
CIEGO DE ÁVILA.—De baja estatura para los siete años de edad, Lázaro Ramón Martín Álvarez llegó sin pretensiones aparentes a Los Maristas, una céntrica área deportiva de esta ciudad, donde practicaron béisbol destacados peloteros como Miguel Cuevas y Felipe Sarduy.
«Cuando entré a Los Maristas jamás había cogido un guante en mis manos, aunque el deporte gustaba en mi casa. Mi hermano, Ramón Martín, por aquella época entrenaba ciclismo y hasta llegó al equipo nacional. Tal vez eso influyó, pero en mi caso solo pensaba en entretenerme con un bate y una pelota. La primera vez di un gran batazo y el profesor, Yordis Benítez, dijo que me quería en el equipo, por la fuerza que tenía», explica Lázaro.
Piensa que no ha hecho nada, sin embargo, a los 18 años de edad, poco queda de aquel gordito que ahora relata la historia con la tranquilidad imperturbable del que se arrima a home a decidir un juego.
No son pocos los que ven en él a uno de los prospectos de la receptoría en la provincia. No hace mucho, Roger Machado, director de los Tigres avileños, me comentó: «Hay un muchacho que viene muy bien. Ha hecho el equipo Cuba en todas las categorías. Tiene buenas manos, batea y es muy inteligente detrás del home».
Machado convocó a Lázaro al equipo grande de los Tigres, y lo hizo debutar en Series Nacionales el lunes 14 de noviembre del pasado año. «Me sentí un poco nervioso, salí a chocar con la bola y logré un contacto de roletazo al campo corto».
Dueño de varias herramientas, adquirió habilidades a base de entrega desde los mismos inicios, cuando jugaba la tercera almohadilla y el jardín izquierdo, para después acomodarse como inicialista y cátcher.
«Me gusta más la receptoría. Uno está de frente al diamante y lo domina todo, guías a los lanzadores. Además, es la posición que más he jugado y me siento seguro».
En su primer año en la categoría 11-12 años, su poder despertó los elogios del otrora estelar lanzador Gaspar «Curro» Pérez previo al Campeonato Mundial Criollitos de América, en Venezuela, donde bateó 478 de average. En el segundo año que asistió a la misma cita conectó para 412 y Cuba se coronó campeón, por encima del cuarto lugar del torneo precedente.
Después llegaron otros equipos nacionales, el último de ellos en el Panamericano Sub-18 de Monterrey, México, en septiembre del pasado año; allí capturó a ocho en nueve intentos de robo.
En el pasado Nacional Sub-18 se ubicó entre los primeros en average (382), bases recorridas, dobles y jonrones, destrozando el récord de esa categoría (siete), en poder de los avileños Valery García y Luis Robert Moirán.
Hoy juega el Campeonato Nacional Sub-23 y va «cultivándose» como pelotero de futuro.