Escrito por Gabriel García Galano
Si nunca es tarde para hablar de las cosas buenas, tampoco lo es para hacerlo de las cosas que salen mal. En este caso, el béisbol, viene a ser el primer chivo expiatorio.
Meses pasaron nuestros peloteros “preparándose” para lo que constituía el evento de año: los XXIII Juegos Centroamericanos. Acabada la Serie Nacional y finalizado el buen performance de la Serie del Caribe, los volvimos a concentrar, bajo el pretexto de la llamada Serie Especial, para que siguieran jugando.
Los enviamos a topar a Nicaragua, jugaron en Colombia, contra los universitarios norteamericanos y se enfrascaron en la semana beisbolera de Haarlem, en Holanda. Los resultados fueron negativos.
En primer lugar debería decir que no quería recordar esto, pero lo hago: desde que se decidió este variante de que se jugara pelota todo el año, lo vi con claridad. Lo que se estaba tratando de hacer era imposible, por el mero hecho de que se trata de personas, no de robots.
Los atletas se cansan, y no puedes tener a un grupo de 30 personas jugando todo el año. Ahora es el momento de decir “se los dije”.
Cuando se llega al punto tan bajo en el que Alemania es capaz de ganarle a Cuba en un deporte que, digan lo que digan, le es completamente ajeno a los teutones, tienes que dejar de esconder la verdad y parar de ponerle maquillaje a esa “vieja obra de teatro” que es la pelota cubana.
Estamos en crisis, no de ahora, desde hace tiempo, pero seguíamos creyendo que el nivel de Japón, Korea y Holanda (sí, Holanda, otra nación de fútbol ante la que hemos tenido que hincar el pie) era un problema pasajero, que imagínense con sus jugadores en el mejor béisbol del mundo, etc. ¿Cuál va a ser la excusa en este momento?
Se gastaron meses, recursos, tiempo y estamina tratando de preparar hombres, jugando entre ellos para ganar los centroamericanos y resulta que ni a este nivel podemos vencer ya.
Cierto es que en la cita regional intervinieron México, Dominicana, Venezuela y Puerto Rico, pero ni siquiera presentaron equipos cargados con figuras de mediano calibre. Mientras nosotros fuimos con lo mejor que tenemos. Y adivinen qué: no es suficiente.
Y alguien debe llamar esto por su nombre: ineficiencia, mediocridad, que deben desencadenar en un cambio dentro de la política de la Federación Cubana de Béisbol. ¿Hasta cuándo vamos a seguir arrastrando los pies?
Quizás algunos afirmen que el segundo puesto obtenido en los Juegos de Barranquilla es misión cumplida, porque se logró la clasificación a los Juegos Panamericanos de Lima 2019. Pamplinas. El objetivo siempre fue ganar.