Autor: Sigfredo Barros Segrera
Desde hace casi medio siglo, Cuba dominaba el panorama deportivo del área centrocaribeña ganando medallas a granel en prácticamente todas las disciplinas. Pero, aunque lidereábamos de punta a punta los Juegos, había una presea que no podía faltar: la del torneo de la pasión nacional, el béisbol.
Ahora no fue así. Caímos en dos partidos sucesivamente en un torneo donde no había oportunidad de recuperación y eso fue suficiente para dar al traste con la aspiración de retener –una vez más–, el título que todo nuestro pueblo ansiaba.
Hacer un análisis exhaustivo del revés es siempre tarea harto complicada, porque son muchos los factores a tener en cuenta. Pero señalo que la selección cubana llegó a Barranquilla luego de un intenso trabajo de preparación que incluyó una serie triangular recorriendo todo el país.
A todas luces, y escrito con todo el respeto que siempre le he profesado a los técnicos, no dio el resultado apetecido. Si observamos con detenimiento las estadísticas colectivas, Cuba fue líder en pitcheo con un excelente promedio de carreras limpias y en fildeo, cometiendo solo dos errores en siete salidas al diamante del parque Edgar Rentería.
Pero los números no pueden verse solo globalmente. Hay que desmenuzarlos juego a juego para encontrar la verdad. Luego de un primer choque donde se alcanzó el triunfo ante México marcando cinco carreras en una sola entrada llegó el 1-0 VS. Panamá, decidido por una anotación inmerecida y dejando nueve corredores congelados en las almohadillas. Seis carreras y 15 ceros recibidos.
Después llegaron las derrotas ante Puerto Rico y Venezuela, la primera maniatados por el zurdo Anthony Seisel, cuya curva hizo estragos, y la segunda conectando solo tres jits ante los venezolanos. Después el equipo se soltó a batear poniendo fuera de combate a Dominicana y derrotando por amplio margen a Nicaragua.
Vale la pena preguntar: ¿el equipo llegó en forma a la competencia fundamental? ¿Cómo es posible que marcáramos solo ocho carreras en los cuatro primeros partidos y más de veinte en los tres restantes? Torriente y Ayala abrieron sentados en el banco y resultaron ser los dos mejores bateadores, ¿estaban más descansados que los demás?
Son muchas las interrogantes. Mas lo cierto es que con Barranquilla cayó el telón de la peor campaña internacional del béisbol cubano, derrotado en la Serie del Caribe, ante los universitarios norteamericanos, terminando con cinco fracasos en un torneo de baja intensidad como el de Haarlem, Holanda, y ahora en la justa colombiana, cuyo nivel estuvo por debajo del de nuestros jugadores, al menos así lo veo.
LOS TRES PRIMEROS |
||||
BATEO |
||||
PAÍS |
VB |
C |
H |
AVE |
PUR |
249 |
39 |
77 |
309 |
PAN |
236 |
26 |
70 |
297 |
CUB |
238 |
35 |
70 |
294 |
|
||||
PAÍS |
G |
P |
PCL |
K-BB |
CUB |
5 |
2 |
2,08 |
40-14 |
PUR |
5 |
2 |
2,57 |
31-18 |
VEN |
3 |
4 |
2,77 |
46-19 |
|
||||
PAÍS |
O |
A |
E |
AVE |
CUB |
193 |
90 |
2 |
993 |
PUR |
189 |
80 |
4 |
985 |
VEN |
185 |
80 |
5 |
982 |
|