Por Jorge Ebro
Las piedras no han faltado en este nuevo camino de Víctor Víctor Mesa. Su comienzo en la pelota profesional ha estado marcado por lesiones y demoras, sus números (.210/.253/.228) despiertan pasiones y debates, y el chico se ha visto bajo el fuego graneado de la critica, especialmente de sus compatriotas.
Pero Víctor Víctor está aprendiendo a aislarse del ruido exterior, a aferrarse a sus fuerzas internas y las alegrías que nacen de estar en un terreno de béisbol por primera vez en largo rato, haciendo lo que más le gusta. Los cubanos no siempre aprenden el arte de la espera.
Todavía es muy pronto para el veredicto final. Víctor Víctor va descubriendo los secretos de lo que entraña ser un profesional, con sus rutinas y horarios, con sus golpes y recompensas. El confía en que todo mejorará. Los Marlins le darán la oportunidad. Veremos si otros también se la dan.
¿Cómo va la adaptación?
“Muy contento porque tengo la posibilida de jugar todos los días, después de tanto tiempo. Vino después la lesión en la primavera y todo se demoró. No he empezado como he querido. He tenido altas y bajas, pero espero que las cosas vayan saliendo. Voy haciendo mejores contactos y me voy sintiendo mejor’’.
¿En qué notas esa mejoría?
“Adaptarte a la velocidad, todo es diferente. Me he enfrentado a pitchers de 100 millas, 96, 95 y estoy haciendo buenos contactos. Nunca en mi vida había bateado ese tipo de velocidad, pero todo es parte de un proceso. Quiero hacerlo lo más rápido posible’’.
Te hemos visto robar bases.
“Esa es una de mis principales herramientas. No la he podido desarrollar más por el tiempo sin jugar y algunos juegos atrás me he sentido un poco cansado. Prefiero jugar todos los días a arriesgarme a que ocurra otra lesión. Pero al ciento por ciento hubiera robado ya entre 10 y 15 bases’’.
El cambio es grande de la inactividad a la rutina constante de esta pelota.
“Nunca pensé que se trabajara tanto, tantas horas en el terreno, esa rutina de todos los días. Todo es nuevo. Me chocó un poco al principio, pero poco a poco me he adaptado. Todo pasa rápido, ya vamos al segundo mes y pronto vendrá lo mejor de mí’’.
Y en cuanto a lo de más allá del terreno, la cultura, la gente…
“Todo es nuevo. Al principio no fue fácil, pero con el apoyo de los compañeros, con el deseo que tengo de hacer las cosas, se me ha hecho un poco más fácil’’.
¿Cómo es la relación con tu hermanito?
“Siempre estamos en el bonche. Nos vemos y hablamos todos los dias. Yo le explico mis experiencias, la importancia de prepararse bien para evitar las lesiones y mantenerse saludable. Todo esto es nuevo, ya somos profesionales. Siempre trato de aconsejarlo, que tenga calma.»
¿Y con tu padre en esta nueva fase?
“Siempre habla con nosotros, viene a verme bastante aquí a los juegos, nos da consejos y nos dice que luchemos que nosotros podemos hacer el trabajo bien y llegar a Grandes Ligas’’.
¿Sientes presión, compromiso por ser el hijo de un padre reconocido?
“No le llamaría presión, pero si se enfocan mucho en lo que hacemos nosotros. Trato de no entrar a las redes, de estar alejado de eso para que nada afecte. Hay mucha expectativa con lo que nosotros hagamos, y en mi caso no he empezado de la mejor manera. Yo sabía que iba a ser así. No quería estar bateando lo que estoy bateando, pero sabía que iba a ser difícil. Trato de enfocarme en el terreno, de mejorar. Confío en mi talento’’.
¿Entonces, esa confianza sigue firme?
“Sí, porque aquí hay muchas altas y bajas. Lo importante es tratar de ser consitente. Es el primer año, estamos reconociendo pitcheos, lanzadores. No es justificación. Hay que hacer el trabajo y estoy preparado para eso. La segunda mitad será mucho mejor’’.