Pese haber sido un pelotero de cierto éxito y a su gran contribución al desarrollo del deporte de las bolas y los strikes primero en Las Villas y posteriormente en el territorio villaclareño, pienso que lamentablemente al ranchuelero Pablo García Álvarez no se le ha reconocido como se merece en la historia beisbolera de la provincia.
Nacido el 29 de junio de 1923, hace 94 años, Pablo comenzó su carrera en 1940 con el club de su municipio. Un cuatrienio más tarde integró el equipo Cuba que finalizó en le tercer lugar en el VII Campeonato Mundial organizado en Venezuela, que se agenció el título con México de escolta.
En esa cita Pablo compiló 278 de average, en la que disparó 10 indiscutibles en 36 veces al bate. En 1946, debutó en el béisbol profesional con el Habana.
Ese mismo año con la franela de los Navegantes del Magallanes lideró a los bateadores en la Liga Profesional Venezolana, al compilar 402 de average.
Además, en México, con los Sultanes de Monterrey encabezó el casillero de los dobles en las temporadas de 1950 y 1951 y el de los triples en 1951 y 1952.
Padre del destacado baloncestista Pablo García León bautizado como el zurdo de oro, tras concluir su trayectoria como jugador activo, Pablo se mantuvo vinculado al béisbol en la región central y mucho tuvo que ver junto a Servio Borges, Pedro Natilla Jiménez, Pedro Pérez Delgado, Pedro Moré y otros importantes preparadores en los triunfos de los equipos Azucareros de los años 60 y 70 y luego con el conjunto de Villa Clara.
Fallecido el 30 de diciembre de 1997, recordamos que en una ocasión, uno de sus discípulos más aventajados, Víctor Mesa Martínez, refirió:
«A Pablo le agradezco mi fildeo en diagonal. Además, me enseñó a tirar con certeza a las bases». Como señaló José Martí “Honrar, honra”. Esas palabras de Víctor bien pudieron ser dichas por otras estrellas de nuestra pelota a las cuales Pablo García Álvarez dejó sus enseñanzas.