De la misma manera en que suele decir «están ganando los Marlins», Rafael «Felo» Ramírez está recuperando su salud de manera paulatina, al punto que ya no corre peligro y se encuentra fuera de cuidados intensivos.
De acuerdo con varias fuentes cercanas a Ramírez, el miembro del Salón de la Fama ha sido trasladado a un centro de rehabilitación para comenzar una terapia, pero su respuesta hasta el momento es positiva.
«Creemos que ya lo peor pasó para Felo», apuntó una de las fuentes. «Todavía es muy pronto para saber cuándo va a regresar a Miami, pero es innegable su mejoría que esperamos continúe en los próximos días».
El orgullo de Bayamo, de 93 años, sufrió un accidente la noche del 26 de abril al finalizar el encuentro de los peces contra los Filis de Filadelfia que obligó a hospitalizarlo en el área de Delaware.
Ramírez dio un paso en falso al bajarse del ómnibus que trasladaba al equipo hacia el hotel, pero de inmediato fue asistido por jugadores y técnicos hasta la llegada de los paramédicos.
Ramírez ha sido un ejemplo de resistencia humana en todo lo relacionado con el béisbol al mantenerse firme tras los micrófonos desde los inicios de una dilatada carrera que dio sus primeros pasos en la década del 40 del siglo pasado.
Miembro del Salón de la Fama desde el 2001, el cubano es una figura reverenciada en todo el Caribe, sobre todo en Venezuela y Puerto Rico, y se le considera uno de los mejores de todos los tiempos.
Su narración del hit 3,000 de Roberto Clemente es atesorada en Cooperstown, así como el juego perfecto de Don Larsen y el cuadrangular 715 de Hank Aaron, entre tantos momentos inolvidables que ha coloreado su voz.
Ha estado con los Marlins desde el nacimiento de la franquicia y nada parecía aminorar su marcha, aunque el constante viajar -sobre todo a sitios muy fríos- en una temporada de béisbol ya iba haciendo mella en su organismo y se hacían planes para que no acompañara al club en ciertas giras.
El retiro de Vin Scully al final del 2016, dejó a Ramírez y a Jaime Jarrín -los tres miembros del Salón de la Fama del Béisbol- como los últimos grandes patriarcas entre los comentaristas radiales, aunque el cubano adquiere ribetes de leyenda.
«Yo no me retiro, esa palabra no entra en mi vocabulario», había comentado Ramírez, durante un reciente homenaje en Miami. «Siempre estaré en mi puesto en la transmisión, narrando los triunfos y los fracasos de los Marlins. De mí no espero otra cosa».