Por Alyson Footer
GOODYEAR, Arizona — El fuerte abrazo del toletero cubano de los Medias Blancas, Yonder Alonso, fue el mejor ejemplo de lo que sienten los que han jugado o simplemente han seguido la historia del también cubano Leonys Martín cuando ven al jardinero de los Indios.
“¡Mi amigo!” gritó Alonso con entusiasmo, interrumpiendo una entrevista esta semana. “¡Wow!”
Luego vino el gran abrazo de Alonso, quien fue compañero de Martín en el 2017 en los Marineros y brevemente con la Tribu el año pasado. Debido a que la campaña del 2018 de Martín concluyó seis juegos después de pasó al equipo de Cleveland en la fecha límite de cambios del 31 de julio por una infección que puso en peligro su vida, es fácil comprender el exagerado saludo de Alonso cuando se vieron en las jaulas de bateo durante un encuentro de los Indios contra los Medias Blancas.
“Ese es mi gran amigo”, expresó Martín con una sonrisa. “Entrenamos juntos. Es maravilloso verlo otra vez”.
La reacción de Alonso ahora es común. Martín, después de todo, parece estar en la forma de siempre a estas alturas de la pretemporada y por lo que ha demostrado en el plato, es posible que ha llegado a estos entrenamientos más fuerte que en años anteriores.
Eso es un logro importante, debido a que Martín perdió más de 40 libras en el peor momento de su enfermedad.
“Estuvimos satisfechos — y casi sorprendidos — que recuperó su fuerza”, dijo el piloto de la Tribu, Terry Francona. “Es increíble ver la rapidez con la que volvió”.
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En lo que va de la pretemporada, Martín ha estado arrasando. Contra los Patipálidos, pegó su segundo jonrón en tres partidos, este fue un bambinazo de dos vueltas contra el zurdo Bernardo Flores en la tercera entrada para mejorar su promedio a .500 (de 16-8) en la Liga del Cactus.
“Ha dado buenos swings”, indicó Francona. “Zurdos, derechos…entre más zurdos enfrente, mejor”.
Martín no puede esperar el día en que no tenga que hablar más de la odisea del año pasado. Pero también comprende que esta historia no desaparecerá pronto, debido a la seriedad de su enfermedad, su larga ausencia y simplemente su excelente desempeño en el inicio de los entrenamientos.
“Me siento fantástico”, manifestó el guardabosque. “Me siento fuerte mentalmente. No quiero hablar de lo que ocurrió en el pasado. Es hora de jugar béisbol y marchar adelante”.
La temporada muerta no fue normal para Martín. No sólo tenía que recuperar su fuerza, sino también su peso. En el apogeo de la infección, llegó a pesar casi 160 libras. Ahora está a sus normales 205 libras.
“Normal” es una palabra que Martín espera emplear con frecuencia en las próximas semanas y meses mientras intenta convertirse otra vez en titular.
“Tomó tiempo recuperarme y prepararme para el primer día de los Entrenamientos de Primavera”, agregó Martín. “Eso fue exactamente lo que hice. Fue un camino largo, pero debo sentirme al 100% y hacer lo que amo. Estoy muy contento de volver al béisbol”.