Por Matt Monagan
Con las bases llenas en la parte alta del segundo inning la noche del lunes, el cubano Lourdes Gurriel Jr. se presentó en la caja de bateo con ganas de convertirse en héroe para los Azulejos.
Quizás podía conectar un doblete y barrer las bases. O dar un grand slam. Al menos pegarle fuerte a la bola para traer a un corredor y darle a su equipo la ventaja sobre los Mellizos.
Pero lo que dio fue un… no importa, funcionó.
En la vida real fue un batazo de cuatro, o cinco metros, pero en la hoja de anotación quedará para siempre como un oportuno sencillo impulsador. Seguramente fue por eso que Lourdes se lo tomó de tan buena gana.
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