos en los últimos tiempos.
Cuando está completamente sano, Céspedes es uno de los mejores jardineros en las Grandes Ligas con un paquete de talento integral que muy pocos poseen en su generación, pero le ha costado mantenerse alejado de los problemas de salud.
Durante años, Céspedes ha luchado contra lesiones en la parte superior de sus extremidades, especialmente en el 2017, cuando problemas en los tendones de la corva le costaron casi mitad de la temporada.
Igualmente, en el 2016 el pelotero nacido en Campechuela sufrió de molestias en los quadriceps que le hicieron perder 10 partidos, todo lo cual obligó a Céspedes a introducir cambios importantes en su rutina de preparación.
A partir del invierno, Céspedes comenzó a correr más, bajó la intensidad de los ejercicios con pesas, comenzó a hacer yoga para ganar en flexibilidad y, a pedido de su equipo, dejó de practicar el golf.
Desde principios de mayo ya venía presentando algún nivel de molestia en la cadera, pero Céspedes continuó en juego hasta que el dolor se hizo insoportable, además de arriesgar su salud futura de haber continuado en el terreno.